Están de moda, está claro. Llevamos unos años en los que el musical parece volver a su formato cinematográfico. Es más, las biografías de cantantes, reales o ficticios, están dando muchos resultados, en forma de premios cinematográficos o críticas elogiosas, lo cual hace que aparezcan productos como HA NACIDO UNA ESTRELLA, RESPECT, JUDY, ROCKETMAN, BOHEMIAN RHAPSODY.

Este ELVIS que nos llega como producción australiana y con el ecléctico Luhrmann en la dirección, no me llena en ningún momento. Me interesa la figura de Elvis Presley, tanto humana como artísticamente, pero no me meto en la historia en ningún momento.

El punto de vista de la misma está orientado hacia la figura de su manager, el farsante Coronel Parker, y es ahí donde la historia hace más mella e interesa más. Es como si Elvis fuera una figura secundaria en la historia y se nos mostrara más la biografía, oculta, misteriosa y controvertida, de su manager.

El acierto es que este personaje está encarnado por el siempre efectivo Tom Hanks, algo que ya conlleva solapar y eclipsar a cualquier actor que dé vida al personaje del Rey del Rock.

En cualquier caso, la película se ve con interés si te interesa Elvis. Si no es así, abstente de ir al cine. Y eso que parece una de las candidatas a múltiples nominaciones en los próximos Oscar. Pero eso no quiere decir nada, no olvidemos, o mejor, sí lo hagamos, que CODA ganó el pasado año el premio a mejor película. O que lo hizo hace poco GREEN BOOK. Y MOONLIGHT no hace mucho. En fin.