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Dilili en París

Dilili en París
2018 Francia
Animación
6.4
417
Animación. Drama. Intriga Dilili, una joven que llega de Nueva Caledonia a Francia, cuenta con la ayuda de su amigo repartidor para investigar una serie de misteriosos secuestros de chicas jóvenes en el París de la Belle Époque. En el curso de su investigación se encontrará con múltiples personajes extraordinarios que le irán dando pistas.
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía hace poco, en relación con la meritoria Buñuel en el laberinto de las tortugas, merecido Goya de Animación, que no soy especialmente adicto a ese tipo de cine, pero me lo tendré que hacer mirar. Dilili en París es una gozada. Una pequeña canaca llega al París de la Belle Époque, donde se están produciendo misteriosos secuestros de niñas, recibe la protección de un repartidor y conoce a un montón de personajes del momento, escritores, pintores, científicos y otros. Michel Ocelot lleva en esto de la animación 45 años, y yo sin enterarme. La historia constituye una fábula feminista evidente, pero se abstiene del molesto mensaje de que todos los hombres son unos borricos, o peor. De hecho, ahora que se habla tanto de cómo detener la plaga de la violencia de género, esta película debería proyectarse obligatoriamente en todos los centros educativos para los más pequeños, con el fin de inculcarles valores de igualdad y respeto. Eso que Vox no quiere, en suma. Si la historia es deliciosa, la técnica utilizada por Ocelot de mezclar imágenes reales manipuladas con los dibujos es excelente, y la cinta contiene escenas memorables enmarcadas en ese París al que algunos tanto amamos. Por supuesto, ha de degustarse en en su VOS para disfrutar todavía más de su irresistible charme. Tanto me gustó, que al día siguiente corrí raudo a comprar el BluRay en mi Fnac habitual. Creo que la revisaré pronto. A ver si os animáis.
Eduardo
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4 de octubre de 2018
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras salir de Rojo y recorrer al intenso galope una distancia de 1 km en diez minutos, me acomodé por vez primera en esta edición en el Teatro Principal para saborear una película de la sección Velódromo: la animada Dilili à Paris, del maestro Michel Ocelot. La niña africana Dilili llega de la colonia de Nueva Caledonia a la París del Siglo XIX, cuna de innumerables iconos de la cultura y referentes de la burguesía francesa. Al llegar a este territorio de magia y experiencias, acompañado de un buen amigo, pondrá todo lo que esté en su mano para resolver una turbia intriga criminal de secuestros de niños y poner fin a las malvadas maquinaciones machistas de la secta de los Maestros Alfa. Película infantil de hermosa banda sonora y cierto interés estético, que pasea a los niños por un vibrante carrusel de escenas en el que nos encontramos con Marie Curie, Sarah Bernhardt, Pablo Picasso, Auguste Rodin, Gustave Eiffel, Toulouse-Lautrec…que sin duda no aburrirá ni a grandes ni a pequeños. Bien es cierto que el argumento es un disparate, una excusa incapaz de camuflar las intenciones de Ocelot de filmar un manual para niños de cultura burguesa parisina. Uno muy largo para lo que quiere contar, que incluye unos apuntes de villanos explotadores de mujeres cuánto menos grotescos. Y que viniendo del autor de la estupenda Kirikú también decepciona en el plano animado, apostando por la decisión de incluir a sus personajes frente a fondos fotográficos con resultados mejorables, sin pulir tampoco algunos modelados 3D. En suma, una película que sólo puede agradar a los chiquillos.
Néstor Juez
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23 de junio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cisne narrativo

Michel Ocelot vuelve a envolver al espectador en una oda a la cultura y la propia humanidad con Dilili en París. Una obra visual de alta categoría, que demuestra una vez más que las películas dedicadas al público infantil no deben ser de recurso fácil y sin profundidad. Un guion sin enrevesado excesivo y con una historia hecha a medida para grandes y pequeños. Lleva al espectador hasta la París de la Belle Époque. La trama comienza de una forma sencilla: el encuentro entre la protagonista del film, Dilili, y su joven amigo, Orel. La manera en la que comienza un thriller más inocente, hará ver que el público está ante una obra con sentido, con un mensaje universal de libertad y entendimiento. Un planteamiento simple que busca ir más allá y lo consigue. Su transformación llega directo al corazón del espectador.

Uno de los puntos más destacables es la forma en la que va encadenando tramas, que en un principio no tienen mucho que ver. La elegancia con la que se realiza, además de tener una coherencia narrativa exquisita, provoca que sea imposible que el espectador se aburra. Además, de una forma distendida y original, consigue explicar al público la forma de pensar de la época, su estructura social y hasta los miedos del pueblo llano. Es interesante ver el estilo de vida de entonces e incluso, hace reflexionar sobre la actual situación social. Ocelot vuelve a interesarse por hacer un análisis del paso del tiempo, la educación e incluso, la riqueza de una multiculturalidad, que se hace muy tierna. Otro de los puntos a destacar es la introducción musical e histórica que se hace, cuidando todo detalle y explicando lo que ocurre sin caer en la redundancia intelectual.

Feminismo educativo

El feminismo está en pleno auge y se ha convertido en uno de los movimientos reivindicativos más importantes de los últimos tiempos. En Dilili en París se hace de una manera muy elegante, con una gran agudeza narrativa y visual. No recurre al uso fácil de “ser feminista, por ser feminista” como han utilizado otros filmes de este 2019 como «Capitana Marvel«. Realiza un homenaje muy trabajado con las figuras femeninas más importantes de principios del siglo XX, reivindicando su importancia en la historia, que a veces parece olvidada. El protagonismo recae en grandes talentos como Emma Calvé, una célebre soprano francesa; la intelectual Louise Michel; la gran científica Marie Curie y una de las actrices francesas con más éxito del momento: Sarah Bernhardt. La función principal de estas figuras junto con Dilili son el grueso del peso fílmico del largometraje.

Luego, el conflicto y el misterio que se esconde detrás de los secuestros es sobrecogedor. No es algo que se espere en un film orientado hacia el público de menor edad, pero que impactará tanto en niños como adultos. Una reflexión de cómo todavía hay un gran camino que recorrer. Ocelot realiza un análisis sobre la imagen de la mujer y la lucha que se está realizando todavía en la actualidad. Pese a tratarse de una historia de ficción, se convierte en una obra importante de ver. No hay mejor arma que la propia educación y fomentar la igualdad. Una metáfora de la batalla contra la mentalidad heteropatriarcal, llevado al extremo pero que escenifica visualmente a la perfección lo grave que es el problema en este tipo de personas. El sello de identidad de Ocelot se ve en esta obra, por lo que no hay oportunismo temporal.

La magia creativa

El estilo artístico de Dilili en París sigue la estela de las anteriores obras de Michel Ocelot. En la industria cinematográfica está totalmente consolidado, gracias a mantener la animación clásica que comenzó en «Kirikú y la bruja», uno de sus proyectos más conocidos. Aún así, el realizador francés ha sabido innovar con este film, mezclando la animación tradicional que le caracteriza con imágenes reales de la capital francesa. Las recreaciones son tan realista que se convierten en un viaje visual histórico que es muy interesante de visualizar. Los detalles están muy cuidados y el acabado de los distintos barrios de la época están muy bien construidos. El recorrido que se hace, compone un “tour” para el espectador, que acabará seducido por la ciudad del amor. París en su época dorada con sus luces y sombras.

Hay que destacar la elección de los colores. La paleta utilizada crea un impacto visual y una elevación de los elementos artísticos que consiguen enganchar al público de principio a fin. Además, no hay un sistema de color único, sino que saben adaptarse con la línea narrativa en pantalla. Un magnetismo que es de aplaudir. Se convierte en un proyecto valiente, en especial por la época actual de la industria, plagada de 3D. También cabe destacar la importancia de la música, ya no solo en el argumento sino como expresión estética. Atractiva y original. Por último, cabe recalcar que no es un largometraje de animación al uso y por desgracia, podría haber una parte del público que por la primera impresión no llegue a verla. Está orientada hacia la infancia, pero sigue siendo muy madura, por lo que conecta también con los adultos. Cine familiar social en estado puro.

Conclusión

Dilili en París es una película de animación con un gusto artístico y educativo de gran importancia social. Un largometraje con un mensaje feminista, que aporta una fuerza cinematográfica con metáforas visuales que conectarán con pequeños y grandes. Un guion que sabe mantener el misterio y no decae en ningún momento. Unas protagonistas muy bien desarrolladas narrativamente. Un repaso histórico por mujeres que marcaron a la sociedad y algunas veces son olvidadas. Una cinta que merece la pena ver. Igual que el París de los años 20, enamora a todo aquel que lo ve.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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30 de mayo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michel Ocelot se ha dedicado a crear relatos animados que hablan de temas profundos para dirigirse a un público más adulto. Kirikou et les hommes et les femmes o Ivan Tsarévitch et la princesse changeante han sido algunas de las obras portadoras de esa crítica hacia la sociedad que tanto le definen.

Ahora bajo la mirada de lo mal cuidadas que son las niñas y las mujeres alrededor del mundo, Ocelot crea una trama de marcado tinte feminista y a favor de la diversidad racial. El guion habla sobre la influencia que han tenido las mujeres, aunque no hayan estado en la primera línea de los cambios históricos.

A pesar de lo guerrilleras que parecen sus intenciones, la producción se envuelve con muchas otras circunstancias que la hacen respirar y ser un film que merece un visionado.

La primera es la elección de la técnica con la que se realiza. El director jamás ha creído en el resultado de las películas hechas en ordenador (tal y como la vemos hoy en día). Mejor dicho, quizás se desilusionó después de realizar Azur y Asmar ya que la pieza resulta visualmente muy torpe.. Sin embargo, con la animación tiene la capacidad de emplear técnicas que te hacen soñar. Como pasó con el contraste que utilizó en Los cuentos de la noche o los colores vivos de otras de sus obras, ahora se encara a un 3D distinto. Superpone su montaje animado a escenarios fotografiados en lugares reales. Y así nos sumergimos en un París totalmente recreado: desde sus calles a sus bares, palacios, fachadas o monumentos.

También Ocelot decide enmarcar la historia en el 1900, una Belle Époque donde en la citada ciudad coincidieron numerosos artistas a los que hace cruzar en el relato: desde Renoir, Rodin, Monet, Degas, Camille Claudel, Toulouse-Lautrec, Henri Rousseau, Picasso… hasta Debussy, Satie, Clémenceau, el Príncipe de Gales (Eduardo VIII), Santos-Dumont, Pasteur, Méliès, los Hermanos Lumière, Eiffel, Marie Curie, Sarah Bernhardt, Alphonse Mucha o Chocolat.

Es de este modo como la historia sumerge al espectador en un relato que hace activar todos tus sentidos.

www.contraste.info
Revista Contraste
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31 de mayo de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El francés Michel Ocelot lleva más de 40 años dirigiendo unas interesantes películas de animación, entre las que destacan "Kirikú y la bruja ( 1998 )" y "Ivan Tsarévitch et la princesse changeante ( 2016 )", y en esta ocasión nos presenta una magnífica película, que se presentó en nuestro país en el pasado festival de San Sebastián, formando parte de una proyección especial en dentro de la sección Velódromo, y posteriormente en la sección Anima´t de Sitges, y dentro de las secciones Esbilla y Enfants terribles de la 56ª edición del festival de cine de Gijón. Hace unos meses fue premiada como la mejor película de animación en los premios César 2019.
La película se desarrolla en París durante la Belle Epoque, una de las etapas más prósperas a nivel artístico en la capital de Francia, ya que vivían y trabajaban grandes genios del mundo del arte, la literatura, el teatro y la música, y tiene como protagonista a una niña de raza negra que da título a la película, que vive con Madame Calvé, su madre adoptiva, que la trajo de África.

La pequeña se lanza a la aventura junto a su amigo Orel, para investigar por su cuenta la desaparición de muchas niñas, que están siendo secuestradas por una banda de mafiosos. Los dos recorren con el triciclo propiedad de Orel los diferentes escenarios buscando pistas de los sospechosos, y de manera paralela a esa investigación personal van apareciendo unos personajes secundarios muy interesantes, casi todos los grandes artistas que viven en la ciudad, los que acuden la pareja de amigos para buscar pistas, y dan a conocer sus trabajos personales en su faceta artística.
La película, al igual que "Midnight in Paris ( 2011 )" de Woody Allen, es al mismo tiempo informativa e instructiva sobre ese movimiento artístico, y logra mantener el interés y la intriga sobre ese suspense, y los pasos dados en esa investigación están muy bien elaborados por el guion escrito por el propio director.

Además tiene momentos divertidos, y es muy dinámica con escenas de acción que, aunque es una película de animación dirigida sobre todo al público adulto, puede hacer disfrutar a los niños, que no creo que se aburran, aunque hay bastantes diálogos en los que pueden perderse.
Otros aspectos positivos son la calidad técnica de la animación, que tiene cosas en común con las propuestas francesas de más calidad, y que retrata perfectamente ese París de la época, tanto en los lugares más conocidos como en otros más oscuros en escenas nocturnas.
No quiero olvidarme de la banda sonora compuesta por Gabriel Yared, ganador de un Óscar por "El paciente inglés ( 1996 )", y que es variada según el escenario de la película, con sonidos más alegres en las escenas de acción y otros más intrigantes en las de suspense durante la investigación. También hay una crítica al sistema policial y político de la época, a los que presenta como ineptos y poco dispuestos a colaborar en la investigación.
Recomendable a los aficionados al cine de animación europeo, pero también puede gustar a los niños entre 8 y 12 años, y al gran público adulto.

LO MEJOR: La calidad técnica de la animación. La música.
LO PEOR: Puede desconectar de la historia al gran público porque hay demasiados personajes.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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