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El sindicato del crimen

Intriga En el Nueva York de los años 30, dos trabajadores de un nightclub se ven forzados a colaborar con una famosa banda de gángsters. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2012
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film que narra la lucha de la policía para desenmascarar al sindicato del crimen, repleta de protagonistas secundarios competentes y el estreno como actor de reparto de Peter Falk.... el cual está inconmensurable.
No me extrañaría nada que en las pelis sobre mafia rodadas en los 70/80, muchos actores y directores bebiesen de su interpretación. Es prodigioso verle eliminar personajes molestos, sobre todo en la escena que inicia el film.

Una pega le pongo...
Pese al vestuario no te quitas la sensación de finales de los 50, y eso que transcurre a mitad de los 30. Un bigote a lo Clark Gable, un poco de gomina y unas chicas más naturales sin tanta pestaña postiza hubieran redondeado la función.
Telesfora01
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10 de junio de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primer largometraje de Stuart Rosenberg, que sin embargo no la terminó, al solidarizarse con una huelga de actores convocada ese mismo año, circunstancia que hizo necesaria la intervención de Balaban, si bien el grueso de la película corresponde al primero.

Se trata de un filme ambicioso, por cuanto trata de retratar la evolución de los bajos fondos neoyorkinos durante las décadas de los 30 y los 40, centrándose en la consolidación de unas estructuras criminales sólidas y organizadas, capaces de infiltrarse en los principales centros y agentes económicos (puertos, camioneros, casinos, sindicatos, etc), al tiempo que perfeccionan sus mecanismos de extorsión y asesinato por medio de su asociación indirecta con bandas de sicarios. Este es el vínculo que se muestra a propósito de la relación que al comienzo del filme establecen el jefe mafioso Repke y el violento y desequilibrado sicario que tan bien interpreta Peter Falk.

Ambientada en Browsville (Brooklyn, Nueva York), la película adopta la ya clásica fórmula documental, haciendo uso de intertítulos iniciales (que advierten de la verosimilitud de los hechos y personajes), de una ocasional voz en off, e incluso de algunas fotografías; todo ello implica cierta rigidez y distancia sobre la historia, aunque no se ahorran momentos dramáticos y violentos, la mayor parte de los primeros encarnados por el matrimonio de Joey y Eadie (fatalmente atrapados en el engranaje criminal) y los segundos por el personaje que encarna Peter Falk, quien también cuenta con las mejores frases de un guión que resulta meramente correcto, y que resuelve de forma un tanto rutinaria la investigación del fiscal (que ocupa la segunda parte del filme), además de proponer un final un tanto brusco y precipitado.

Bien fotografiada, con menos contraste de lo usual en las décadas precedentes pero sin renunciar a la iluminación dramática en determinados momentos, destacan las secuencias de los asesinatos, dos de ellas precedidas por un gran picado, y que en cualquier caso demuestran un apreciable dominio de la narración visual (sobre todo la secuencia inicial y la del asesinato del quiosquero).

En conjunto un debut muy apreciable por parte de Rosenberg, que a pesar de las debilidades ya mencionadas, consigue una película francamente interesante y bien realizada.
Quatermain80
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14 de agosto de 2023
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Fue la primera película de Stuart Rosenberg, perteneciente a una generación de directores norteamericanos, de ideología liberal, que se forjaron en la televisión. En el caso concreto de Rosenberg se encargó de la realización de episodios para seriales tan exitosos como Los defensores o Los Intocables.

En los créditos de El sindicato del crimen ésta aparece co-dirigida por Stuart Rosenberg y por Burt Balaban, productor del film. Esto es así, porque el realizador abandonó el rodaje de la película en apoyo de la huelga promovida por el Sindicato de Actores de Cine. Por ese motivo, Balaban optó por reiniciar y terminarla, lo que se traduce en una trama que evidencia un claro desequilibrio narrativo, como sí se nos ofrecieran dos películas diferentes en una misma historia, pero también una cierta descompensación en lo que se refiere al tratamiento dramático que presenta graves desniveles de intensidad conforme avanza la acción.

Hasta prácticamente la mitad del film se nos ofrece un drama policiaco al uso, muy sólido, en el que se nos cuenta las peripecias de este cantante en paro, interpretado “esforzadamente” por Stuart Whitman, que debe colaborar obligatoriamente con unos asesinos a sueldo en sus trabajos, a cambio de saldar un préstamo que no puede pagar a uno de ellos (un genial Peter Falk). Hasta aquí la historia resulta entretenida, interesante y narrada con suspense, agresividad y gran intensidad dramática.

Sin embargo, a mitad del film, aparece una voz en off que va narrando diversos sucesos, a modo de reportaje periodístico, al estilo de otros films policiacos ofrecidos también en formato semi- documental como Yo creo en ti (1947) de Henry Hathaway o La Calle sin nombre (1948) de William Keighley. El argumento también da un giro brusco cuando el drama personal del personaje interpretado por Stuart Whitman pasa a un segundo plano y se nos ofrecen los esfuerzos por parte de un policía y una especie de Elliot Ness por desarticular al sindicato criminal. En esta ocasión, lo que se busca es alguien que “cante”, un soplón que les ayude como testigo en su empeño, lo que nos evoca claramente un film de culto posterior como es Los secretos de la Cosa Nostra.

Aquí la película gana en calidad debido a la interpretación de algunos secundarios pero sobre por la gran creación de Peter Falk (el famoso teniente Colombo) que hace una interpretación impactante e inolvidable de un criminal psicópata, que nos recuerda al De Niro de Uno de los Nuestros o Malas Calles. Pese a ese desajuste narrativo, se trata de un film bastante reivindicable, cuyo olvido o desconocimiento por parte de los cinéfilos o aficionados al género resulta bastante injusto, muy bien realizado (la puesta en escena resulta excepcional), que nos ofrece momentos dramáticamente muy potentes y con un Peter Falk magistral e inolvidable. Un 6.
Mag61
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