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Bahía de Sangre

Terror. Intriga Una bahía, objeto del deseo de diversos personajes ambiciosos, será el espacio fatal donde se producirá una cadena de muertes causadas por sádicos asesinatos. Al parecer, una trama de oscuros intereses es el motor que impulsa una rueda criminal implacable. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
15 de marzo de 2009
34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante una película como "Bahía de sangre", no puedo hacer otra cosa que deshacerme en halagos.

Hasta el momento, no había visto de Mario Bava más que "La muchacha que sabía demasiado", y no podía intuir o dilucidar cuales eran sus planteamientos entorno a la temática que ofrece el 'giallo' con tan sólo un film visto, pero tras observar como se desenvuelve en "Bahía de sangre", me arriesgaría y me atrevería a decir que aquí el cineasta italiano se la jugó. Que sabiendo que era una de sus últimas oportunidades para realizar algo grande, decidió agarrar las premisas base del género que manejaba y lanzarlas por la borda, prescindir de ellas mayormente para componer una cinta donde en su primera media hora simple y llanamente nos topamos con una presentación de los mútiples personajes que intentarán echar algo de luz sobre ese misterio que atañe a la bahía.

Acto seguido, Bava sigue echándole cojones al asunto, y no sólo se decanta por introducir cuatro personajes con el mero cometido de ofrecer al espectador lo que busca, sino además se come a bocados lo que podría haber sido un desarrollo arquetípico: ni hay protagonista (aunque lo pareciese de buen principio), ni hay investigación (o mejor dicho: no nos la muestran del modo en como se solía prestar), ni hay indicios sobre quien o quienes podrían ser los que estuviesen detrás de todo, por lo que el espectador termina por dejar que el desconcierto y la extraña situación hagan mella en esa ocasión, esperando a ver en qué desemboca el final.

De ese modo, Bava se ventila, nuevamente, y dando otro apretón a la tuerca, un último tramo en el que revienta otra vez las convenciones para otorgar una conclusión negrísima, una conclusión acorde con las claves que nadie había sabido interpretar tan bien, y es que el 'giallo' no es sólo atmósfera y sanguinolencia, también es tomárselo con humor, riéndose, carcajeándose, y eso hizo el italiano. Sencillamente fenomenal.
Grandine
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8 de febrero de 2009
27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bahía de sangre es una película importante por varios motivos. Para empezar, es una de las precursoras más claras del exitoso subgénero slasher, del cual deja marcadas algunas de sus constantes más recurrentes en la genial y gratuita subtrama de los ingenuos veraneantes prestos a calmar hormonas al calor de la citada bahía. Cunningham y cía., muy listos ellos, plagiaron sin rubor algunas de sus escenas más logradas en la célebre Viernes 13, la más evidente aquella que ilustraba un brutal y supererótico homicidio perpetrado con una enorme lanza tribal. Se había formado una de las franquicias más rentables y divertidas del cine de terror, pero sigamos con Bava.

Bahía de sangre también es una de las obras más violentas e incorrectas del italiano, señalando quizás el inicio de un periodo de madurez que no llegaría a desarrollarse en el futuro, o al menos no como uno hubiera esperado. Y digo madurez no tanto en un nivel narrativo o estético (donde ya tiene un control absoluto) como en una notable falta de pudor a la hora de abordar el sexo y la violencia. Efectivamente, aquí hay, creo que por primera vez en su filmografía, desnudos integrales de algunos personajes y, sobre todo, una forma de filmar los asesinatos contundente y bestial. Lo expeditivo de estos crímenes crearía escuela en todo lo que viene siendo el terror moderno, para alcanzar desagradable protagonismo en los desquiciados carriles del gore. Ello, no obstante, implicó también la pérdida de sutileza que lo había caracterizado hasta entonces (evidenciada, también, en esa recurrencia excesiva a los obsoletos zooms), aunque las posibilidades expresivas seguían siendo enormes.

Pero si por algo ha alcanzado categoría de clásico este peliculón es porque resume perfectamente el corpus temático de su autor: en un hábil juego de apariencias estructurado según una lógica de ocultación informativa nada inocente, Bava expresa su opinión sobre el ser humano con claridad meridiana: es mentiroso, vengativo, codicioso, cruel e irremediablemente estúpido. Hay mucho secundario a modo de camelo, pero todos, absolutamente todos los personajes, implicados o no en su envenenada trama, están dibujados con colores duros y cenicientos (como la atmósfera) que apenas dejan vislumbrar un perfil benigno de personalidad. De ahí que el final, a todas luces inverosímil, resulte tan estremecedoramente eficaz. En ese limbo de aguas putrefactas donde se empantanan tan viles criaturas sólo la inocencia, corrompida, puede poner algo de orden y devolver a la naturaleza su equilibrio natural.

Un Bava mayor, en definitiva.

Lo mejor: la violencia.
Lo peor: algún detalle estético pelín tosco.
nachete
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30 de diciembre de 2010
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es posible, como señalan algunos, que otras películas anteriores de Bava contengan ya el perfil genético del “giallo”, pero después de ver “Bahía de sangre” le queda a uno la sensación de haber asistido a lo que podría considerarse la auténtica apoteosis del género. “La muchacha que sabía demasiado”, pese a su atmósfera tenebrosa y enrarecida, es todavía demasiado “naïf” y convencional, lo más terrorífico que contiene es una canción de Adriano Celentano y la poca sangre que puede verse en ella carece del color y la densidad de la que sí corre en “Seis mujeres para el asesino”, mucho más morbosa, chillona y abigarrada, es cierto, pero montada todavía como un juego arquetípico de caza y captura de un enigmático y escurridizo criminal, con sus pistas y sus sospechas y su correspondiente revelación final. En “Bahía de sangre”, sin embargo, asistimos a la plena madurez del “giallo”, el momento en que uno de sus más señeros representantes pone deliberadamente al descubierto no solo sus patrones formales y argumentales sino también, por si fuera poco, su propio antídoto crítico.

Para disfrutar del “giallo” hay que aceptarlo tal como es: un género hiperbólico que, como la lente de un microscopio, actúa por énfasis y exageración, sigue avanzando allí donde otros se detienen y muestra hasta el último detalle de aquello que podríamos muy bien pasar sin ver. “Bahía de sangre” no es el primer “giallo” y podríamos discutir si es la mejor o más representativa de sus muestras, pero es una película que, de modo consciente, lleva hasta sus últimas consecuencias las directrices estilísticas del género, mostrando y exacerbando hasta la última de las nervaduras de su tramoya y personajes característicos. Lo que se nos devuelve es una imagen sobreexpuesta o pixelada del “giallo” en la que éste llega a su cima y se convierte, al mismo tiempo, en algo completamente distinto: se acabaron las turistas ingenuas o los bienintencionados investigadores, las pistas serán falsas o gratuitas, buena parte de las escenas violentas serán tan extremas, imaginativas y desmelenadas como accesorias y lo que menos importará será la identidad de un asesino que ni es un psicópata ni mata por placer a unas víctimas ruines o idiotas con las que va intercambiando su papel y que son tan responsables como él de su propia destrucción.

Porque “Bahía de sangre” es, en el fondo, un sarcástico y nihilista retrato de las bajezas humanas y de la inanidad de sus aspiraciones. No se esconde un monstruo bajo la máscara del asesino, nos dice Bava, sus auténticos móviles son sentimientos estremecedora y ridículamente humanos: la codicia, la vileza, la venganza. De ahí que esta catarata de inútiles sacrificios a la estupidez humana que revienta las costuras de su propio género solo pueda clausurarse con una escena en la que resuena, de fondo, la sardónica carcajada del dueño de la farsa, de quien sabe que el cine es un juego que puede, algunas veces, helarnos la sangre con sus bromas.
Normelvis Bates
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21 de enero de 2009
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta es una buena opción de cine giallo con mucho suspense e intriga. La idea pasa por “mostrar” a bellas mujeres y sus atributos anatómicos y contrastarlas con el ambiente malsano y trastornado del slasher. Pero obviamente que la propuesta no queda circunscripta a ello solamente, sino que hay un férreo guión donde la pugna por los intereses y la incertidumbre en las intencionalidades de los personajes son dos factores primordiales para generar horror-suspense.
Una película contundente ya que logra generar que el espectador se compenetre en su entramado narrativo, el cual tiene una sólida estructura donde se nota que se han pensado bien el guión, el cual depara muchos giros narrativos sorpresas.
Estamos en presencia de una cinta donde hay un misterio por resolver, en donde todas las situaciones están envueltas en un halo de enigma y de amenaza constante que inquietan al espectador.
Además de la consistente base desde su historia, esta cinta tiene un gran poder sugestivo debido a sus sugerentes escenarios tenebrosos: una casona opulenta y siniestra donde ocurren amargos asesinatos, una desolada bahía que termina en un denso bosque con exuberante vegetación y senderos laberínticos, chozas precarias… todos son lugares que brindan una atrapante atmósfera de inquietud y nerviosidad.
Además desde la ambientación se favorece la cinta gracias a la atrayente utilización de cámaras y de efectos lumínicos realizado por Mario Bava.
Si bien se le nota el escaso presupuesto, muchas de las muertes son conseguidas desde la estética y desde el grado de impacto ya que resultan truculentas y sangrientas en su confección.
Otro atractivo del filme son los variopintos personajes que se dan cita en el conflicto narrativo, donde se nota claramente que poseen distintas intencionalidades y conductas. Así hay desde personajes inocentones, pasando por jóvenes que son víctimas casuales de la paranoia reinante, hasta llegar a aquellos que realmente tienen comportamientos patológicos.
El clima es opresivo, donde cuesta conocer las verdaderas intenciones de todos los que interactúan en esa bahía, las sospechas son muchas y el pasado esconde oscuros secretos... Además hay buena cuota de sangre, por ello y todo lo fundamentado anteriormente considero a esta cinta como una opción que bien se merece el siete.
A los amantes del terror, seguramente les gustará porque no es una tonta película más de asesinos seriales persiguiendo chicas con cuerpazos. Hay un argumento de fondo bien orquestado que no deja de deparar sobresaltos hasta el final (a tener cuidado con el desenlace que sorprende aún más).
Pasatiempos Digitales
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27 de abril de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reazione a catena (Bahía de Sangre, 1971) es una de las películas más importantes dentro del subgénero Giallo. Como no podía ser de otra manera, el filme lo dirige Mario Bava, uno de los nombres claves del terror. Lo cierto es que la película anticipa con una década de diferencias las películas Slasher que tanta repercusión tendrían en los Estados Unidos. Más en concreto, la película guarda bastante relación con un filme icónico, que no decente, como Friday the 13th (Viernes 13, 1981). En Italia la película fue un fracaso en taquilla, seguramente porque el público no estaba predispuesto a aceptar una película de dimensiones tan cruentas. En España, el filme fue estrenado una década más tarde, a rebufo precisamente de la invasión norteamericana del Slasher[1].

Prácticamente, podríamos decir que la película se centra en un eje de Body Count. Este término, tan norteamericano, en realidad aparece ya en Bahía de Sangre. Y es que básicamente, la película de Bava consiste en mostrar una concatenación de asesinatos, a cada cual más morboso. Porque realmente, el argumento en el filme de Bava es totalmente secundario. La historia es un vehículo del que se sirve el cineasta para mostrar lo que en realidad le interesa, que es la acción. Tampoco es que esto fuera algo excepcional, pues muchas películas de Argento o del propio Bava empezaban a demostrar esta tendencia, que mostraba un alejamiento de la historia y la narración convencional para acercarse a la pura imagen.

Por este motivo, podemos decir perfectamente que la película resulta incomparable con otras del propio Bava, caso de la excelente La maschera del demonio (La Máscara del demonio, 1960) que tiene un trasfondo temático mucho más rico. Unido a este concepto de Body Count, a Bava directamente le interesa también centrarse en las mismas muertes, con las que busca recrearse en una estética truculenta, muy propia del Giallo, donde el acto violento en sí mismo acaba ocupando una importancia radical. De hecho, algunas de las muertes serán prácticamente plagiadas en películas posteriores, como la pareja ensartada, que aparece emulada claramente en la segunda parte de Viernes 13.

Lo que sí es cierto, es que argumentalmente la película puede recordarnos a la película que Sean S. Cunnigham rodaría una década más tarde, Viernes 13. Después de un inquietante prólogo, que ya nos indica la morbosidad y violencia que siempre le interesan tanto a Bava, llegamos a un punto que resulta muy conocido para el espectador contemporáneo, como es la presentación de los protagonistas principales, un grupo de jóvenes que deciden pasar unos días de fiesta en una pequeña casa rural, que tiene ni más ni menos que un lago (Que no es el Crystal Lake, pero se le parece).

Los jóvenes permiten una carnaza más que evidente en el filme. Y es que durante muchos minutos de metraje, somos testigos de la gran cantidad de desnudos que nos muestra la película, con una voluntad exclusivamente comercial. Actrices desnudas que se pasean por la película de todas las maneras y formas posibles. Bava, anticipándose a las películas Slasher ya sabía que la juventud unida a la sexualidad era un potente reclamo, y eso es precisamente lo que encontramos en Bahía de Sangre. No es realmente que la película necesite muchos de los desnudos que muestra, sino todo lo contrario, en ocasiones resulta vergonzoso la manera en como Bava se recrea en muchas secuencias eróticas, que no están para nada justificadas.

Otro rasgo formal que nos presenta el filme es la utilización del plano subjetivo. Cierto que se puede rastrear en otras películas del Giallo italiano, como Profondo Rosso (Rojo Oscuro, 1975) de Dario Argento. Al igual que en aquella película, el plano subjetivo tiene una inclusión muy relacionada con el desarrollo argumental, pues sirve como ocultamiento de la identidad del asesino. El Plano subjetivo sirve evidentemente para tapar esa baza.

Bahía de Sangre, es una película en definitiva que sólo se separa de la Serie B más rancia por detalles que provienen exclusivamente del propio Bava. La puesta en escena, por ejemplo, está muy por encima de las producciones medias que se hacían en el terror italiano de aquellos años, y que eran copias y plagios de obras canónicas de otros directores, entre ellos el propio Bava.

[1] AGUILAR, Carlos, Mario Bava, Ed. Cátedra, Madrid 2013, p. 253

https://neokunst.wordpress.com/2015/04/27/bahia-de-sangre-1971/
Kyrios
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