La masacre de Toolbox

Angela Bettis se pasa la peli dando vueltas por el hotel investigando una historia durante la cual estás siempre pensando "¿que coño le importa a la tia esta lo que pase?", "¿ por qué no deja la investigación a profesionales?", "¿ le gusta jugar a encontrar tumbas y escalar a lo Lara Croft?". Mención aparte merece la secuencia en la que la protagonista encuentra una trampilla en el suelo de la zotea, la abre y literalmente se lanza en un impulso de puenting sin cuerda, sin ni siquiera asomarse antes para ver si la caida que le espera es de 2 o 20 metros, asi que en un salto de buena fe se pega un hostión contra el suelo del que luego se pasa un tiempo doloriendo. Sin duda alguna una de las secuencias más interesantes de la cinta que nos hace plantearnos la insensatez de la protagonista.

A parte de este salto, poco más que comentar, la peli en general aburrideta, no pasa casi nada, un par de muertes insipidas y un final bastante mejorable. Se ve tan pronto como se olvida.

Lo mejor: El final, porque el resto de la peli es flojísimo.
Lo peor: Es monotona y poco variada. Las muertes no molan.

Scream Queen, es uno de esos términos surgidos del terror, se pueden recordar grandes actrices que evocan este cliché, o conocidas películas donde se lucen mujeres que nunca hicieron otra cosa que correr y gritar con más o menos ropa, con más gracia o atractivo, cualquier cosa sirve, pero ahí están, rellenando planos y memoria histórica en películas y personas.

Pero claro, pensando una cosa he caído en la cuenta de otra, aquí las reinas invitadas... ¿Gritan? ¿Sufren como condenadas? ¿Sufrimos los espectadores por ellas? No, claro que no, es una película a la que dedicar tu valioso tiempo a sabiendas de encontrarte ante otra más y no una iluminada entre cientos.

Unos recién casados se deciden mudar a un mítico edificio de viviendas de alquiler, lleno de agujeros por las obras y de futuros actores y actrices en pleno estado de ensayo perpetuo. Tiene un casero propio, que se escurre cual babosa de cualquier problema y su peluda mano derecha o puede que izquierda, de aspecto sospechoso, para solucionar desperfectos. Lo comenzamos a tener todo dispuesto, una menuda y entrometida protagonista, vecinos ruidosos que ayudan a intrigar, un anciano que habla en clave y desapariciones. La lavandería, en el sótano (algún día me atreveré a preguntar el por qué) y el mal, escondido. Luego están los infortunios, cómicos finales para las estrellas de segundo grado y todo tipo de errores de manual que no hacen más que acelerar el pago del cheque por trabajo terminado.

Se supone algo cierto, el horror se nos escapó de las manos, el error es buscarlo por algún sitio concreto, si nos necesita, nos encontrará. Ahora toca reírse.

Así presenciamos un acto tras otro, qué es eso que asoma en nuestro rostro, tal vez una sonrisa al ver la trampa que trampea con el humano, una pérdida de interés ante cualquier nauseabundo intento de demostrar lo aniquilador que es este mal, ciertamente una decisión tomada de antemano, mejor tener lavadora propia, pasar de los vecinos y nunca, repito nunca, hacerse con los planos del edificio. A parte de averiguar que la casa de al lado es más grande aunque el casero insistiera que no, que todas eran iguales. Si tienes que morir, que sea siendo un ignorante y no un envidioso.

Ante gritos pasivos, muertes calculadas y misterios poco apetecibles, yo me obsesioné con la colada, y el por qué una de las lavadoras sólo lavaba en caliente. Cuando poco esperas, algo sacas. La conclusión final... edificios viejos con equivalencia de peligro. Monstruos ocultos con agravante de fealdad. Policías sin sentido de ley. El cuatro como número clave. Y mujeres, cómo no, dispuestas a morir con la ropa limpia puesta.

La verdad que la película no da terror ni miedo ni sustos. Eso que me gusta la idea de un lugar secreto en un edificio, hecho por un loco que hacía magia negra, pero esta película... no hace nada bueno con esa ideita.
Las actuaciones son lo único de terror. La explicación de porque el asesino asesina brilla por su ausencia, mejor dicho todas las explicaciones brillan por su ausencia (que no voy a profundizar para el que no vio la película).
Es realmente patética y no crean que no me gustan las películas del genero (como mínimo me entretienen) pero esta está fuera de los limites.
Para colmo, en Argentina la película se llama "terror en el piso 13" Y LOS PROTAGONISTAS VIVEN EN EL PISO 2!!!! (como mucho el edificio debe tener 7 pisos)
Eso si, aunque sea uno puede estar sentado mirando la peli, y no se desespera de aburrimiento (si se desespera, es por ver una película tan estupida).

Vaya edificio, no hay una persona normal! Independientemente de esta pequeña reflexión, la verdad es que la peli es otra de esas de sustos (ni miedo ni terror ni otra cosa). Funciona a base de un cambio rápido de plano o una escena rápida con una subida ensordecedora del sonido. Claro, así todo ser humano se asusta por narices, aunque lo esperes.

Lo mejor (si es que hay algo bueno), son los toques gores de la cinta, algo que parecía prometer el título (aunque yo hubiese preferido un título en castellano más fiel al original, algo así como "Los asesinatos de la caja de herramientas", dónde va a parar!)

En fin, no es necesaria verla...

La propuesta nos ofrece una historia donde una joven debe investigar los misteriosos sucesos que ocurren en el edificio al que acaba de mudarse con su pareja.
Como es de esperarse, aparece un variado cúmulo de personajes sospechosos a los cuales se les puede echar la culpa.

En la primera parte de la cinta se van presentando los personajes, la protagonista va explorando el siniestro edificio y va enterándose del pasado que aún puede que esté latente en ese macabro lugar donde ha decidido ir a vivir. Por tanto asistimos a situaciones que generan misterio, las cuales invitan al espectador a realizar hipótesis sobre el por qué de lo que sucede y sobre la posible identidad del villano.

Ya cerca del desenlace, la cinta entra a desarrollar más el cine gore, con muertes violentas y explícitas. Allí es cuando la película se pone más truculenta, ya que como el título del filme indica, los crímenes son llevados a cabo con martillos, taladros, destornilladores, pistolas de clavos y demás herramientas.

La ambientación es un punto a favor dentro de la cinta, pues tanto la fotografía amarillenta como la oscuridad y la sordidez de los escenarios provocan climas sugerentes para que el espectador esté atraído desde lo visual.

Claro que la historia tiene sus baches y que al final el desenlace fuerza el sentido común, como la mayoría de las cintas de estas características. No es un defecto menor que el argumento sea bastante inverosímil. Es una pena, porque por allí le quita enteros a la valoración numérica del final. No obstante ello, el entretenimiento está garantizado mínimamente si uno no es muy exquisito y exigente.