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El hombre perfecto

Romance. Comedia. Drama Alma (Maren Eggert) es una científica que trabaja en el famoso museo Pergamon de Berlín. De cara a obtener fondos para su investigación acepta participar en un estudio fuera de lo normal. Durante tres semanas vivirá con un robot humanoide que está programado para encajar con su personalidad y necesidades. Así es como Alma conoce a Tom (Dan Stevens), una máquina altamente desarrollada que ha sido creada única y exclusivamente para hacerla feliz. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2021
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La búsqueda de la felicidad, la consecución de un ideal y la dificultad de vivir con lo perfecto. Todo ello bajo el manto de una comedia entre el romance y la ciencia-ficción. La interpretación de Dan Stevens es impecable y hace lo imposible por dar credibilidad a su papel, lo que no es nada fácil tratándose de un actor que el público conoce muy bien. Es una película que merece ser vista y que cada espectador haga de ella su propia lectura, pues se presta a ello y a posibles debates posteriores sobre la cantidad de temas que plantea; sólo hay que saber encontrarlos.
Pearl
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16 de octubre de 2021
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
"I'm Your Man" trata de la convivencia con humanoides que mejoran su aprendizaje por IA, lo que la hace una película entretenida y fácil de ver. Al ser la protagonista una profesora universitaria que vive sola y entregada a un proyecto de investigación que busca en la escritura cuneiforme de las primeras civilizaciones la naturaleza espiritual del ser humano, la trama de la película se abre con naturalidad a consideraciones sobre la soledad, el desamor y la convivencia humana que enriquecen la línea narrativa.

La película se sitúa en nuestro tiempo, obviando el lapso temporal intermedio de interacción humana con robots no evolucionados. Así, se consigue remarcar en cada escena lo conflictivo de nuestra relación con humanoides evolucionados; y, también, se facilita introducir reflexiones sobre nuestra singularidad humana, que se muestra escindida entre las decisiones racionales y los impulsos emocionales. Los espectadores iremos viviendo o como una reivindicación o como una claudicación de nuestra determinación racional las interacciones entre el ser humano y el humanoide. Pero el relato no se queda en esta dialéctica, sino que profundiza en la búsqueda de la raíz emocional de nuestras decisiones racionales, dándole un giro que permita el encaje final.
MrGoodbar
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28 de octubre de 2021
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchas las veces en las que la inteligencia artificial ha dado el salto a la gran pantalla. Algunas veces con formato asesino, 'Terminator' (James Cameron, 1984), otras como amo de casa, 'El Hombre Bicentenario' (Chris Colombus, 1999), y a veces como niño e hijo, 'Inteligencia Artificial' (Steven Spielberg, 2001). El nexo común de todos ellos es el semblante antropomorfo de la “criatura” y los sentimientos que pueden generar y despiertan en los seres humanos que les rodean. Son máquinas, sí, pero su aspecto exterior es humano y no son pocos los dilemas morales que plantean a una sociedad cada vez más automatizada y solitaria, que se asoma con incertidumbre a la robótica durante los últimos años. Por lo tanto no es descabellado pensar que en los próximos años pueda darse la singularidad de tener que convivir con esos robots que sienten, padecen, y aprenden.

Maria Schrader, actriz y directora alemana, que ha trabajado con nombres tan importantes como Doris Dörrie, Peter Greenaway o conseguido un premio Emmy, debutó en el año 2007 con Love Life y su trayectoria ha pasado por contar la vida en el exilio de Stefan Zweig en Stefan Zweig: Adiós Europa, llegando a la actualidad con el film que nos compete, mirando bajo su prisma personal a la ciencia ficción y drama con toques de comedia romántica en Ich bin dein Mesnch (2021).

Maria Schrader dirige este film que se asoma a un mundo cercano. En él, Alma, científica en el Museo de Pérgamo de Berlín, se ve obligada a convivir con un robot programado según sus recuerdos y vivencias durante un periodo de tres semanas. Un androide encantador, llamado Tom, que pese a su condición no humana, consigue poco a poco conquistar a Alma y su soledad en un futuro cercano que nos resulta extremadamente familiar. Rodada en un Berlín “actual” en el que podemos contemplar la Torre de Televisión o El Pérgamo por poner dos ejemplos. El romance no se hace esperar y surge una profunda amistad entre los dos, que eleva la moral y saca a Alma de la rutina pasada, consiguiendo suplir dolores pretéritos y deteniendo angustias futuras, sintiéndose querida y respetada por una mente poblada de ceros y unos.

La película corre el riesgo de tratar un tema algo manido, pero son las formas y el método empleados los que convierten a Ich bin dein Mensch en un proyecto refrescante y revitalizador. Dan Stevens (Tom) y Alma (Maren Eggert) transmiten una química natural casi instantánea con el espectador, que hace que se vea reflejado en varias de las situaciones. El resto del reparto cumple con creces y completa el discurso de la pareja protagonista, destacando una estupenda Sandra Hüller (Toni Erdmann, 2016) que sabe ganarse a la cámara con sus apariciones. Preciosas localizaciones con abundancia de planos largos muy cuidados. Fotografía de predominancia cálida y suavizada que invita a un ambiente acogedor y familiar. Mesura en la utilización de VFX con resultados muy satisfactorios respecto a la utilización de hologramas. Refinada partitura de Tobias Wagner que compone bellas melodías de cuerda, reforzando lo mostrado en el encuadre.

La inteligencia artificial parte en este caso de una clara premisa: ¿puede un ser síntetico eclipsar al factor humano sentimentalmente? La película no quiere responder a esa pregunta, prefiriendo que surja la reflexión a través de una serie de pasajes costumbristas y cercanos. Es posible que sea agradable que un diseño robótico pueda colmar nuestras satisfacciones a la carta siguiendo nuestra impronta, aunque lo más probable es que a la larga echemos en falta los errores y equívocos que nos hacen netamente humanos. Muchas veces puede ser infinitamente más cautivador calcular con nuestra mente orgánica, a que nos faciliten demasiado el trabajo. No obstante, nuestras memorias son difícilmente sustituibles y la mecánica artificial no puede alcanzar a comprender este límite. Terreno puramente humano en el interior de una interesante película que intuyo pueda ganar con revisionados posteriores. Recomendable como poco.


Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2021/10/28/66-seminci-alma-robotica-ich-bin-dein-mensch-maria-schrader-2021/
Marcos B
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2 de noviembre de 2021
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero quizás sí el algoritmo que lo pueda diseñar. La película alemana I´m Your Man (2021), Ich bin dein Mensch en su idioma original, es una muy inteligente comedia romántica que a partir de un elemento de ciencia ficción cuenta la relación entre una antropóloga y un androide.

Por Nicolás Bianchi

Basada en un cuento de la escritora Emma Braslavsky y dirigida por Maria Schrader (realizadora de varios capítulos de la serie Unorthodox), I´m Your Man vuelve sobre uno de los temas universales de la literatura, las artes, el cine y el paso del hombre por este mundo: el amor. Pero no se trata de una aproximación más sino de un relato actual, en partes iguales agridulce y cómico, sobre los avatares de conseguir una pareja, construir una relación y convivir.

Alma (Maren Eggert) es una antropóloga que estudia el discurso en fuentes de la antigüedad provenientes de la Mesopotamia y forma parte de un experimento de lo más actual. Con ambos aspectos se tocan el pasado más remoto, el presente y el futuro de la humanidad. Y su nombre, además, remite a lo que supuestamente falta en su compañero, el alma.

Tom (Dan Stevens, el protagonista de la inquietante The Guest de 2014) es un androide creado por una compañía que está dando sus primeros pasos en el diseño de parejas supuestamente ideales. Alma es contactada para participar de una prueba, en la que tendrá que convivir con su amante robótico durante tres semanas. La antropóloga lo hace bajo la promesa que luego recibirá apoyo para viajar a Estados Unidos y continuar con sus investigaciones.

Alma, en principio, es una mujer independiente, que vive sola y dedicada a su profesión. Su anterior pareja terminó luego de que ella perdió un embarazo y en la actualidad no luce interesada ni en conocer a nadie ni en iniciar una relación amorosa. A su vez, Tom está diseñado en base de un algoritmo que, a partir de la acumulación de interacciones, supuestamente mejora la experiencia del usuario, que en este caso no es otra que Alma.

La película es pródiga en escenas cómicas y desarrolla su planteo con la suficiente ambigüedad como para no dar un mensaje unívoco. Lo que Schrader hace es explorar el mundo actual de relaciones amorosas, algoritmos, mujeres fuertes y responsabilidad afectiva con la suficiente inteligencia como para construir un relato que goza de frescura y liviandad mientras aborda un puñado de grandes temas.

Y hace todo eso sin descuidar el componente de ciencia ficción, en clave pesimista, bajo la idea no de que todo pasado fue mejor, sino de la certeza de que todo futuro será peor. La vida de Alma que en principio busca rescatar las bondades del baúl de la historia y desprecia los últimos avances tecnológicos así lo sugiere. Hasta que Tom y su algoritmo logran sonsacarle la primera la sonrisa…

Está disponible para alquiler en distintas plataformas y también se encuentra online. Contacto: [email protected].
El Golo Cine
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13 de noviembre de 2021
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nace esta película en un contexto idóneo para la exploración de una soledad hiriente, que se equipara a una herida de vasta y sorprendente profundidad. La experiencia COVID-19 nos aisló -y aísla- del contacto interpersonal, nos privó de la visión periférica y favoreció a la visión de túnel concentrada en torrentes de información constante traducidos en luz azul. Tuvimos que acostumbrarnos a un sistema en línea regulado por computadoras para acceder a amistades o familiares que habitan en lugares lejanos, todo por no vernos arrastrados por el hambre voraz de vernos apartados del mundo y sentenciados a permanecer latentes entre cuatro paredes.

I'm Your Man difícilmente puede entenderse sin este contexto, así como tampoco puede llegar a leerse completamente si la aparición de películas como Robot & Frank, Her o el discutido capítulo de Black Mirror "Be Right Back". El giro que hace de la película que aquí nos ocupa tiene que ver con el enfoque: apunta más a una comedia romántica que a un verdadero despliegue de un comentario crítico acerca de la situación del ser humano con respecto a su propia soledad.

Evidentemente, allí donde la película aparece como algo digno de atención es en la temática. No aboga por plantearlo como un "esto está bien" o "esto está mal", sino que lo filtra a través de la experiencia de una mujer que no solo vive la soledad desde su vertiente más pura y sin adulterar, sino que se ha enfrentado al rechazo, a la pérdida de un bebé y a una suerte de semi-fracaso laboral que la hunden en su propio solipsismo y no le permiten desplazarse a gusto. La duda, la hipocresía, el verse enfrentada a su propia concepción del amor y de aquello que hace de la realidad el sorprendentemente débil y maleable tejido que es, forman el fondo filosófico de la película y la imbuye de un aura propia y casi intransferible, cuyo mensaje final es más un estado de la cuestión -"así estamos: en una pandemia de soledades"- que un verdadero "¡di no a las máquinas! ¡Embrace human dick!" que suele liderar este tipo de películas. Claro que estoy más de acuerdo con el último concepto, pero no está de más ver que hay películas que buscan sondear un terreno algo más ambiguo y ex-céntrico.

Cierto es que considero que hay algunos elementos que merecerían haberse explorado de forma algo más concisa. Ofrece una escena que demuestra una idea interesante acerca de nuestra relación con la naturaleza: Tom, el robot, puede habitar entre ciervos sin que estos se asusten. Alma no puede hacerlo. Se esboza un comentario: nuestro ímpetu creador, nuestra condición de modernos demiurgos, nos hacen trascender la naturaleza y olvidarnos de ella. Superarla implica denigrarla, obviarla y abandonarla. Pero no parece ir más allá y solo nos muestra este particular momento. Por supuesto que el comentario de "estamos jugando a ser Dios" yace en el fondo de cada escena en la que Alma se enfrenta a Tom, pero me hubiera gustado ver una exploración algo más explícita.

Sobre la interpretación, decir que Dan Stevens -¡hablando alemán!- lo hace fantásticamente bien. Me gusta que no vaya a por la representación típica del robot y opte por plantear una representación híbrida de su personaje. Tiene los momentos más graciosos y memorables de la película, aunque me da la sensación de que hay algunos momentos que se "olvidan" de que Tom es un robot y lo hacen actuar de una forma demasiado humana, como por conveniencia de guion. Maren Eggert convence, pero no me vuela la cabeza. No me ha transmitido en demasía, pero sí que me ha planteado las circunstancias y los problemas de su personaje de forma más que correcta.

Quizá allí donde le veo más problemas es en lo narrativo, en especial con todo aquello que gira alrededor del punto medial. Creo que va algo demasiado rápido y que se arregla la situación de forma algo fraudulenta, para que luego vuelva a fastidiarse. Crea un conflicto de forma algo artificial. Lo mismo diría de la subtrama de Alma con su padre, que no le veo mucha popa. Su relación con Julian, aunque mejor desarrollada que la que mantiene con su padre, tampoco me termina de decir mucho. Pero a pesar de estos problemas, diré que me he visto interesado e introducido en la historia. Una de esas películas que se siguen mano en barbilla y te permiten ver la situación desde un prisma algo distinto.
Innisfree
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