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El discurso del Rey

Drama El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca. (FILMAFFINITY)
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Críticas 343
Críticas ordenadas por utilidad
18 de diciembre de 2010
48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay duda que estamos ante una de las mejores interpretaciones masculinas de este año (por no decir hasta el momento que escribimos está crítica, la mejor).

Su nominación al Oscar es segura y, probablemente, será el ganador. Estamos hablando de Colin Firth. Un actor cuya delicadeza y matices que aplica a su interpretación convierten un personaje real (en ambos sentidos), histórico, complicado por “su defecto del habla” y su propia personalidad y no tan conocido para el espectador que sea fuera del ámbito anglosajón (a pesar de haber sido Rey) en un personaje cçálido y cercano para el público. Éste empatiza con él.

Pero a pesar de esta glosa sobre el Mr. Firth no hay que dejar de lado que para ello cuanta con un guión y una dirección sólidos que envuelven la carcasa de esta historia basada en hechos reales.

La dirección de planos que utiliza el Director mostrando la evolución de cercanía-lejanía entre los dos principales personajes según el momento de aprendizaje y de negación o reconocimiento de los progresos en la actitud de Bertie (Jorge VI) no sólo ante su tartamudez sino también del ciudadano corriente del cual no tiene conocimiento ni relación.

También es destacable una perfecta ambientación y un diseño de producción nada desmerecedores.

No debemos olvidar nombrar a los otros dos actores que sobresalen. Geoffrey Rush como “Pigmalión” del Rey con ciertos toques que nos recuerdan al Profesor Higgins en “My Fair Lady” y una muy acertad Helena Bonham Carter con una simbiosis con la “abuela” de Gran Bretaña, la Reina Madre, quizá el personaje más cercano y conocido para nosotros. Ambos suenan como nominados a los premios de la Academia.

El conjunto de todos los elementos anteriores hace que estemos ante una buena película, notable y muy apetecible de revisar en VO.
namusi
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27 de diciembre de 2010
39 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discursiva y elegante.
El discurso del rey no parece lo más atractivo sino su encaminamiento. Las ataduras del guión histórico permiten a uno saltarse el análisis de la idea. Más allá del guión, la simpatía por los personajes rozan la perfección y se adelantan como arietes.

La naturaleza excelsamente británica hacen del humor pieza clave en el desarrollo del fundamento. Pero la esencia del film reside en las interpretaciones, sin duda.

Firth vuelve a estar impresionante tras "Un hombre soltero", es quien marca el ritmo y las pautas a la película, y le acompañan dos grandes como Rush y Bonham Carter.

Imperdonable el visionado con doblaje, las voces originales hacen tanto por su bien como por el propio ser de la cinta. El ritmo es asombroso, el humor, benévolo. La dirección es clásica e interesantemente moderna en ciertos planos.

Estupenda película que permitirá que Colin Firth, por fin, sea premiado como se merece.
Javier Moreno
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6 de marzo de 2011
47 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pregunto si un actor sabe cuando le ofrecen determinado tipo de papeles que le están ofreciendo un Oscar seguro. En este caso Colin Firth no podía tener la menor duda; el papel cumplía con dos bazas fundamentales para ganar el codiciado muñequito: es un personaje real (ya van unos cuantos reyes oscarizados, es una apuesta casi segura) y es un personaje con tara física. Un caramelito, vamos. Cierto es que Firth es un gran actor y lo ha demostrado de sobra a lo largo de su carrera pero creo sinceramente que cualquier intérprete con un poco de técnica y oficio lo hubiera ganado igual con ese papel.

En cuanto a la película para mí no pasa de correcta. No soy capaz de ver esa grandiosa historia que otros dicen haber visto y que también la Academia ha valorado. Es técnicamente perfecta, muy british, con una ambientación maravillosa, pero fría, incluso caricaturesca. Bien es verdad que las monarquías son una caricatura en sí mismas, totalmente grotescas y ridículas. Tal vez por eso las historias personales de sus protagonistas conmueven tan poco. Y es tan difícil hacer ficción con ellas sin caer en su misma ridiculez!

O no es ridículo que cuando el mundo se enfrentaba a la guerra más sangrienta de la historia en la que millones de personas iban a morir, este señor que representaba a una de las más grandes naciones estuviera prácticamente obsesionado con no tartamudear en un discurso? Y bueno, que estuviera él mismo tiene un pase, pero que todo el mundo a su alrededor, Churchill incluído, estuviera igual de preocupado, ahí, aguantando la respiración, con una tensión que no veas... no sé, cuesta tragarse ese sapo. Digo yo que Churchill tenía cosas bastante más importantes por las que aguantar la respiración en aquellos días.

Nosotros, sin ir más lejos, tenemos un rey que tampoco es que hable como los ángeles, y sin embargo nos lee tranquilamente todos los años un discurso de navidad sin que se le vea pestañear ni pasar la menor vergüenza. Todo el mundo hace como que no se da cuenta y ya está. De momento nadie ha dicho aquello de "El emperador está desnudo". Con la realeza la cosa va así. Por muy el imbécil que hagan todos miramos para otro lado, tosemos discretamente para disimular nuestro azoramiento y a otra cosa, mariposa.

Por cierto, tengo una curiosidad: ¿habrá algún rey en el mundo que sepa hablar correctamente? O irá en el cargo hablar como el culo?
Talía666
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28 de febrero de 2011
46 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque a veces parezca lo contrario el cine sigue vivo. Todos los años nos llegan de diferentes puntos del globo buenas películas pero en muchísimas ocasiones resulta difícil acceder a ellas por las vías convencionales. No se proyectan en los cines, apenas se les menciona en los medios al uso. El amante del séptimo arte tiene así que indagar por su cuenta y descubrir dichas obras por si mismo convirtiéndose estas en algo privado disfrutándose en la sombra tan ajenas al reconocimiento del espectador medio.

En el otro lado de la moneda nos vemos inundados por el convencionalismo. El cine como fenómeno de masas sigue moviendo hoy en día mucho dinero y detrás de cada proyecto estándar bullen los intereses económicos de manera muy poderosa. Las productoras tienen el poder de la disuasión a través de la publicidad y de la distribución y así van acaparando con las producciones que llevan su sello las salas de proyección, los medios de comunicación y las entregas de premios último eslabón de una cadena alimenticia estudiada al detalle.

Partiendo de estas premisas es del todo comprensible que una película tan previsible como El Discurso del Rey haya sido la gran triunfadora de este año. Triunfadora a todos los niveles tanto comerciales como publicitarios y agasajada con todo tipo de premios y parabienes. Sin embargo se trata de una película muy mediocre. El cine, como arte que es ha de ser evolutivo y El Discurso del Rey nace como una película muy antigua estancada en el pasado. Rodada tal y como se nos presenta hoy hubiera sido una correcta película clásica para ser exhibida en la que fue por otra parte una de las eras doradas del cine: los años 40 o tempranos 50 a lo sumo. Y ni siquiera en esa época hubiera destacado por encima de la media. Adolece de un terrible e insubsanable defecto, antes de verla ya tienes la sensación de haberlo hecho y eso es lo peor que le puede pasar al cine entendido como el arte que pretende entretener, sorprender o emocionar al espectador.

Y como summum de un año cargado de triunfos, el tío Oscar ha venido a rendirle a su vez a este Rey caduco su pleitesía en una ceremonia donde había una vez más un elenco de películas a concurso que eran en general bastante más notables. Se demuestra así como ya viene siendo habitual lo insustancial que se ha vuelto la que antaño fuera la gran fiesta del cine. Todo es estancamiento y repetición en el viejo Hollywood y no hay síntomas de recuperación para los años venideros. Habrá que seguir redescubriendo el cine en las esquinas del talento escondido mientras el tío Oscar recubre sus triunfos con una falsa gloria de mediocridad y decadencia.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
Wild In Love
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25 de febrero de 2011
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la típica película de época, de buena factura, brillante en términos de fotografía, excelente ambientación y correctas actuaciones. Es decir todos los elementos para ser nominada y re contra nominada al Oscar.
No se puede decir que es una mala película: entretiene, esta bien hecha y por nada me arrepiento de haberla visto. La actuación principal es bastante buena y le da credibilidad a la película.
Pese a todo, como buena película con el molde Oscar de los últimos 20 años, conmueve poco, no provoca mayores emociones, resultando una película es fría. Es una historia distante, bien contada, pero no logra involucrar al espectador. Al final uno sale de la sala, habiendo pasado un buen rato, pero sin mayores cuestionamientos.
Jinx_888
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