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México México · Ciudad de México
Voto de Iván Rincón Espríu:
7
Drama Liverpool, años 30. Una humilde familia de irlandeses católicos consigue salir adelante con dificultades. Liam, el hijo pequeño, todavía va a la escuela. Su madre es una mujer cariñosa, y su padre es un hombre responsable, orgulloso de tener un empleo en plena depresión económica. Sus hermanos también aportan algo a los ingresos familiares. Pero, cuando la crisis llega a los muelles de Liverpool, el padre pierde el trabajo, y la familia ... [+]
24 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crisis del capitalismo en los años treinta es el contexto de una educación religiosa que azuza la culpa y el miedo entre los niños como valor moral, mientras la desesperación de la clase obrera, entre un sector minoritario, degenera en odio a los irlandeses y judíos. El cierre de una fábrica en Liverpool es el punto de partida para este doble drama.

Liam es un niño tartamudo de siete años, preparado por su maestra de catequismo y el párroco local para su primera comunión. Su hermana adolescente consigue trabajo como sirvienta en la casa de una familia judía muy bien acomodada. Frustrado por la discriminación laboral, el padre se radicaliza y, al mismo tiempo que otros, su tránsito al fascismo en ciernes es trágicamente lógico y racional: los irlandeses venden su mano de obra mucho más barata que los ingleses, mientras los judíos se benefician de la pauperización (el casero, por ejemplo, encarna típicamente al capital vampiro), tanto como la Iglesia católica.

Con un desenlace algo apresurado, quizá para que el metraje no pase de los 90 minutos, la xenofobia que sustituye aquí a la lucha de clases tendrá el inesperado efecto de un búmeran en manos inexpertas.

Stephen Frears dirige, con guión de Jimmy McGovern, este acercamiento a la miseria de causas económicas y efectos ideologizantes. El planteamiento es interesante como hipótesis inexplorada.

Anthony Borrows en el papel de Liam nos brinda una de las actuaciones infantiles más entrañables en la historia del cine universal. Como su cándida hermana, Megan Burns no es menos convincente y meritoria. Tampoco Ian Hart y Claire Hackett como sus padres, ni los demás.
Iván Rincón Espríu
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