James Bond toca tierra y se aleja del glamour de antaño en el cincuenta aniversario del espía más solvente al servicio de Su Majestad, la Reina de Inglaterra. En los peores tiempos de crisis económica, política y moral Bond muere y resucita tocado. Lastrado por su pasado y confundido por el paso de los años se siente viejuno, prescindible y más vulnerable. Los políticos lo quieren jubilar, el servicio secreto cree que no da ya la talla pero el cielo no caerá sobre sus hombros. Sam Mendes firma un Bond distinto, más humano, más íntimo, a pesar de que casi no se le tuerce el gesto y se comporta como un pasota de rostro pétreo. Y eso que a mi me gusta Daniel Craig como Bond pero aquí resulta bastante contenido, dureza y opacidad quizá como contrapunto a esa nueva vulnerabilidad descubierta. A pesar de que este nuevo capítulo de la saga resulta interesante, muy atractivo en lo visual y con un comienzo prometedor, tras la primera hora de metraje la película se desinfla. La trama argumental falla porque no se enfrenta a una amenaza para el mundo, sólo a la venganza de un histriónico malvado. Me esperaba más de Javier Bardem, algunos de sus tics me hicieron sonreir más que otra cosa y lo mejor de su intervención, es precisamente eso, que este buen actor haya metido el pie en una saga tan mítica. Skyfall es una película para tres personajes y tres escenarios y esto resulta escaso para un héroe sólido que recorría medio mundo desafiando enemigos, amando a seductoras mujeres, en un elevado rango de poder y conspiración internacional. Comparto con otros usuarios las curiosas similutes con el Batman de Nolan y de algunas secuencias que recuerdan a otras tantas películas de culto. Pero bueno a pesar de todo me parece una película interesante y no la pondré a parir como hacen otros porque James Bond me sigue seduciendo y espero que no termine aquí su evolución. Con todos sus defectos sigo creyendo que es una película interesante y recomendable.