Polanski como las buenas bodegas puede estar algún año sin producir buen vino, incluso no producir, pero sabes que más tarde o más temprano terminará saliéndole una buena añada.
Este es el caso de esta película; un thriller político muy bien dirigido con un pulso constante de director efectivo que no se pierde en fuegos artificiales, el director genera una atmósfera que va en aumento como solo el sabe hacer. En algunos momentos la película me recuerda a su clásico "Frenético" o a la de Hitchcock "Con la muerte en los talones", donde la tensión que va sintiendo el protagonista va aumentando a lo largo del metraje a la par que se la traslada al espectador. La atmósfera donde se desarrolla la película es grisácea, casi una constante en sus películas, a lo que coopera también una muy buena banda sonora que te oprime contra la butaca.
En cuento a las interpretaciones son correctas, algo mejor la de Ewan McGregor; pero entonces por que al acabar de verla se te queda esa sensación que se te queda cuando comes y no te comes el postre; bien yo creo que es básicamente porque la historia en si no tiene gancho, siendo realistas los thriller políticos no atraviesan su mejor momento, pero es que además la historia concreta de esta película no es lo suficientemente atrayente para que el espectador espere con ansia el final; es por ello que a lo largo del metraje va bajando en intensidad hasta casi diluirse, el final es esperado y poco sorprendente, cosa casi pecaminosa cuando hablamos de un thriller.
Dicho lo cual recomiendo verla pero no recordarla.

Un Momento: La escena de la nota que va de mano en mano; genial.