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España España · Santander
Voto de Simsolo:
8
Thriller. Acción Victor (Colin Farrell) es la mano derecha de Alphonse, un mafioso neoyorquino que corre el peligro de ser asesinado por un individuo que está matando a todos los miembros de su banda. Victor conoce a Beatrice (Noomi Rapace), una misteriosa mujer que vive enfrente de él y por la que empieza a sentirse atraído. Pronto descubre que la mujer ha sido víctima de un crimen y busca venganza. Pero también ella averigua que Víctor quiere vengar ... [+]
18 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Dead Man Down” merece ser rescatada del picadillo de filmes policiacos de los últimos años. Cuestión de jerarquías y nobleza escondida. No es una obra maestra, ni siquiera una película conseguida, pero asume riesgos suficientes como para ser tenida en cuenta. Su trama policiaca, demasiadas veces visitada, no opaca la arrebatada historia de amor que la vertebra. Una pasión medular, dolorosa. Un doble itinerario de redención entre dos seres asolados por dramas paralelos. Víctor y Beatrice. Dos personajes aparentemente imposibilitados para el amor.

Esta dualidad no acaba de resolverse del todo a lo largo de su metraje. La belleza del enamoramiento, sin embargo, cubre los desaciertos. Aunque ambos mundos (el personal y el criminal) están imbricados en el guion, el conocimiento y atracción entre los dos personajes principales prevalece sobre la violencia. Están hechos de ella, pero la trascienden. Víctor y Beatrice se mienten con palabras, mientras en sus miradas germina una pasión que es un consuelo para su tragedia. Las flaquezas quedan a la intemperie en esas escenas de intimidad, pausadas, desnudas, que alejan el film de lo barato. Nuestra mujer marcada vive al amparo de su madre –maravillosa y despistada Huppert- y teniendo los espejos como espoleta de su ira. Él esconde el pasado aterrador tras la vulgaridad doméstica de un frigorífico: la cámara oculta de un psicópata a la fuerza. Noomy Rapace transmite el descalabro interior de su personaje con una delicadeza nunca impostada. Colin Farrell, siempre en segundo plano entre los secuaces de la banda y su capo –ese Alphonse, dandi del delito-, también se nos muestra indefenso en cuanto la soledad lo acorrala.

El aparato policiaco en sí funciona a pesar de un guion torturado por giros y casualidades encajados a la fuerza. El abuso de lugares y episodios comunes no empantana del todo los resultados. Menos concesiones a la galería de los tiroteos de postín –la incursión del todo terreno en la casa- hubieran acercado más “Dead Man Down” a la estilización del “Pickpocket” de Bresson, a esa redención por amor plasmada en un hermoso beso aplazado que no es un “Happy end”, sino una oportunidad. Son los sentimientos entre dos personajes rotos los que dan espesor al film, no las venganzas mutuas ni lo perdones. Como si el turbulento y romántico Nicholas Ray de “Los amantes de la noche” hubiera llegado inédito hasta nuestro días. Ramalazos de un cine que fue. Quizás le falte algo de profundidad a los diálogos entre colegas del crimen, pero casi todas las escenas en las que Víctor y Beatrice combaten contra sí mismos frente a frente, son de una ternura rara. Un riesgo en un filme que son dos. Otros policiacos se quedan en el gatillo y la detonación. Al menos aquí nos importa lo que finalmente les suceda a sus almas perdidas.
Simsolo
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