Inconscientes

Comedia bien llevada con una especie de "persecución" muy entretenida y con momentos bastante divertidos, la verdad. Muy bien ambientada, es un gran acierto utilizar la contemporaneidad con el psicoanalista Freud para reflejar el impacto que causaron sus ideas en el mundo en general, y en la españa del retraso y el tabú constante en particular. Pero independientemente de esto, Freud se merecía que alguien le dijera sin tapujos y de una manera cómica que el único loco era él con sus extravagancias (que si la edad anal, que si el complejo del pene y demás chorradas que nos han obligado a estudiar a algunos...)

Con interesantes interpretaciones y algún que otro gran personaje, esta comedia divierte sin dificultad.

Inconscientes son la mayor parte de los espectadores que vayan a ver esta película, lo son porque esta historia ambientada en principios de siglo, no deja indiferente a nadie: Personajes cómicos al borde del precipicio, situaciones que sobrepasan la barrera de lo natural y un ambientación muy cuidada definen esta película cuyo principal atractivo radica en sus actores protagonistas:
Leonor Watling, quien compone un personaje en la línea de a mi madre le gustan … y lo hace como solo ella sabe: dándole clase y gracia a un personaje inimaginable en otra actriz. Luis Tósar, se desmarca de los personajes oscuros que inundan su filmografía para dar luz a un personaje vulnerable y mucho más cómico, que nos aporta una nueva dimensión en su talento. Mercedes Samprieto.

... porque estoy harto de que se critiquen los supuestos tópicos del cine español. Si fuera de tiros, batallas y banderitas, serían los tópicos del cine americano; si va de prostitutas, travestis y curas pederastas... es una españolada... en fin. Algunos no están contentos nunca. Yo creo que se ha recurrido al tema social sólo en parte, y de un modo muy original. Para nada tiene que ver con las españoladas más rancias de la mujer en bolas en la panadería. No. Yo creo que es una comedia muy inteligente, con unas interpretaciones brillantes (histérica y fabulosa Leonor Watling), y una forma tremenda y muy cómica de ironizar en torno a la figura de Freud y sus investigaciones.
Además, se ofrece una perspectiva muy diferente de las relaciones humanas en una sociedad mucho más rígida de lo que la película nos muestra. Hay un soplo de aire fresco, en definitiva.
En lo que respecta a la fotografía y a la puesta en escena, el director le ha dado un aire a belle epoque muy atractivo, lo que además le reporta una gran belleza visual.

No es que te mueras de la risa, pero desde luego tampoco te aburres.
Para empezar, creo que siempre merece la pena ponerse a ver una peli bien ambientada. El esfuerzo de escenografía y vestuario, si está conseguido, te lleva a un escenario agradable, que apetece.
Con un poquito de inseguridad en el inicio, mejora con la sensación de intriga que te va generando, y que resuelve o acaba encontrando un final que puede explicar tanto lío. Lo peor de la película es que roza un poquito el ridículo.
Y lo mejor con diferencia, los diálogos, son asperos, picantes y con bastante ingenio. Algunas frases dan en la diana.

Dentro de sus primeros quince minutos, la peli me atrajo, y mucho. Me resultaba fascinante la combinación de recursos narrativos en tan breve lapso de tiempo: una introducción con descripción de época "enmarcada" como un retrato viviente; un precioso plano secuencia durante un entrenamiento; un flash-back (vital para el desarrollo de la peli). Todo eso matizado mediante tonos de ironía o bien de trazo grueso, o bien de fina ocurrencia.
Lástima que no logró mantenerse el nivel.

Porque una de las cosas que comenzaban sorprendiendo era ese devenir imprevisible del guión. La trama parecía bifurcarse, luego volvía a su eje, y de nuevo una digresión. Pero poco a poco el argumento se decanta hacia el thriller más convencional, dividido en segmentos y/o secuencias en donde la pareja protagónica vive algún evento hilarante, puente, nuevo evento y así sucesivamente. Entonces, lo que comenzaba alentadoramente encuentra muy pronto su propia fórmula y se repite una y otra vez, tanto en ideas como en tonos. Pasada las primera mitad comienzan a notarse influencias de las comedias de enredos.

El psicoanálisis, el descubrimiento del mismo(la obra tiene lugar en 1913), forma la columna vertical de la peli: todo se analiza desde esa perspectiva y los gags suelen estar relacionados con juegos de palabras o acontecimientos ligados al sexo típicamente freudiano llevado al exceso y, por ende, transformándolo en parodia.

El final se acerca peligrosamente al prototípico desenlace del thriller norteamericano: algo del todo innecesario puesto que la obra llevaba positivamente, en su construcción, la firma española.