Mi vida sin mí

Justamente aquello que nadie se quiere imaginar se lo imagina y lleva a la pantalla Isabel Coixet. Un tema difícil de tocar... pero excelentemente tratado.

Canadá. Un frío que no cesa. Una mujer joven aunque con mucha vida a sus espaldas... ¿qué pasará cuando ella no esté?

Brillante largometraje en el que se observan algunas de las derias y excentricidades (la peluquera de trencitas fan de Milli Vanilli es el mejor ejemplo) de una directora formidable. La elección de la banda sonora, el tratamiento del color, el reparto de actores, los encuadres, los diálogos y tantas otras cosas son realmente destacables.

La versión en DVD contiene valiosos cortes no incluidos en el la versión final que se proyectó en los cines. Aunque no se puede encontrar nada comparable a la preciosa y delicada escena de la lavandería.

Tras la agradable sorpresa que me produjo ver La vida secreta de las palabras, he ido hacia atrás y he recuperado ésta, su anterior película. Lamento no haberlo hecho antes y me inquieta pensar que podía no haberla visto nunca.

Isabel Coixet está yendo por caminos que nadie ha hecho y, con modestia y sencillez, nos toca el corazón y nos emociona pero sin provocar un gran dolor, porque evita ser trascendente y siempre busca un punto de vista un tanto positivo.
Sus personajes sufren pero también ríen, nadie está siempre en un extremo o en otro, a menudo hay una luz en algún sitio por la que ver algún camino.

Y el camino señala que la vida sin uno mismo también es posible.

Un dramón de esos que te dejan roto casi desde el principio. Pero sano, no el típico drama por el drama, sino una película del resto de una vida en la que se narra una manera de afrontar la muerte en los últimos momentos de tu vida. No es "la" manera, sino "una" manera con la que, sin embargo, empatizas bastante (al menos yo).

El ritmo del film es el apropiado, te mantiene casi en un vilo durante todo el film mientras te vas preguntando y respondiendo cosas a la vez. Dureza realista impactante.

Las interpretaciones son bastante buenas, aunque en este tipo de pelis las he visto bastante más convincentes, más reales y creíbles. Pero este largometraje es, sin duda, una gran joya, con una dirección soberbia.

Simplemente muy buena.

Este sin duda es un film tenía lo necesario para recargarse melodramáticamente, enfrentar al especatador con situaciones íncomodas y generar la lágrima fácil. Por suerte la impecable directora Isabel Coixey y su equipo no cayeron en la tentación y dieron un testimonio doloroso si, pero en ningun momento maniqueo y por demás de sensible y lírico.
La historia de Ann es muy dura y por demás de triste y angustiante, pero no cae en los excesoso melódrmaticos ni en las convenciones del cine que recrea enfermedades terminales y contiene esceneas y ambientes más que originales y sugerentes, crea climas de calidez y posee la magia de la auténtica emoción.
Es cierto que el guion es excelente(no así en las partes en que la magistral Polley no dá sus discursos que se sobrecargan un poco), al igual que la dirección de la Coixet, también es verdad que sin el aporte de la extraordinaria Sarah Polley no sería lo mismo, su desgarradora actuación le dá valor al film, sus ojos son imborrables. El resto del elenco está soberbio: Mark Ruffalo ( gran actor), Scott Speedman, la gran Deborah Harry y Amanda Plummer están fantásticos.
Uno de esoso films que hacen llorar a uno con mucho gusto y sabiendo que su historia lo pedía.

Al igual que con cualquier tipo de música, si no elegimos el momento adecuado, una película puede provocarnos rechazo. Es por esto, que deberiamos prepararnos al menos con alguna pincelada, sin desvelar totalmente el argumento, para lo que vamos a ver.
Una vez hecho esto, podremos disfrutar de una historia de sufrimiento perfectamente contada, de la soledad de una heroína y, de algo que planea sobre la mente del espectador durante toda la cinta: ¿ podría yo reaccionar como ella?
Algún detractor de este tipo de películas, como la reciente "mar adentro", podría hacerse la siguiente reflexión: si el cine es entretenimiento y diversión, ¿ por qué sufrir con premeditación?. Creo que la respuesta está en nosotros mismos, en nuestra capacidad para analizar situaciones límites de la vida real y, en el propósito final del director, convertirnos en espectadores activos con la oportunidad de pensar.