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Disco Boy

Bélico. Drama Tras un difícil viaje a través de Europa, Aleksei llega a París para alistarse en la Legión Extranjera francesa, un cuerpo militar muy selectivo que permite conceder el pasaporte francés a cualquier extranjero, incluso indocumentado. En el delta del Níger, Jomo lucha contra las compañías petroleras que amenazan la supervivencia de su aldea. Mientras tanto, su hermana Udoka sueña con escapar, sabiendo que allí todo está perdido. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2024
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me acerqué a esta película simplemente por el score original de Vitalic, tenía curiosidad. Con esto en mente, el titulo Disco Boy la verdad me ha parecido un cebo. Obviamente no ha sido lo que esperaba en absoluto, aunque tampoco sabía a qué atenerme pues no veo nunca trailers.

La película está entretenida, hasta cierto punto. Empieza al estilo del "cine de vérité", un drama costumbrista tipo Ken Loach, y poco a poco se va tornando más onírica y metafórica. La actuación de los actores es bastante buena y tiene tramos realmente hipnóticos, pero la sensación final que te deja es de no haberte contado nada.

Desaprovecha la oportunidad de hablar más y mejor sobre la Legión Extranjera, que es algo fascinante y poco explotado en el cine, o también podría haber tratado mejor el tema de la inmigración ilegal, lo toca todo de puntillas. Le faltan más diálogos y exposición de los personajes, acaba dejando de lado la historia para centrarse más en el poder visual y sonoro, y a mi no me ha parecido un acierto.

Podría haber sido una buena película, de las que se te quedan en el espíritu por mucho tiempo o para siempre, y sin embargo decide convertirse en una del montón por su empeño en ser una película de "arte y ensayo". Una pena.

Y la banda sonora de Vitalic tampoco es la gran cosa.
GeorgeDoom
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27 de diciembre de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo film del director italiano Giacomo Abbruzzese es uno de esos claros ejemplos de la perenne capacidad del cine para embarcarnos, y embaucarnos, en un viaje a través de los intrincados caminos de los seres humanos.

Igual que los extraños vericuetos por los que pasan las personas y lo insólito, a su vez, de las decisiones que toman, 'Disco Boy' compone un guion rarísimo que, sorprendentemente, funciona. Las arriesgadas y desconcertantes peripecias de Aleksei se alternan con las postales, tensas, inquietantes y aparentemente aleatorias del escenario africano, causando, una vez más, la perplejidad del espectador.

Sin embargo, el paso del tiempo y, sobre todo, la inmersión en la cada vez menos críptica personalidad del Aleksei, abren al público un panorama profundo y dramático en el que confluyen la decepción con la ilusión y la desesperanza con la lucha. Se vislumbran, con dificultad, destellos de fascinación ante lo bello, el baile, la vida o un burdeos en honor a un amigo; un clavo al que agarrarse cuando lo más duro o cruel del mundo tira por tierra la base sobre la que se asentaban los planes de futuro.

O al menos, esto vislumbró la que suscribe porque, como he comentado, 'Disco Boy' es tan oscura y compleja como los tortuosos senderos del Níger. Cada cual que vea, entienda y contemple lo que quiera.

www.contraste.info
Revista Contraste
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2 de enero de 2024
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película nada convencional, atrevida, innovadora y conmovedora. La historia no es lineal, construida de recuerdos, sueños, percepciones, deseos, un universo real y onírico, que se entralazan en una sociedad devastada.
Ante nuestros ojos se vislumbra el expolio neocolonial de los recursos naturales, la destrucción del ecosistema, la lucha armada condenada al fracaso, el secuestro, la venganza, la aniquilación.
La música electrónica sirve para un baile africano en la selva, en la discoteca parisina o en la búsqueda de la expiación en los puentes del Sena.
Antológica la interpretación de los legionarios de "Je ne regrette rien" de Edith Piaf,en donde el personaje interpretado excepcionalmente por Franz Rogowski se arroga el derecho al silencio, que le lleva a la humillación y a su redención final.
Una película que ha pasado casi desapercibida en las salas madrileñas y que alza la voz de los clandestinos que se niegan a seguir haciendo el trabajo sucio del supraestado colonial en la que hemos convertido a la Unión Europea.
pedrokik
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11 de diciembre de 2023
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La atracción del contrario

Disco Boy es un producto italiano con aire internacional, casi apátrida por parte de Giacomo Abbruzzese, psicodélica y estéticamente muy alejada del cine normativo del país. Cuenta la historia de dos guerreros que sueñan con tener una vida diferente. Franz Rogowski es uno de ellos, un bielorruso que, huyendo de su pasado, intenta rehacer su vida a costa de las vidas ajenas; por otro lado, en el delta del Río Níger está Jomo, un guerrero rebelde y revolucionario del MEND, dispuesto a defender su tierra sin miedo a alcanzar el sacrificio extremo.

El choque entre ambos es inevitable y Abbruzzese tiene el mérito de filmar su lucha como una danza. Con este fin, utiliza la cámara térmica para ofrecer una perspectiva en la que víctima y verdugo puedan ser confundidos, liberándose de sus respectivos personajes. No obstante, Disco Boy no trata de teorizar sobre la guerra, sino que presenta un retrato místico y sagrado del encuentro con el otro. Tienen una cultura y un pasado diferentes; para el mundo son desconocidos, extranjeros, y en consecuencia enemigos.

*La ficción en el mundo real

Giacomo Abbruzzese procede del documental y, quizá por se motivo, no busca mostrar lo real tal cual lo percibimos, sino reescribirlo y estilizarlo para ofrecer una visión mucho más amplia de un hecho concreto; su gesto cinematográfico es poético, buscando romper con el estereotipo y tomando referencias de cineastas como Leos Carax, Gaspar Noé e incluso Claire Denis, sobre todo en el aspecto formal del filme y el tratamiento de los cuerpos.

Disco Boy habla sobre la alteridad, la conversión y la capacidad de transformarse en otro. El modo de narrar esto resulta fascinante gracias al peculiar estilo y al gran cuidado formal del director, alejándose de la película media italiana. Destacan los primeros planos y los planos detalle que vinculan en paralelo la relaciones entre Europa central y la desolación africana occidental. Así, escapa de los habituales esquemas ideológicos y políticos.

Para fusionar ambos mundos utiliza diferentes recursos, como las tomas de calor térmico, donde la vida se convierte en un viaje hacia la muerte. Somos incapaces de distinguir dónde se sitúa cada una de ellas. Pero la lucha también trasciende y llega hasta la pista de baile, una metáfora y una experiencia más espiritual que física.

Aleksei y Jomo son dos polos opuestos que se atraen magnéticamente. Cada uno carga con su propio horror indescriptible y de ahí que se relacionen en un contexto onírico, como hechizados. El espectador asiste a este espectáculo incapaz de reconocer quién está soñando qué. El tercer polo de esta relación es la música. Vitalic fusiona a los protagonistas en un solo aliento, llevándolos en varios momentos del metraje hasta la cima del abismo.

*Conclusiones

Disco Boy es un excelente debut que trabaja, con inteligencia y conocimiento del mundo, en la ambigüedad. Se trata de una producción funcional y franca al contar la desesperación que sufre en el hombre en la tierra, con una narración visual un tanto esotérica, llena de luces de neón y sonidos eléctricos. Sin embargo, no solo sirve como una feroz crítica a la guerra y a la lucha por los recursos, sino que presenta ideas conceptuales y de ficción muy innovadoras. Esto se traduce visualmente en secuencias hipnóticas, gracias a las elecciones tan cuidadas en la dirección.

La mirada de Giacomo Abbruzzese persigue la centralidad de los cuerpos; cuerpos que se entrenan, que luchan, que bailan, que sufren, que sueñan, que aman y que finalmente solo quieren la redención.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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3 de enero de 2024
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aleksei (Franz Rogowski) es un joven bielorruso que llega de forma ilegal a Francia, busca unirse a la Legión Extranjera, rama del ejercito francés que como su nombre lo indica es para personas extranjeros que quieren servir a Francia, este es un medio para alcanzar la residencia y posteriormente la nacionalidad de este país europeo.

Este filme es la ópera prima del realizador italiano Giacomo Abbruzzese, que es también el autor del guion y de su edición, quien previamente había realizado varios cortos y mediometrajes, algunos de ficción y otros documentales, en Disco Boy expone varios temáticas actuales y presenta una obra muy diversa en cuanto a estilo.

Inicialmente expone el tema de la migración, esta generalmente se toma desde el continente africano, acá lo hace a lo interno de Europa que también es algo que se da de forma constante, por otro lado, cuando aparece el personaje de Jomo (Morr N’Diaye), que es el cabecilla de un grupo armado que busca la emancipación del delta del Níger.

En ese momento se crítica la explotación de los recursos y el manejo de esta por parte de industria extranjera en África, para luego pasar a unas secuencias un tanto tribales, esto con la aparición de Udoka (Laetitia Ky), donde tiene importancia la danza, ahora, el tema de la música va a estar presente a lo largo del filme, basta con ver el título de la película.

La confrontación bélica que se da está filmada de noche y se utilizan cámaras infrarrojas lo que le da una perspectiva curiosa, para finalmente cerrar con un apartado un tanto metafísico que le ocurre al personaje de Aleksei, convertido ahora en Alex tras su paso por la Legión y haber adquirido la residencia.

Ahora, habrá quiénes encuentren esta diversidad temática desordenada o superficial, sin embargo, Abbruzzese logra salir adelante con su propuesta y su historia, ya que no se pierde el hilo del relato y de las aspiraciones y desilusiones que tuvo el protagonista a lo largo de la hora y media del metraje.

Bellamente filmada, la experimenta directora de fotografía Hélène Louvart se llevó el premio a la Contribución artística sobresaliente en el Festival de Berlín donde la película tuvo su estrenó, sugestiva e interesante.
10P24H
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