Aachi & Ssipak

Todo un delirio animado, ya desde su inicio nos avisa de lo que vamos a ver: en un futuro, las fuentes de energia se han agotado y, para conseguirla, se emplean los cagarrillos humanos. Los gobiernos, con su honradez de siempre para asegurarse la producción, premian con una sustancia laxante altamente adictiva a las más mejores cagadas. Pero ese producto tiene un efecto secundario: quienes sucumben a la adicción acaban mutando en una especie de azulados pitufos subnormales, cargados de imbecilidad e impotencia, dirigidos por un lider despiadado que no duda en volarles la cabeza ante cualquier fallo a la hora de robar la droga que les ha convertido en los despojos que son.

Una malvada cabezona como una supernena, un sodomita director de cine porno, una heroína guarrona y perversa, un cyborg de violencia desmesurada, una banda mafiosa cargada de estupidez y mala leche, y un genio de la genética estilo Hannibal Lecter, acompañan en la alucinada historia a unos protagonistas antiheroicos totales, sin escrúpulos ni valores morales, tan feos e imbéciles como impredecibles.

Violencia -muchísima violencia-, acción sin pausas, un perfecto desarrollo de personajes, y una mezcla acertada de animación en 2 y 3 D, conforman un producto destinado para pasar un rato divertidísimo que, además de ser breve, confirma el buen estado de salud de las actuales películas de animación, más destinadas al público adulto que no a los niños. Desde aquí os la recomiendo, pero siempre y cuando os hagan gracia el humor negro negrísimo, la escatología, y la imbecilidad humana.
Asimismo, es necesario avisar para quien busque en los dibujos animados mensajes de superación, valores de amistad, o humor de finura extrema, que huya de ésta peli como de la peste.

Aachi & Ssipak es un claro ejemplo de cómo está cambiando la animación tradicional. Cada vez son menos películas las que se atreven con las historias épicas tradicionales en la línea del señor Hayao Miyazaki, o de las fábulas infantiles de la Disney; la tendencia ahora es la crítica brutal, sociocultural y política, el poner patas arriba las ideas preconcebidas y darles una vuelta de tuerca. Si algo así pudimos ver con Dead Leaves o la reciente -aunque diferente- Tekkonkinkreet, la cinta coreana de Joe Bu-jin es el súmmum. Una explosiva mezcla de influencias que da lugar a una película ágil, alocada, muy bestia y sin ningún tipo de escrúpulos.

Historia: los habitantes de Ciudad Mierda no pueden cagar. Hace la tira, los excrementos eran tan numerosos que tuvieron que implantarse unos chips en los culos de todo el mundo para regular la cantidad de deshechos. A día de hoy, el que caga tiene pasta: al parecer, defecar es un paso hacia la creación de una especie de droga extraña en forma de barritas que vuelve locos a los habitantes; pero algunos de ellos mutaron en una especie de pitufos mature llamados La Banda del Pañal, con ametralladoras y demás, y quieren sitiar la raza humana. Y en medio de todos estos problemas están AAchi y Ssipak, unos ladronzuelos y gangsters. ¿Mola, eh?

Pues hay más. Tenemos al gay que quiere ser director de cine sadomaso que dará más de una sorpresa, un cyborg que aniquila a los pitufos estos, al líder de estos últimos, una preciosa joven capaz de cagar oro, y al gobierno creando súper-criaturas para liderar la zona. El resultado de todo esto es un explosivo cóctel de influencias que es sencillamente brutal, donde se da cita a la acción más brillante, desatada y bien rodada. Las secuencias del cyborg, aniquilando criaturas bajo la lluvia en la escena de las escaleras, es de 20 sobre 10. Simplemente para quitarse el sombrero.

La única pega de la película es que no seas capaz de soportar tanto humor grueso y tanta violencia gratuita. En este sentido es exactamente como Dead Leaves: si te gustó aquella, con esta vas a flipar. Así que ni te lo pienses. Con razón ganó el premio a la mejor película en Sitges.

Sí, muchos pensarán que menuda gracia tan ocurrente, que vaya comentario más chisposo, y que vaya pedazo de capullo hay que ser para lograr tal nivel en un título ante una peli que nos introduce en un mundo de, simple y llanamente, mierda. Pero no porque sea malo o peor (que lo es), sino porque el director de esta patraña fue igual de ocurrente que servidor, y no se le ocurrió otra cosa que escoger un elemento tan poco explícito, tan sutil y de gracia tan poco fácil como la mierda. Menudo lumbreras.

Pero bueno, dejemos al lado los pormenores de la mierda y empecemos a hablar de esta cagarruta que aun hay quien ha comparado con la magnífica "Dead Leaves": en primer lugar, y obviando entrar en comparaciones absurdas, sus personajes son poco más que suelas de zapato, tan planos, tan carentes de alguna gracia o carisma y tan sosos, que sería necesario más de un calcetín sudao para que el espectador realizase alguna mueca (da igual de que: asombro, tensión, adicción, etc..) viendo este pegote rancio y desangelado. Sí, sudao, porque ya que el tipo coreano que está tras esto se inclina por hacer salir sangre a borbotones y demás lindezas para parecer de lo más radical y descarado, servidor no será menos.

Que sí, que sí, que comprendo que todo eso de realizar travellings circulares, movimientos ampulosos y demás en animación está muy logrado, y por ello se lleva un 4, que no un 2, esta patochada con nula gracia y menos intensidad todavía, pero es que si, además, tienes la idea de añadir algunos guiños a tu peli, pues hazlo medianamente bien: sé lo suficientemente inteligente como para que parezcan guiños, en lugar de tomar al público por borrego y plantificar exactamente pedazos fotocopiados (aliens incluídos) de las películas que quieres homenajear. Que hay que ser incompetente, joder.

Por último, diré que si "Dead Leaves" era frenética, intensa e, incluso, frenopática, ésta "Aachi & Ssipak" es de un amuermamiento enorme, pues no contentos con parir una tontería sin gracia y todavía menos garra (dados los elementos que se dan durante su inicio), se empecinan en anquilosar la acción una y otra vez haciendo que, además de ser una mierda muy gorda, sea una mierda gorda y fondona, de las que cuando pisas, es difícil despegarte.
Una total y absoluta pérdida de tiempo.

Aachi & Ssipak son dos amigos buenos para nada que pasan sus días andando en moto y metiéndose en problemas. Todo normal dentro de lo anormal, hasta que en su camino se cruza una bella joven que está siendo buscada por poseer un don excepcional en su culo. ¿Qué tal?
Y como el mercado es escaso, no faltará la banda que busque a como de lugar este preciado manjar. Se trata de una multitud de mutantes producto del excesivo consumo de éste, quienes poco o nada les importa morir a causa de conseguir un bocado.

Se les conocen como la banda pañal y son liderados por un fornido mutante azul.
La sociedad distópica en Aachi & Ssipak se caracteriza por girar en torno a la mierda. O dicho de otro modo: subsiste gracias a ella. Porque la mierda es la gasolina de esta historia, bajo una alegoría brillante -aunque soez- de cómo los gobiernos controlan, manipulan e idiotizan a sus ciudadanos.

El pacto social es el siguiente: el Estado necesita mierda humana para poder abastecerse energéticamente gracias a una nueva tecnología. A cambio, por cada cagada, se les reparte una deliciosa barra jugosa. Algo así como un helado celeste que es más preciado y adictivo que cualquier estupefaciente.

Una historia que se deja digerir, que causa gracia, provoca risas, con un guión buenísimo, así como además con una banda sonora de primera categoría; Aachi & Ssipak se luce.

Y sobre la animación misma, unas palabras: si bien no estamos al nivel de las superproducciones japonesas o gringas… el trazado simple y de movimientos vertiginosos, hace de la animación misma un fino sello de distinción. Nada muy vanidoso. Dibujos al alcance de todas las manos. En la sencillez está lo genial, y sin duda que Aachi & Ssipak es un gran ejemplo de ello.

Aachi & Ssipak resulta encantadora, no solo por lo comicamente vulgar de su trama, también por la cantidad de guiños a esas peliculas distópicas cyberpunk que tanto funcionan. Hay innegables similitudes estéticas con Mad Max y Akira; ese sabor inquietante de Soylent Green; ese ambiente desolador propio de las películas distópicas…

Estamos frente a un peliculón. ¡Y de eso no hay dudas!

¿Que se puede esperar de una película cuya historia gira entorno a la mierda?
Me costó horrores terminar de ver la película, no entiendo como puede tener una puntuación tan alta, y que conste que empecé a verla sabiendo lo que me iba a encontrar, pero es que no tiene ni pies ni cabeza. Es una sucesión de escenas de acción con frases donde se dice "mierda", "ano" y "keseki" (esta última significa hijo de puta)
El díbujo para mi gusto es grotesco y feo (sobre todo en los humanos) aunque muy colorido.
Maldito sea mi compañero d episo coreano por recomendarme esto.

Lo mejor: el comienzo
Lo peor: que deja un final abierto para que hagan una segunda parte. Las escenas de acción son buenas pero excesivas y a la larga se vuelven repetitivas