Entre nosotras

Soberbio debut, en el largometraje, de Filippo Meneghetti que ha contado una historia de esas que merecen ser contadas, pero que nadie se atreve a hacerlo, por aquello de la comercialidad y la previsible desgana, (prejuicio en el que no deberían caer los buenos creadores), del moderno espectador de series y supuestas nuevas historias, que en el fondo son más viejas que la pana; pero, eso sí, tienen un glamuroso y colorido plastificado.

Las dos protagonistas, víctimas de la hipócrita corrección social, transmiten unos, más que argumentados, niveles de verdad y autenticidad; convirtiendo, al resto del reparto (hijos, cuidadores...) en auténticos soplapollas perdidos en la rutinaria pragmática, que no solo nos aleja de la felicidad, también del amor; ese estado del alma que debiera ser el guía de nuestros actos y no causa de peleas y desafectos.

La presencia temperamental de Barbara Sukowa; y también la dulce, resignada (aunque rebelde) sonrisa del personaje que interpreta Martine Chevallier, llenan la pantalla de una luz que emana de ellas y no de cuanto las circunda: una sociedad oscura y unas míseras soluciones más que olvidables.

Un auténtico regalo el que ha recibido el Cineclub El Gallinero, cortesía del 23 FCG (Festival Internacional de Cine LGBT de Extremadura). Es una inolvidable muestra que cumple todos los requisitos del buen cine: alimentar las conciencias, hacernos olvidar nuestras terribles pequeñeces y avisarnos de que los mundos de los otros sí importan y de que las relaciones bendecidas por la ternura, no solo no son peligrosas, son imprescindibles, para que nunca triunfe la glaciación universal de los sentimientos.

Muy bonita película que narra una preciosa historia de amor entre dos mujeres ya maduras, que se han querido toda su vida pero no lo han hecho saber a sus allegados y familiares, por lo que su cariño ha permanecido en secreto durante toda su vida.
Tiene mérito este film al ser el primer trabajo como realizador en el largometraje de Filippo Meneghetti. Denota mucha sensibilidad, relatando una historia donde el dolor y crueldad de la vida cuando se llega a una edad, están presentes con toda su rudeza.
Tiene además, momentos de verdadera intriga, con las idas y vueltas de una de las protagonistas a la casa de su amada y sus intentos por no verse descubierta.
Ritmo preciso y constante y un fluir agradable que cautiva según pasan los minutos.
Exquisita puesta en escena, preciosa fotografía y dos grandes actrices (bueno, tres, pues también Léa Drucker está estupenda) dando vida a dos amantes que no necesitan de nadie para ser felices pues entre ellas se bastan y sobran.
A mí me ha gustado mucho y la recomiendo por tanto.

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Que emocionante historia de amor entre estas dos mujeres que ya en el ocaso de sus vidas deciden romper con todas las ataduras familiares y sociales e irse a vivir a Roma. Para Nina, mujer libre de ataduras y a la que poco importan las conveniencias sociales, es una decisión fácil, pero para Madeleine, una mujer viuda, con dos hijos y un nieto, es una decisión mucho más complicada por las posibles repercusiones que su revelación pueda tener entre sus descendientes.

El director italiano afincado de Francia Filippo Meneghetti, construye una maravillosa historia llena de aciertos y cuajada de sucesos y adversidades que dan un a reflejo real de la discriminación y el desconocimiento en el que viven muchas mujeres lesbianas y más en una edad ya tan avanzada donde parece que ya no tienen lugar ni el deseo ni la capacidad de amar de los años de juventud.

Impresionantes las dos, Bárbara Sukova como Nina dotada de un magnetismo del que es imposible escapar y Martine Chevalier que confiere al personaje de Madeleine una dulzura subyugante. Así mismo el resto del reparto y sobre todo Leá Druker como hija de Madeleine , proporcionan el aporte necesario para que éstas dos mujeres trasciendan de la pantalla al patio de butacas y empaticemos desde el minuto uno con su amor inquebrantable al que el tiempo no solo no lo ha desgastado, sino que lo ha hecho prácticamente invencible.

Otra lección de cine francés y ya van...

El plano inicial ocupa el interior de una habitación oscura. En la pared del fondo, un pequeño espejo levemente más iluminado que el resto. En el, vemos reflejados los rostros de las dos protagonistas besándose.

El planteamiento es sencillo: una historia de amor oculta, de la cual somos conocedores casi como fisgones.

A partir de esa premisa, se sucede una carrera de obstáculos familiares y morales, en las que esta pareja de sexagenarias deberá hacer frente sin apenas salir de su casa.
Se suma además algún giro narrativo sorpresa y ¿recuerdos? en espacios oníricos sobre el temor a ser rechazado y los deseos que solo pueden existir cuando nadie mira.

Como debut me ha sorprendido para bien. El "buen cine" se sigue haciendo a diario. Sólo que no siempre está en la superficie y debemos zambullirnos sin miedo, para explorar las diferentes formas que hay de explicar una historia que puede sonar ya vista.

Y el bueno de Filippo Meneghetti lo ha demostrado.

*Pensar en una misma

Entre nosotras arranca con la idea que tienen entre manos las dos protagonistas, de irse a vivir a Roma juntas para iniciar una nueva vida; dejando así sus vidas en Francia y en el caso del personaje de Madeleine, a sus familiares más cercanos. Es interesante el precedente desde el que parte el personaje de Madeleine, porque llega a ser un punto bastante significativo, para entender el romance que ha mantenido oculto durante tanto tiempo. El personaje de Madeleine llevaba años siendo infeliz, pretendiendo amar a un marido al que ella detesta, únicamente para preservar la familia que habían construido junto a sus hijos; Madeleine eligió ser infeliz, para que sus hijos no tuvieran una familia desestructurada.

Por tanto, el punto con el que arranca el film respecto a Madeleine, refleja sus ansias de ser egoísta por una vez en su vida y de anteponer la felicidad suya a la del resto; aunque la cosa no es nada sencilla y hay una confrontación interna constante en ella. Creo que tanto el personaje de Madeleine como el de Nina están construidos de forma brillante, aunque luego acaben siendo personajes muy contenidos o para nada vehementes en pantalla. Esto último no tiene que ser tomado como algo malo, sino todo lo contrario; ya que el director ha sabido plasmar en la pantalla una relación amorosa, que se le hace muy natural y verdadera al espectador, sin tener que caer en un drama innecesario.

*Un amor de por vida

Hay una química entre estos dos personajes bastante especial, que llega a ser muy absorbente y veraz en pantalla. Lo siguiente que voy a comentar que nadie lo tome como un spoiler, porque sale en el tráiler y en el argumento de este film; que es el hecho de que el personaje de Madeleine, tiene un ictus que la impide hablar y moverse. Hay muchos obstáculos e impedimentos que componen parte de la narrativa del segundo acto del film, que tienen como principal protagonista a Nina.

Hay cierta reciprocidad en la que se sostienen ambas emocionalmente, que con la enfermedad de Madeleine se trastoca por completo; no en lo referido a ellas, sino en las circunstancias que las rodean con esta nueva realidad.

En ese sentido, Entre nosotras consigue a partir de cierto minimalismo, tanto en su estética como en su narrativa, canalizar muchos elementos interesantes en torno a ellas dos. Para nada es una historia forzada y eso puede que para algún que otro espectador, le dé la sensación en un primer momento de ser una cinta de ritmo lento. En lo que se refiere a esto último, creo que la película necesita de esta fluidez y de este prisma algo contemplativo, que maneja el director a lo largo de todo el film.

*Confinamiento amoroso

Curiosamente Entre nosotras sin pretenderlo, exhibe una trama que llega a resonar con los tiempos de pandemia en los que vivimos. Hay cierto confinamiento que se produce con respecto al personaje de Madeleine, que se llega a dar a diferentes niveles narrativos. Un confinamiento en el sentido más literal, ya que ella acaba viéndose encerrada entre cuatro paredes. Y Por otro lado, se produce un confinamiento con respecto a su amor, ya que se ven forzadas a no verse por culpa de otras personas ajenas a ellas.

El personaje de Nina, acaba siendo aquella que intenta derriba aquellas paredes, que han intentado levantar entre ellas. Es sumamente hermoso y desolador por momentos de ver, esta fractura o este distanciamiento al que se ven sometidas las dos protagonistas del film.

En lo que se refiere a los aspectos técnicos de Entre nosotras, también juegan en favor de estos elementos narrativos de la trama. Se llega a apreciar con bastante notoriedad la mano de un director, que pese a ser su primera película, demuestra un dominio absoluto del lenguaje cinematográfico. A veces menos es más y en este caso se demuestra eso con creces, haciendo que la trama fluyera con total fluidez y que esa apasionada verdad saliera con la mayor naturalidad posible.

*Conclusión

Entre nosotras es una grandiosa ópera prima, que plasma una realidad raramente vista en el cine y que por lo general, ha estado imbuida de muchos prejuicios. Una historia de amor verdadera, frágil y contradictoria por momentos, como la vida misma. Está dirigida con suma delicadeza por parte de su director, consiguiendo que la trama no acabara viéndose forzada en ningún momento. Narrativamente se juega con muchos elementos interesantes, que dotan a esta película francesa de un trasfondo realmente interesante. Una película que tendremos que tener muy en cuenta para los Globos de Oro y la próxima edición de los Oscar.

Escrito por Daniel Jimenez