Calígula

Calígula es una de las mejores películas del cine. Todo comenzó cuando Franco Rosselini, sobrino de Roberto, decidió producir una película sobre el emperador romano Calígula. Para eso llamó a Gore Vidal, importante escritor, guionista y gran conocedor de la história romana, para escribir el guión. Pero Franco quería lo mejor y para tanto no tendría dinero. Fue entonces que él tuve la feliz idea de llamar a Bob Guccione, creador de la revista Penthouse, para producir la obra. Guccione aceptó con satisfación y viajó hasta la casa de Vidal para hablaren sobre las ideas que ellos tenían. El actor británico Malcolm Mcdowell fue elegido para interpretar el emperador, así como Peter O'Toole fue elegido como Tiberius y Sir John Gielgud como el senador Nerva. Para crear el escenario y lo vestuario, Guccione llamó a Danilo Donati, socio de Pasolini. Pero faltaba el director... quien podría ser el director de la obra? Gracias a un amigo de Vidal, Guccione, después de piensar en John Huston y Lina Wertmuller, eligió a Tinto Brass, el hombre que habría realizado Salon Kitty en 1976. Pero Brass hizo alteraciones en el guión que dejó Vidal insatisfecho y por eso él perdió para si retirar del proyecto. La película quedó pronta en diciembre de 1976 y el proceso de montaje comenzó en el inicio de 1977. Pero, antes de eso, Guccione dirigió, al lado de Giancarlo Lui, unas escenas de sexo explícito que pensaba incluir en la montaje. Para eso, expulsó Brass de la sala de montaje y montó él mismo al lado del montador Nino Baragli, colaborador habitual de Fellini y Pasolini. Hasta hoy Brass no perdona Guccione por eso. Pero la película quedó muy buena y por eso Guccione estaba con la razón todo el tiempo. Las escenas de sexo, principalmente aquella lesbiana entre las pets Anneka Di Lorenzo y Lori Wagner, son las más bellas escenas eróticas de la história del cine.
Calígula es una de las pocas películas a retratar los costumbres de la Roma pagan con total realismo (pero aún existe la película Messalina, Messalina, rodado en 1977 con el mismo escenario de Calígula y con las diosas Anneka di Lorenzo y Lori Wagner en los papeles principales). Una obra maestra como pocas que existe...

Esta no es otra película erótica cualquiera de ese director obsesionado por los traseros femeninos llamado Tinto Brass. Esta vez el lujurioso genio italiano separa de forma brillante el concepto narración y pasión y propone un juego tan divertido como odiosamente perfecto. Reconstruir al emperador Calígula de una forma que solo se podría rodar: Esplendor, decadencia y mucho sexo de forma elegante tanto que a medio camino entre hardcore y softcore se recrea para crear secuencias tan inolvidables como la de la noche de bodas. . Atención a Malcolm McDowell ya que su interpretación es soberbia. La primera vez que vi esta OBRA MAESTRA (no entiendo el porqué de su cinco de nota media) me quedé encantado porque recrea de forma inolvidable el imperio romano en su máximo esplendor. Calificada de drama erótico (- ¿y por qué no drama histórico? me pregunto yo) es una película que rompió tabúes en plenos años 70 y que está considerada un titulo imprescindible para los que sabemos valorar una buena película con alicientes sexuales en la trama.

Caligula (Malcolm McDowell) está deseoso por saber si su padre adoptivo el emperador Tiberio (Peter O´Toole) va a nombrarle sucesor. Tiberio reside en Capri, aquejado de sífilis y rodeado de un harén de orgías y sadismo, concebido para satisfacer sus deseos sexuales más ocultos. Caligula emprende con el jefe de la guardia pretoriana Macro (Guido Mannari) la maquinaria para suceder a Tiberio, en contra de su nieto Comodo (Bruno Brive) y heredero directo de sangre. Al hacerse con el anillo de Emperador sin esperar siquiera la agonía de su predecesor, Caligula empezará un reinado no ausente de horror, perversión, asesinato y totalitarismo, por lo que llegará a proclamarse un dios. Su lado humano lo muestra al amor incestuoso que siente por su hermana Varinia (Teresa Ann Savoy) aunque acaba casándose con Cesonia (Helen Mirren), una mujer de mala reputación. Mientras el vicio y la tortura consistentes en orgías y juegos de sangre, sucediéndose en palacio día tras día, las deudas empiezan a crecer en Roma.

Bob Guccione, directivo de la revista Penthouse movió montañas para hacer realidad a la pantalla vida de uno de los emperadores de Roma con más mala fama y reputación que haya habido en la Historia de la Civilización Antigua. Contó con un guión del novelista Gore Vidal (Whasington D.C) y fichó a Tinto Brass, realizador italiano muy popular por recrearse en primeros planos de traseros femeninos y suntuosos decorados construidos en cartón piedra. Sus películas más destacables en el género erótico (no olvidemos que en 1967 realizó un drama titulado “Col Cuore in Giola” interpretado por Jean Louis Trintignant) son “Salon Kitty” (1976) y “La Llave Secreta” (1983) ambientada en la Italia de Mussolini.

La empresa pseudo-porno de mr. Guccione tenía que acabar bien. Contó con el reparto principal de actores británicos ya reconocidos en el panorama cinematográfico; desde Peter O´Toole (como acascarrabiado y furioso Tiberio); Malcolm McDowell (después de “La Naranja Mecánica”, con su faceta de Caligula, se encasillaba aún más en papeles de payaso sádico y pervertido), el gran y shakeasperiano Sir John Gielgud (interpretando a Nerva, consejero de Tiberio, y tal vez el único personaje honesto y bondadoso del film que predice la ola de terror que se devastará Roma, antes de cortarse las venas). Son secundados por una desconocida Helen Mirren, John Steiner (que participó en “El Bosque del Lobo” de Pedro Olea) y Paolo Bonaccelli (otro que se las daba de sádico en “Salò o los 120 días de Sodoma” de Pier Paolo Pasolini).

Película que muestra la ascención al poder del joven Calígula, sobrino de Tiberio, por medios que según la historia, fueron de uso corriente (me refiero al asesinato, la confabulación, el engaño, etc. etc.). Según su productor, Bob Guccione, se trataba de presentar una Roma plena de un erotismo sincero, diferente a aquella que se convirtió en la "santa sede" en la que se empieza a sancionar tales prácticas como pecaminosas y dignas de castigo. Hay en efecto sinceridad en todo, incluso en el sexo (que no es malo porque todos lo practicamos), esplendorosos decorados, grandes actores. Mi sinceridad como espectador me dice que es una película excelente.

Poco se puede añadir a la estupenda crítica de jastarloa. Pero claro, uno tiene que juzgar la peli por lo que es, por el resultado. Y el resultado es este engendro desagradable, brutal y absurdo. Me da igual si la culpa es del productor o si se malogró el que podía haber sido un buen guión de Gore Vidal. Lo que se estrenó fue un producto infumable. Pudo servir para colar un toque de porno en el cine de alto presupuesto (?) y repartos estelares, y poco más. De todas formas tampoco me creo que fuera el productor quien convirtió una película potable en una vulgaridad pornográfica. La prueba está en las escenitas que rodaron con Peter O'Toole, quien sin duda, versátil como es, se lo pasó pipa.

En fin, que la cosa esta de Calígula puede funcionar como rareza, como excentricidad, pero como cine, no.