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Traición (Betrayal)

Drama Una infidelidad conyugal sirve para desencadenar una película que trata sobre emociones y pensamientos ocultos. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5 de septiembre de 2013
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que porque te insulte cuando menos te lo esperas; más que porque lo hayas pillado en dos ocasiones meándose en la pica de la cocina; más que porque se ponga el despertador a las cuatro de la madrugada para poner, a todo trapo, su programa favorito de Vladivostok FM; más que porque decidió rasurar al gato... si por algo no acaba de gustarte el huésped ruso que está pasando unos días en tu ciudad es porque no entiendes su comportamiento. Sí, te ha insultado, ha orinado donde no debía y se ha tomado excesivas licencias tanto con tu mascota como con el nivel de decibelios permitidos por la comunidad de vecinos... pero lo que te pone más de los nervios es tu manifiesta incapacidad para adelantarte a sus movimientos. Imposible predecir cuándo se va a producir la próxima locura. Esta misma noche, cuando estabas cenando con él, has temido que la copa de vino que le has servido terminara introducida en el recto de uno de los comensales. Tus pronósticos apuntaban a ello... Pero no. El tipo ha mirado el líquido a contraluz, ha removido la copa, ha olido su contenido y a continuación lo ha degustado. Respiras aliviado, sí... pero sigues sin poder soportar esta situación, porque sigues sin descifrar sus patrones de comportamiento.

Ni lo intentes. Es ruso. Es lo único que necesitas saber... y es la única conclusión que extraerás de la experiencia. Pongámoslo en práctica: 'Traición (Betrayal)', de Kirill Serebrennikov, empieza con una escena vamos a decir... extraña. Mientras es sometido a un chequeo médico, un paciente recibe de su doctora una noticia impactante: ''Su mujer le engaña con mi marido''. La bomba se deja caer con esa solemne impasibilidad tan... tan... rusa. Los cornudos no se conocían antes de dicha revelación. Tampoco habían quedado para desfogarse, compartiendo sus miserias. Simplemente coinciden en la misma sala y uno de ellos decide tener un arrebato de sinceridad. Empezamos bien. Casi dos horas después, cuando la película está a punto de terminar, un comisario de policía, después de haber soltado un puñado de sentencias para la más ilustre historia del surrealismo, declara ''No hay nada peor que morir de forma aburrida. La gente es muy extraña.'' A estas alturas, si el espectador no estalla en la más nerviosa de las carcajadas, es porque se ha blindado, y porque sabe que de este espectáculo cabe esperarlo todo... menos algo normal.

Si se va a la sala dispuesto a hacer este ejercicio de abstracción, es muy probable que se encuentre en 'Traición (Betrayal)' una de estas raras gemas que merecen una oportunidad ni que sea por la ambición y el innegable talento volcados en ella. Para su nueva película, Serebrennikov decide erigirse en total protagonista y lleva más allá (hasta donde lleguen) sus aptitudes detrás de las cámaras. Una mujer conoce a un hombre y le habla de la traición de la que es víctima, no obstante le abre la puerta a ser partícipe de otra... Las infidelidades al desnudo para una película tormentosamente (anti)romántica, en la que el ''Te quiero'' ha perdido su sentido original... o ha adquirido uno de nuevo, muy cercano a la mentira con carga explosiva y teledirigida al corazón. El director y co-guionista toma un papel activo, haciendo y deshaciendo, pero sobre todo siguiendo y mirando a sus criaturas de una manera muy especial; totalmente reconocible.

El problema, como en todos estos casos, es el narcicismo. Existe el peligro de quedarse embobado ante el reflejo del espejo y ser incapaz de avanzar. Hasta desplomarse. Serebrennikov, consciente de su poder estético-narrativo, no repara en esfuerzo alguno... y se gusta. Quizás demasiado. Así, la argumentalmente compleja 'Traición (Betrayal)' se convierte en una pirueta en sí misma. En una compleja amalgama en la que lucen con brillo propio los planos secuencia, las elipsis, el inquietante montaje que les da sentido, y un hipnótico juego con los escenarios (¡qué bien se sentiría Wong Kar-Wai por los pasillos de aquel hotel!) que convierten la historia en algo muy cercano a la pesadilla apocalíptica. El ojo entrenado a buen seguro disfrutará con tal despliegue, mientras que al que le falte rodaje, si por accidente se ve en una de las sesiones de dicho filme, todavía es más seguro que perderá los nervios entre miradas furtivas al reloj.

¿Larga? Sí, tanto que, circularidades aparte, parecen dos películas en una. ¿Excesiva? También, tanto que es fácil imaginarse al cineasta de Rostov enredado entre sus rizadísimos rizos. ¿Desesperante? Como se ha dicho antes, depende de la tolerancia que se tenga a la llamada lógica (?) rusa, aunque para ser justos, hablamos de una película que rehúye cualquier planteamiento racional (¿acaso no puede decirse lo mismo de las relaciones amorosas?) ¿Carca? Cuidado, tal vez también, ¿o sino a qué se debe esa fatalidad y esa manía por poner al mismo nivel tanto al adulterio como al feo vicio de fumar? ¿Rusa? Por supuestísimo. Pero a pesar de todo esto, la virtuosa 'Traición' de Serebrennikov destaca por lo mismo que puede ser llamativo en cualquier infidelidad: sabe plasmar, como pocas películas han logrado, la atracción de lo oscuramente prohibido; el encanto de aquello que te enseñaron que es malo... pero a lo que tanto cuesta resistirse.
reporter
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8 de septiembre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vas a ver “Izmena”, déjate la lógica en casa.

Así no te preguntarás por qué los personajes que se mueven por esta historia no reaccionan como debieran (¿o sí lo hacen?).

¿Es porque son rusos? Creo que no; conozco rusos muy lógicos y racionales, que responden con la esperada “normalidad” a sus circunstancias exteriores. Entonces, ¿qué les pasa a éstos?

La respuesta es (aparentemente) sencilla: son personajes subordinados a una historia de barroquismo psicológico que, una vez planteada (primeros cinco o diez minutos), se dedica a jugar con la pasión.

Y éste es un juego difícil que a Serebrennikov se le escapa a veces de las manos, obligando al espectador que no esté en guardia a distraerse tratando de solucionar éste o aquel detalle que no encaja y que, en el fondo, carece de importancia porque el meollo de la cuestión no está en los detalles ni en el planteamiento formal (muy correcto, eso sí), sino en el extenuante análisis que se hace de la traición y del hastío, del deseo y de la muerte, del miedo y (sobre todo) de la obsesión, a través de una cámara impúdicamente esteticista, empeñada en meterse bajo la piel de una excelente Franziska Petri, que consigue hacerte creer lo increíble.

Atención a la secuencia de la tormenta: Serebrennikov da una auténtica lección de cómo la banda sonora le puede dar tanta fuerza a las imágenes, como los desgarradores sentimientos que éstas tratan de expresar. P’a quitarse el sombrero, oiga.

En resumen: quizá esté algo sobrada de metraje, pero es interesante de principio a fin.
Polikarpov
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6 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta narra la historia de un hombre y una mujer, dos conocidos casuales, se enteran de que sus respectivos cónyuges están teniendo una aventura. El descubrimiento desencadena una oleada de pensamientos y deseos ocultos. El director comienza narrando con maestría el diario tormentoso de dos personas cuyo sentimiento de desconfianza no solo se respira en la cinta. Una total sensación de duda es la que provoca la división espacios y personajes que a primera instancia se ven a lo lejos, sin ser partícipes, pero que a medida avanza el metraje los roles y papeles son intercambiados para generar confusión y dudar de todo lo que se ve. El director ha eliminado los nombres de los personajes y cualquier adorno externo, se ha centrado únicamente en retratar sus vidas.

Los cómplices de la demencial cinta son los actores Franziska Petri y Dejan Lilic que realizan excelentes actuaciones. Eso sí, las miradas y gran parte del peso de la cinta recae sobre Petri, que realiza una soberbia actuación, capaz de desviar emociones. Una mención especial también para la actriz Guna Zarina que con una corta participación encarna a un agente policial, un personaje duro, tosco y convincente.
La cinta es dinámica y provocadora manejando de manera discreta el erotismo. Vergüenza, dolor y compasión es acompañado de un mundo que lentamente se destruye solo con describir, sin necesidad de ver, la cinta le apuesta a la imaginación. La frías tierras rusas son retratadas elegantemente por Oleg Lukichev, responsable de la fotografía. El director introduce poco a poco un ambiente misterioso y oscuro, donde puede exponer la psicología de los personajes haciendo unas transiciones impecables e intensas acompañadas de situaciones casi sobrenaturales.

Los personajes son manipulados como piezas de ajedrez, dispuestas en callejones sin salida o con oportunidades de hacer una jugada. Si favorece o no, es lo que menos interesa a Serebrennikov, la tarea es para los espectadores. Palpitante y original comienzo que se prolonga hasta la primera hora, después de eso el relato comienza a perder intensidad. Culpa, arrepentimiento, pasillos estrechos, colores rojizos y pasos ruidosos acompañados de un tratamiento enfermizo y puramente psicológico a lo Ingmar Bergman. Es la interesante propuesta de este realizador ruso del cual hay que estar pendientes.
Cinema2puntocero
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9 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
IZMENA (BETRAYAL-TRAICIÓN de Kirill Serebrennikov)
De cómo en España se titula las películas como se quiere se puede hacer un tratado, y en esta ocasión desconozco quién decide que una película rusa se titule en inglés en vez de respetar el original ruso, pues si se quería ser cosmopolita qué mejor que dejar el Izmena del título, o si no optar por la “traición” del castellano, bien comprensible para el espectador, ya que Betrayal no dice nada para quien no sabe inglés y puedes terminar pidiendo una relaxing cup of café con leche y creerte absolutamente moderno.
Creo que era Hitchcock el que decía que una película ha de empezar con un terremoto y seguir aumentando la tensión, y desde luego el director, desconocido hasta ahora, Kirill Serebrennikov empieza con todo un tsunami, tanto emocional para el protagonista masculino como visual para el espectador en los primeros diez minutos de película.
El tema de la infidelidad conyugal es más antiguo aún que el matrimonio, y como dice el médico que atiende a Fernando Fernán Gómez en “La vida por delante”, “contra el amor el mejor remedio… es el matrimonio”, hasta el punto que uno duda de si los hoteles se inventaron para dar alojamiento a los viajeros o para facilitar las relaciones adúlteras. Si en la espléndida “In the mood for love” dos personas iban tomando conciencia de estar siendo engañados por sus cónyuges y se mortificaban en la recreación de lo que debía haber sido el enamoramiento de sus traidores compañeros, llegando hasta la privacidad de la habitación de hotel sin atreverse a dar el paso último que culminara su propio enamoramiento para no ser como aquellos, en la presente Traición siguen el camino del convencimiento de ser traicionados hasta que, pasado el tiempo, ellos mismos se convierten en los protagonistas de las nuevas traiciones a sus nuevos cónyuges.
La película empieza con la revelación que le hace una médico a su paciente de que su mujer le está engañando con su marido, iniciándose, tras un segundo escenario devastador y que nos sitúa en la levedad de la vida y lo imprevisible del azar, en la progresiva relación que se establece entre ambos protagonistas y en la búsqueda por parte del hombre de las evidencias que acrediten o no la infidelidad de su esposa. Cuando ésta es evidente, nuevamente el azar, o el crimen, pues ambas opciones son posibles, liberan a los engañados, negándose ella a mantener relación de ningún tipo con el hombre, pese a que éste, a su vez, se ha obsesionado con la doctora. Tras un magistral cambio de época, que descoloca al espectador hasta que entiende lo que ha hecho el director, un encuentro casual entre hombre y mujer pasados los años, les avoca a la situación inversa, a la de ser ellos los protagonistas del engaño y de la traición, y aquí la película empieza a decaer, a hacerse larga y repetitiva, como si estuviéramos viendo lo que anteriormente ambos sospechaban de sus cónyuges pero no tenían certeza, concluyendo nuevamente con otra historia de azar o crimen que pone punto final a la relación y al film.
Queda dicho entonces que Izmena tiene un poderoso arranque, una evolución más que notable hasta que una escena en una comisaría, más simbólica que verídica pero que rompe la línea de realismo de la película, provoca el bache, bache que aumenta con la narración de la segunda parte, que envuelve a la película en una pesadez aburrida en su última media hora. Película de claroscuros, de calidad, pero no acertadamente acabada para mantener tanto el nivel inicial como el más que evidente interés de la historia.
miguel martin
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15 de septiembre de 2013
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
PERSONAJES
- Protagonistas: Obedecen a la máxima: "¿Qué hora tienes? Manzanas traigo". Si sale un día soleado y hay 40º, me pongo el abrigo de visón, si, por el contrario, estoy en el bosque y ha caído una nevada, me quito la ropa y me afeito con una rama. El sexo, a ser posible, en los balcones y paso de la risa a las lágrimas en una décima de segundo. Desprecian olímpicamente las convenciones, solo se guían por los instintos y nunca piensan en pagar el recibo de la luz o comprar una barra de pan.
- El resto: son atrezo; tienen el mismo valor que una lavadora o una mesa camilla. Cuando resucitan y parece que hablan o son humanos, entonces siguen la misma inapelable lógica cartesiana que los protagonistas.
LUGAR
- Opción realista: Rusia año 3000 después del apocalipsis. Han sobrevivido pocas personas y nadie sonríe; hay mucho silencio y soledad.
- Opción metafórica: Purgatorio en el que penan unas pocas almas.
ARGUMENTO
Pánfilo majadero y desequilibrada salerosa se enredan y desenredan en una historia pavorosa que sirve de vehículo para reflexionar y mostrar la esencial fragilidad y el terrible desamparo de la condición humana. O ya que vamos a morir, follemos como leones.
Romanticismo y existencialismo. Pasión y absurdo. "La maté porque era mía" y "Me pego un tiro como siga este sindiós".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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