Cabe pensar que lo más acertado de la pelicula sería el titulo. Sin embargo, creemos que un nombre más apropiado sería "El Coronel", puesto que, dados a poner nombres de personajes, deberíamos darle el "honor" de encabezar esta creación audiovisual al personaje que más tiempo aparece.

Desde el título, todo empeora: El Coronel se muere, pero (paradójica y desgraciadamente) comienza su "voz en off", con la cual tenemos sentimientos encontrados: por una parte es un verdadero coñazo, pero por la otra, sin ella, es imposible seguir la trama.

Podríais pensar que una película que comienza de este modo está condenada al fracaso, pero os equivocáis... No, la verdad es que no os equivocais. Después de la escena de ¿ES.... BLANCO? ¡ES BLANCO!, comienza una subida de tensión posmoderna musical y de 7 cambios de plano / segundo que se repetirá cada aproximadamente 5 minutos para terminar en una espectacular reverberación que la primera vez aburre, la segunda disgusta y la tercera te hace quitar la peli.

A menos que Elvis Presley mismo diga explícitamente al espectador "estoy mareado" o "me siento solo", ni su madre (que gracias a ella la actuación de Austin Butler parece buena y todo) se entera de lo que está sintiendo el chaval.

Hablemos seriamente de la escena de Elvis niño: el ataque epiléptico que sufre en la carpa aquella mientras una señora le canta en la oreja es sin duda porque estaba escuchando el mismo desastre auditivo que el espectador.
Cuando Elvis adolescente habla, el micrófono va de puta madre. Cuando empieza a cantar y esta nervioso, se acopla de una manera espectacular. Cuando comienza el show, de nuevo como una rosa.

Estoy seguro que en las 2 horas de teledocumental que nos quedan podremos encontrar ejemplos de este tipo, pero nosotros no tenemos los cojones para afrontarlas. Les deseamos suerte si se consideran tan osados.