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Nunca en horas de clase

Comedia Angélica, Susy y Yvonne son tres adolescentes de vida alegre de clase acomodada que van al mejor colegio de pago de Barcelona. Como sus despreocupados padres rechazan darles dinero para intentar así evitar que se paguen los vicios, las chicas utilizan armas de mujer para conseguir todo lo que quieren. Una apuesta entre Angélica y Susy para seducir al director del colegio será el colofón de las aventuras de estas jovencitas desvergonzadas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10 de mayo de 2013
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es horrible, para qué nos vamos a engañar.

Una burda y pésima copia de "Fiebre del sábado noche" con niñas pijas entregadas a actividades medio delictuosas, medio de putón verbenero. Las interpretaciones de las protagonistas y la mayoría de secundarios, no es que sean mejorables, es que difícilmente se pueden hacer peor. Destaca entre ellas la cortísima intervención de López Vázquez que, aún con sus clichés de siempre, por lo menos parece alguien que se cree lo que hace.

Inciso: Xavier Cugat, un pelmazo, como siempre.

El guión naufraga también completamente; los chistes y las situaciones eran ya manidos en 1978 (Dios mío, el tirar una mesa cuando se dice "esa mesa, fuera") y la dirección... pues no es mejor. No es raro que veamos cómo se sale de la discoteca para encontrarnos en pleno día de Barcelona, y hay personajes como un ex-presidiario e Isabel Mestre que se pasean por la película sin que sepamos muy bien por qué ni para qué (bueno, quizás por lo que digo en Spoiler).

En fin, por otro lado, comentar que no entiendo la estupidez que he leído por algún sitio de llamar "misógina" a esta película. Misógino es quien tiene aversión, odio, o desprecio a las mujeres. Ya sé, ya sé, ahora está de moda llamar a todo machista o misógino, vaaaaale, pero ¿esta película?

Los personajes protagonistas -tres quinceañeras- son, efectivamente, y vistos desde nuestro punto de vista actual y, digamos, una edad de peinar canas, unos zorrones de cuidado, consentidas, maleducadas, delincuentes juveniles despreciables... pero ¿es éso lo que quiso vender el director de la película a su público en 1978?

En aquellos años no ve esta película en el cine, pero vi otras similares. Y les aseguro que entre el público que asistía a las salas no había ni jueces, ni maestros, ni padres de familia cuarentones, ni sesudos críticos de cine que pudieran apreciar y repudiar el comportamiento de los personajes. Todo lo contrario; el público se componía, íntegramente, de adolescentes que disfrutaban enormemente y se identificaban con las canalladas que les hacían a "los carrozas" y, de vez en cuando, cuando se insultaba a algún profesor o padre, hasta se aplaudía.

Las tres quinceañeras son presentadas como muchísimo más inteligentes que sus contrapartidas masculinas, a quienes manipulan, controlan, y, no pocas veces, hacen objeto de maniobras delictivas. Todo ello, repito, para conseguir el aplauso de un público entregado a ver cómo se echan la culpa a "los padres" de todas las tropelías filiales, o de todos los puteríos de las hijas.

Para que se hagan una idea, tachar a esta película de misoginia es como si me quieren hacer creer que la saga de "El Vaquilla" (ya saben, esa donde los delincuentes juveniles son modernos Robin Hood y la policía, canallas sin escrúpulos, y que, por cierto, es del mismo director) presenta una visión peyorativa del mundo de la delincuencia y una mirada beatífica de las fuerzas de seguridad del estado
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bobby Lee
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20 de marzo de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Titulo este comentario como una contradicción porque la película me ha parecido algo contradictoria. Plantea en clave de humor situaciones que crean tres amigas para reírse de los hombres, aprovecharse de ellos haciéndose las tontitas y reírse luego contándolo. Así las vemos en estampas verdaderamente lastimosas como con López Vázquez quitándose los pantalones delante de una de ellas, a un forzudo con mucho músculo y cerebro de aceituna con otra, llegando, la tercera, hasta querer engatusar al mismo director del colegio.

La película pues siendo en clave de humor y oyendo las explicaciones que dan ellas para su comportamiento, me ha parecido que causa tristeza aunque supongo que en aquellos años por el poco destape que hay y las tonterías que se ven, se rodara pensando que iba a hacer gracia.

Pues no hace gracia. Se presenta un panorama tal vez muy real de esos años que fueron los prolegómenos de los famosos ochenta, y como muestra tenga su validez, el caso es que vista hoy produce un poco de desánimo, pero gracia, no.

No obstante la película no merece ser menospreciada con saña, está construida con seriedad, algunos personajes no tienen desarrollo pero es lo que quiere abarcar el guion y esa es su validez, un panorama de la época, y sobre todo hay que pensar en la honradez de aquellas jóvenes actrices que intentaron con todos los derechos del mundo buscarse un hueco en el mundo del cine, pero les tocó la época del destape por "exigencias del guion". Unas, por desgracia, se quedaron en el camino, como Inma de Santis, con una prometedora carrera y otras, tal vez porque se cansaron de verse obligadas a interpretar esos papeles de continuo destape, prefirieron abandonar, el caso es que por una cosa o por otra, merecen el máximo y absoluto respeto.

La película tiene el sinsabor de la mala comunicación existente entre padres e hijos y una adolescencia que lo sabe todo pero que a veces uno piensa que va demasiado deprisa. Un poco drama.
floïd blue
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13 de enero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía de José Antonio de la Loma a partir de mediados de los años 70 es realmente bochornosa y eso lo demuestra la muy rechazable y nefasta "Perros callejeros" y las consecuencias que su éxito trajo después. En una línea poco distinguida pero no tan digna de ser rechazada se situa "Nunca en horas de clase" que ofrece un dechado de frivolidad estúpida y que incluso no llega a tener el interés ambiental que puede sugerir el título. Sin embargo hay algo en la cinta que mantiene atento al espectador y es el encanto tan especial que tenia la difunta Inma de Santis que se refleja sobre todo en la escena en la que un grupo de jóvenes se mueven unidos al son de una música característica de la época. Es este un momento que sumerge directamente al espectador en el espíritu de la época de la juventud española a la que pertenece la película. Quitando a la actriz y al aroma propio de la era discotequera que se estaba viviendo entonces en España bajo influencias yanquis en el film no hay más interés aunque se salva por esos dos factores y por su condición de documento a nivel estético. Lejos de sus películas más decorosas como "Manos sucias" o "Vivir un largo invierno" de la Loma apostó esta vez por un dudoso gusto en los diálogos y en las situaciones además de desaprovechar el talento de Carlos Ballesteros, uno de los más distinguidos actores del cine y del teatro que ha habido en España.
Cromatico
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23 de febrero de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cantidubi.
Se ve que el bueno de José Antonio (de la Loma)* se dijo (o yo barrunto): vale, estamos en pleno destape calenturiento, la gente tiene ganas de carne, virginales mancebas, prestancia, señorío y aventura juvenil (enseñar deleitando: formar el espíritu y, ya de paso, dar regocijo al cuerpo), les pones unas bragas delante de los ojos y se mueren/corren vivos, pues pa'lante, que no falte, ya lo tengo; jóvenas en la flor de la vida, lozanas, catalanas, casquivanas y de buenas familias, para que no se diga, sufren del mal abismal del spleen, o mucho hastío generacional y padres memos, y además tienen mono de pasta gansa y ganas de probar armas, femeninas para más señas, faltaría más, con trogloditas madurones (bastante reveníos o directamente caricaturas de parodias) escapados del cogollo medular de la obra ozoriana. Los calientan...., enseñan cacha o lorza y a gozar miles de cucas, que así se decía entre la gente moderna y más nueva, para el cuerpo serrano, el bolso ansioso y la compra compulsiva y tan merecida.
*Se me cayó el mito. Lo tenía por descerrajador implacable de duros Toretes y valientes Vaquillas, no como importante pelma de discoteca, venga que dale con músicas horribles y bailables de psiquiátrico.
Digamos: cruce abominable de Los ángeles de Charlie, Perras callejeras, Ricas y famosas, las esencias más destiladas de Pajares y Esteso, el Travolta verbenero, la obra completa de Parchís, la inmortal "Juventud drogada", Verano azul, el teatro chino de Manolita Chen, las gracias de Jaimito, el morbo incontenible de Emmanuelle, dos huevos duros, el chorrito y un unicornio azul. Algo así y nos llevamos treinta y tres. Tú dirás.
Tiene cierto desparpajo y candor.
Pero es increíblemente mala. Todo. A morir. Actores, guion, dirección, coreografías, canciones... Y aun así yo, que soy muy avaricioso, muy suyo, me quedo solo para mí con el sol barcelonés, el imitador de López Vázquez, lo clava, la lencería fina (que nos parte), las conversaciones de las chicas ideando maldades libidinosas tan escandalosas, sin cuento, la liberación sesuá (era un no parar en toda la península, como un virus feliz), la ley del menor, las Derbis, los pantalones campana, las bolas de discoteca, las voces dobladas, la exégesis quijotesca, la reflexión imperdible sobre el abismo de incomprensión paterno filial y, ya sí de una vez por todas, la madre que parió a los jodidos hermanos Lumiere.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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17 de agosto de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película ya desde su comienzo nos trae un sinfín de escenas ridículas, desde los bailecitos hasta el propio doblaje de la peli, con voces de todo menos adolescentes por encima de unos actores extremadamente sobreactuados, también produce compasión por José Luis López Vázquez. También da la sensación de que José Antonio de la Loma, que lo ha hecho mucho mejor con las películas del Torete, escribió un guion con expresiones que él entendía que decía la juventud pero nada más lejos de la realidad, es como si hacen hoy en día una película de adolescentes que dicen "tope guay", "chachi piruli".

No hay que perderse algunas escenas como los bailecitos coreografiados, de vergüenza ajena, así como la mayoría de los diálogos. Resumiendo, toda la película es de vergüenza ajena. Pero pese a todo esto, hay que verla: las imitaciones de "Fiebre del sábado noche", el guion, la música de unos Bee Gees de marca blanca. Se disfruta de lo mala que es, siempre y cuando sepas disfrutar el cine cutre.
RupertPupkin
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