Las manos del Destripador

Si hay películas sobre hijos de Tarzán, Lassie, la Pantera Rosa, Godzilla y hasta de King Kong, ¿por qué no habría de tenerla Jack el Destripador?

En este caso es una hija, que conmocionada por lo que vio en su infancia, parece que hereda los "poderes" de su cándido padre.

El film es disparatado, por supuesto. Mezcla un aire setentero con una atmósfera victoriana decadente. Y nos adentra en un mundo lleno de falsas y certeras videntes, psicoanalisis freudianos, ouijas, hipnosis y una pizca de gore.

A los fans del terror psicodélico setentero puede que les guste. A los del mito ripperiano, sólo les aporta una curiosa anotación al margen.

Pese a que la historia se vende como una película de terror o un thriller, en realidad es un melodrama trágico, sobre un psicólogo con pretensiones científicas, qué conoce a una muchacha de aspecto angelical, descubre que hay algo que desencadena en ella un halo destructivo, que la obliga a matar a quien tiene delante.
La película tiene todos los condimentos de la mayoría de las películas de la Hammer: trama truculenta, transcurre en el período victoriano, y tiene una muy cuidada reconstrucción de época.
En el resto la historia es predecible, como toda tragedia, pero eso no la hace aburrida en ningún momento, lo que sí, muy exagerada, algo también muy típico de la Hammer.

Inesperada y poderosa película que enseguida sorprende por su excelente banda sonora -C. Gunning- y cuya trama argumental también se apodera del espectador en los primeros minutos de la proyección.
La historia posee enjundia intrínseca y el guión de L.W. Davidson le proporciona una cadencia rigurosa de gran efectividad que la sume en un contexto siniestro con una dosis enorme de intriga desazonadora.
Descripciones minuciosas, sombras psicológicas opresivas y susurros del pasado pronunciados con voz entrecortada configuran un espacio misterioso con pleno sentido.
La estructura del film es magnífica y P. Sasdy sabe obtener el máximo potencial de un amplio elenco.

Algo extraña pero finalmente atractiva película de terror, de la última parte de la prestigiosa casa Hammer.

Es menos buena que las mejores de la productora, pero de las mejores de la última etapa.

La razón es que, siendo algo estrambótica, acaba por gustar bastante debido, principalmente, al halo romántico con que se recubre la terrible historia.

La dirección de Sasdy no es muy buena que digamos, al no haber en ella prácticamente nada que destacar, incluso es algo fría en ocasiones. Pero según avanzan los minutos, el interés se acrecienta y el espectador desea saber más.

Está bien llevada y su final contiene hasta lirismo (sin pasarse).

En definitiva, merece la pena, aunque sea, por así decirlo, un producto menor de la Hammer y hoy casi nadie la recuerde.

Como gazapo: Jack el Destripador posa la mano en el hombro de su mujer y no la tiene ensangrentada. En el siguiente plano, su mano sí que está embadurnada con sangre.

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