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Perfectos desconocidos

Comedia. Drama Siete amigos que lo son desde hace años (tres parejas y un soltero) se reencuentran en una cena en la que deciden jugar a un juego extraño y arriesgado: ponen sus smartphone sobre la mesa y al grito de “no tenemos nada que ocultar”, deciden compartir los mensajes y las llamadas que cada uno de ellos reciba durante la noche, en una especie de ruleta rusa a golpe de SMS y tonos de llamada.
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
3 de agosto de 2016
48 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alguna vez, siendo joven, un buen psicoanalista me alertó sobre la fundamental diferencia entre "sinceridad y transparencia". Me dijo: no es otra cosa que tener presente que "decir la verdad", es muy distinto a "decir TODA la verdad". Quiérase o no, dentro de esa compleja dimensión que certeramente se ha titulado "la insoportable levedad del ser", lo primero -en el aspecto "político" de la relación humana-, es "funcionalmente" mucho más viable que lo segundo.

De entrada nomás, es importante aclarar que "Perfetti Sconosciuti" no es una comedia, sino una trágicomedia. Y que la balanza se inclina más hacia esto último. Además, si bien el film tiene una lograda realización cinematográfica, es escencialmente una magnífica obra teatral, a punto tal que prácticamente el 95% de argumento y acción se desenvuelven en el mismo escenario. Tampoco es estrictamente una película sobre el riesgo de invasión a la privacidad a causa de los implementos tecnológicos que dejan huella cotidiana de acciones e intenciones de cada sujeto, puesto que si bien estos existen y han invadido lo público y lo privado, violentando al extremo las fronteras que los separan, es de suponer que nunca conseguirán impedir que nuestra condición humana remita completamente a causa de la precaución debida por culpa de ellos. O dicho de otra manera, que no importa cuanto objeto tecnológico delator exista para reprimir deseos y necesidades -más, o menos- inconfesables, tarde o temprano estos aflorarán, saludable o patológicamente.

En verdad de lo que profundamente trata el film, es de la inocultable tensión que, con el tiempo, se llega a tener dentro la pareja monogámica -legalizada o no-, especialmente si es una de larga convivencia, familia, hijos, más todo lo que eso conlleva. Y de como "el eros" -en cuanto vitalidad (pulsión) psicológica natural- nos insta a buscar situaciones de placer que, si no se encuentran ya dentro del vínculo preexistente, tienden a establecerse "con otros". Para lograrlo, el autor sitúa la acción en el contexto de una funcional hipocrecía grupal -superyoica- pseudo amparada en el ocultamiento de las partes, lugar que encarna cada uno de los protagonistas sin que lo "transparente" socialmente. Mientras tanto, presenta un complejísimo tema como el de la poliandria, tan atávico y tolerado tribalmente como sancionado culturalmente en las sociedades organizadas a partir de pautas religiosas originalmente "ordenadoras" y posteriormente legalizadas mediante el marimonio monogámico, el que a su vez frecuentemente deviene en sociedad conyugal y/o unidad económica deserotizada en la cual cada uno de sus miembros oficia de "fascista controlador" de su contraparte.

Bien...¿que hasta aquí no te contado pormenores de la película en sí? Bueno...si ya la has visto, no lo necesitas. Y si no, sería un pecado de mi parte adelantarte los detalles de una historia que, si quieres ver cine de primer nivel, no puedes soslayar. O lo mismo que reiterar la fundamental diferencia entre "sinceridad y transparencia".

En síntesis: un film altamente recomendable para todos aquellos que tengan la certeza -o al menos la firme presunción- de haber alcanzado la adultez.
Adrián Klas
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25 de noviembre de 2016
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
221/16(21/11/16)/ Sugestiva dramedia italiana realizada por Paolo Genovese, de los film que despierta debate y dilemas morales en el espectador, con una estructura cuasi-teatral (toda la acción sucede en un apartamento), y con un planteamiento inicial muy sobado, como es una cena de amigos en la que salen a relucir las penurias y alegrías de estos, pero el guión del propio director junto a cuatro más (Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello), hacen que el metraje casi en tiempo real, discurra de modo fresco, intenso, penetrante, reflexionado con complejidad y ambigüedad sobre lo sobrevalorado de la verdad , sobre los secretos, sobre la hipocresía de la sociedad burguesa, en lo que es una ácida crítica de la clase media italiana (y por ende de todas), y es que con bisturí envenenado se hace un mordaz análisis de lo que se da en denominar nuestras vidas en una: una pública, una privada y una secreta.

Una noche de eclipse de luna un matrimonio, Rocco (Marco Giallini), el cirujano plástico, y Eva (Kasia Smutniak), ella terapeuta, con una hija adolescente, Sofia (Benedetta Porcareli), invitan a cenar a unos amigos, los recientemente casados Bianca (Alba Rohrwacher) y Cosimo (Edoardo Leo), él taxista y ella veterinaria, el veterano matrimonio Lele (Valerio Mastandrea) y Charlotte (Anna Foglietta), él es un gerente de una gran empresa, ella ama de casa, el último es Peppe (Giuseppe Battiston), profesor de gimnasia en paro. Durante la velada deciden hacer un experimento, poner encima de la mesa los móviles de todos los comensales, y a partir de entonces todos los mensajes se leerán en voz alta para todos, y todas las llamadas serán en altavoz, y lo que empieza como un divertimento se irá tornando en algo sombrío donde los secretos irán brotando de modo hiriente.

Una noche con efluvios místicos por lo del eclipse, comida italiana (ñoquis), vino, postre también italiano (tiramisú), unos móviles “destripadores”, unos amigos (interpretados notablemente), y muchos secretos por explotar, son los ingredientes de esta tragicomedia, que en su primer tercio se cuece a fuego lento, con una incisiva presentación de personajes, necesarios cimientos sobre los que asentar el torbellino que arrancará a partir de entonces, cuando la “desnudez” en forma de pantalla de móvil hace su presencia el increscendo se acelere en un constante que te atrapa en sus redes que conforme avanza el metraje se hace más y más densa, provocando una bola de nieve que se hace más y más grande, ello con giros de guión inteligentes, valientes, estremecedores, salpicado de diálogos tremendos, emocionantes, sugestivos, dotados de humor, mala leche y dobles lecturas. El realizador escarba en la hipocresía de nuestra buenista sociedad, en las falsas apariencias, en como la frágil felicidad se apoya en unos pilares de barro, ahondando en su desarrollo en temas como el sexo adolescente, la infidelidad, la mentira, la amistad, las relaciones paterno-filiales, la traición, el cibersexo, o la homofobia, y sobre todo sobre la Verdad. Todo para desembocar en un final abierto a interpretaciones, que da aún más valor y sentido a algunas situaciones forzadas, dejándote con una extraña sensación de turbación.

Las cenas de amigos es un subgénero en sí ya muy manoseado, aquí el fuerte está en su tratamiento, en como los protagonistas parecen estar subidos a una montaña rusa sin recorrido determinado, pero que a la postre para llevarlos a todos a una caída al abismo, al Averno, como queriendo decirnos que masacrar la intimidad, quitarnos la máscara de la felicidad, puede ser una bomba de racimo, una Caja de Pandora donde la onda destrozará a todos, donde lo imprevisible es la nota predominante, haciendo latir un halo de malsano voyeur que asistimos a la implosión de un grupo de gente que se creía a salvo tras su “poderoso” celular. Provocando en su devenir toda una gama de emociones, desde la sonrisa, la ternura, la amargura, la ira, la desazón, dolor, ello gracias sobre todo a su sagaz libreto, lleno de picos de trémulo dramatismo.

Con una puesta en escena teatral, por lo del cerrado escenario y los pocos actores a tiempo real, pero aún así Genovese sabe mover la cámara para dar agilidad, y hacer algo claustrofóbico el lugar, dejando que lo importante brille, como es la insidiosa historia, exhibida por los actores, intérpretes que bordan y dan credibilidad, naturalidad, matices, aristas, y con una tremenda química entre ellos. Marco Giallini esta maravilloso en su rol de comprensivo padre, derrochando humanidad. Kasia Smutniak es una restrictiva madre, emitiendo complejidad y nubarrones de dudas. Edoardo Leo está impresionante con un papel en el que se desata, con carácter, furia, y mucha homofobia, fenomenal. Alba Rohrwacher es una dulce presencia, mujer que se encuentra contra la realidad y la aplasta, y aún así mantiene gran dignidad, muy buena. Valerio Mastandrea está fantástico, uno de los catalizadores de la trama al cambiar el móvil con otro, y aguantando el tipo, el torrente que le cae encima, extraordinario su temple y mesura. Anna Foglietta es un huracán de fuerte personalidad, desplegando toda una gama de sentimientos encontrados. Giuseppe Battiston está muy bien en su papel de apocado, de patito feo del grupo, aguantando el tipo ante la tormenta que se desata y en la que es co-participe sin que los demás lo sepan, su rostro sabe expresar toda esta visión ambigua.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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12 de julio de 2016
28 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia debe entretener... si además de eso es capaz de hacerte reír, es que su principal objetivo ya está cumplido...
Si además de eso es capaz de hacerte pensar con su ingenioso guión, es que la cosa ya tiene mucho mérito...
Si además de eso es capaz de empatizar con el espectador hasta el punto que te plantees que harías tú en esa misma situación, es cuando te enganchas a la pantalla, surge la química para que disfrutes y te metes en esa cena como un comensal más.

Comedia italiana, de rasgos clásicos e incluso tópicos, que plantea un juego tan simple como ingenioso. Una situación que le permite al guión abrir caminos llenos de posibilidades, mientras el espectador es invitado a vivir esa tensión en la mesa, casi de thriller. Un guión brillante, lleno de matices y diálogos cargados de segundas lecturas. Actores muy curtidos en la comedia, que saben jugar creando complicidades y dando el ritmo que merece la propuesta.

Para reír, disfrutar, reflexionar, debatir y quién sabe... Quizás para que también juguemos a ser de verdad

Ibg
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maruki
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11 de diciembre de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno

La notable predisposición del director para darnos todos los planos posibles de las situaciones que se dan en escena.

Que nos ponga a pensar, a saber, realmente que somos seres complejos y emocionales que confiamos demasiado en nuestros celulares. Esos discursos de algunos personajes son criticas validas al modo de vida que tenemos ahora.

Es entretenida en su primera hora, a pesar de lo absurdo de su propuesta.

Lo malo

La última media hora se pasa en melodrama, el guion estira hasta donde puede situaciones que desde hace rato no tenían verosimilitud, el filme roza la ridiculez a pesar del esfuerzo de mostrar todo con una especie de ironía y relato absurdo.

Está realmente sobremusicalizada y eso resulta cansón.

6/10

Opinión final: Es un filme con una crítica valida detrás de su ejecución un poco torpe. Trata de rozar el absurdismo, pero no lo hace tan bien porque se toma todo demasiado serio, pero en el final se contradice a si misma con el tratamiento del tema. Hay una clara alusión hacia una sociedad obsesionada con el momento. El momento de la foto de face, de la historia del Instagram, del mensaje de Whats Up. Nuestro amor a ser efímeros e importantes para la sociedad es de estudio realmente, pero este filme en particular se pierde en su discurso y se deja caer en la facilidad de sus situaciones sin darle un trasfondo verosímil.
CINELOCURA
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27 de noviembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con soberbio guion era difícil que la película se malograra. La historia se centra en el encuentro que tiene un grupo de amigos para aprovechar la noche en que hay un eclipse de luna. Allí están todos dispuestos a un buen momento, a una cena agradable, a un momento de relajación en medio de las presiones cotidianas de la gente adulta y, no obstante, una simple alusión a la idea de que no se sabe realmente quién es el otro hace que el mundo comience a desmoronarse.
Los teléfonos son las cajas negras de nuestra vida privada, dice en el guion, se repite en la historia. Cada mensaje, cada fotografía, cada breve sonido, anuncia la llegada de lo que es mejor que no hubiera aparecido. La noche se complica. Si hubiera sido un filme de terror, la sierra hubiera estado justificada. Pero es un melodrama con un buen porcentaje de tensión y de dolor. El dolor se traduce en que todos parecemos empeñados en plantearnos roles en nuestras redes sociales y que esas redes nos atan mucho más que la realidad, incluso que el otro, a quien sentimos respirar, a quien olemos su piel.
Inquietante filme, juguetón y manipulador, también. Interesante, reflexivo, Perfetti sconosciuti se pone de cara a lo que debe ser una interpretación "a lo woodyallen" del mundo actual de las relaciones humanas.
Valetamayo
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