Moebius

El cine argentino es una de mis debilidades y, al descubrir casi por casualidad esta película, supe que debía verla. Algunos se quedarán en la parte más fantasiosa, pero lo cierto es que "Moebius" tiene mucho más. Los diálogos son sencillos (salvo el final, claro está) pero la carga psicológica y social es enorme. La estética es fría, agobiante, clautrosfóbica en algunos momentos (recuerda bastante a "Pi") y no obstante cautivadora.

Los personajes están poco explotados, inclso hay algún gesto o acción de algunos de ellos que parecen fuera de lugar, pero aún con todo eso, sigue siendo una obra maestra. Una adaptación de un relato de los cincuenta correctamente llevado a la gran pantalla por la Escuela de Cine de Argentina, muy original pese a lo que se dice y anterior a esta oleada de films "científicos" que ha surgido en la década de los 2000 ("Matrix", "Primer", "La habitación de Fermat"...).

Todo ello forma una de las mejores y más desconocidas joyas cinematográficas de la Argentina. Altamente recomendable para los amantes tanto del género como cinéfilos "frikis" en general. Aunque ya digo que lo realmente importante del film es el trasfondo sociológico y no tanto su carga matemática.

Grandísima sorpresa y genial peliculón, "Moebius" se encontraría en ese privilegiado grupo que, durante las últimas décadas, sólo se han atrevido a palpar joyas como "Cube" o "Dark City".
En efecto, hablo sobre películas de ciencia-ficción sorprendentes, con la indudable vitola de joyas o el cartel de imprescindibles, y que contienen la gran virtud de lograr llevar al espectador a buen puerto: un lugar en el que usar el raciocinio, sacar propias conclusiones y sorprenderse por un mensaje que está lejos del ostracismo de un espectador habituado a la sencillez, da sus frutos.

En ella, y prescindiendo de que se pueda llegar más o menos lejos en el espacio de una realidad terrenal, como sucedería en cualquier obra de ciencia-ficción, Mosquera y su grupo de alumnos trazan una parábola que, si bien podría no resultar un alarde de inteligencia, juega con perspicacia sus bazas y se transforma en una de esas obras que sabe hacer reaccionar al respetable y, como mínimo, plantear un mensaje no sólo muy patente, sino también verdaderamente necesario.

"Moebius" se presenta como una rareza, pero no por ello está exenta de calidad a nivel cinematográfico. Sus juegos con la profundidad de campo, los movimientos de cámara y, en general, sus facetas técnicas resultan más que notables si nos hacemos a la idea de que nos hallamos ante un film realizado por gente que intenta labrarse un camino en este del cine, por propios estudiantes dirigidos nada más y nada menos que por un profesor.
Gracias a esas cualidades, la cinta de Mosquera ya resulta interesante desde su comienzo. Quizá no haya una búsqueda extenuante por parte del espectador para intentar resolver el planteamiento ofrecido, pero sí hay un seguimiento por saber cuál será el próximo movimiento y en que desembocará todo, logrando de esta experiencia un trabajo magnético a la par que funcional.

Sin embargo, sus dos primeros tercios se devanean entre las tesis de un protagónico que intenta llevarnos a un curioso juego ficticio, y las cábalas entorno a estas suposiciones de un muchacho que parece, por el apoyo que le brindan los demás personajes, no estar en el momento adecuado ni en el lugar adecuado.
Es, en cambio, durante su último tramo, cuando "Moebius" se establece como una película absorbente, con enormes virtudes para catalizar un mecanismo medianamente claustrofóbico y para, en su tramo final, elaborar un mensaje que, no sólo sorprende por la elocuencia con que es diferido, sino también por una conclusión digna de mención que deja esta propuesta argentina en un alto pedestal para todo aquel que quiera perderse durante hora y media en otro de esos siempre interesantes mundos de la ciencia-ficción más inteligentemente trenzada.

Es un interesante experimento cinematográfico desde las formas: actuaciones excéntricas y antinaturales, muchos primeros planos, una historia que ni de casualidad cierra lógicamente en su explicación topológico-matemática pero que tiene un alto grado de atractivo en la intriga planteada, claustrofóbicos escenarios subterráneos donde un misterio circunda, sugestiva utilización de cámaras y ángulos de filmación, una atmósfera anormal donde el enigma supera la razón.
Es un filme que también aborda la temática experimental de viajes que violan las leyes físicas de la naturaleza donde el espacio y el tiempo tienen mucho que ver.
Pero de fondo tenemos una cinta crítica hacia la necedad humana, y hacia la incapacidad del hombre actual de escuchar y respetar las opiniones de los demás. Todo ello relacionado con una imperante necesidad de evasión de la realidad que en ocasiones las personas poseen al sentirse defraudados con el mal funcionamiento y con el trato de las sociedades modernas.
En fin, es pretenciosa en sus moralejas y apuesta a atrapar en su enrarecimiento, y es ante todo un claro ejemplo de cómo hacer cine de ficción con muy poco dinero de presupuesto desmitificando que sean necesarios siempre en este género grandes artificios desde los efectos especiales.

Más que correcta película de suspense, meclada con fantasía e insolubles problemas topológicos y matemáticos. Posee un gran sentido del ritmo y de la narración, y para mi, no decae ni un minuto su interés. Es más, me parece muchísimo más interesante en cuanto al acabado y solidez que otras películas científicas como por ejemplo Cube. El efectismo radica en la enrarecida atmósfera que crea el estar sumergido en los subterráneos del metro, sin apenas referencia del exterior. Nada sobra en esta película, empezando por la introducción, discurriendo por su desarrollo y culminando con un final a la altura de las circunstancias. Un discurso narrativo que huele a los clásicos de siempre.

Es evidente, como he leído en alguna crítica, que la base matemática no se sostiene científicamente. Pero si nos ponemos así, Matrix o el Señor de los Anillos son la incoherencia más absoluta.

¡Un saludo!

Moebius sin ser una gran película tiene una serie de elementos a destacar:
1.- La introducción del suspense y del conflicto es la justa y necesaria. El conflicto no se presenta nada más empezar sino que a través de la justa información sabemos que algo terrible esta pasando pero no sabemos el que. Esto le da una profundidad a la historia que hace que te preguntes: ¿Qué esta pasando?.
2.- Una vez determinado el conflicto, el ritmo baja alarmantemente, para luego volver a subir en la búsqueda de una solución matemática.
3.- En todas las secuencias siempre hay un travelín corto de situación y presentación de la escena. Las marcas y posiciones de los actores están muy delimitadas. Es una dirección algo anticuada y propia de los años ochenta que rompe con el cine semi-documental actual.
4.- El gusto por el inserto. Una vez situada la escena hay un placer constante por el uso del plano detalle y del inserto. Esta forma de dirigir implica la importancia de la continuidad para afinarlo luego en la sala de montaje.
5.- El uso del primerísimo primer plano es constante para crear elemento de agobio y de tensión. A veces no están justificados y son gratuitos.
6.- El uso excesivo de la iluminación. La luz en muchas secuencias no esta justificada. No parece real. La estética lo llena todo por encima de lo narrativo.
En definitiva una cinta interesante, un ejercicio de estilo, con sus luces y sombras.