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España España · Málaga
Voto de Lukas:
8
Romance. Comedia Alvy Singer, un cuarentón bastante neurótico, trabaja como humorista en clubs nocturnos. Tras romper con Annie, reflexiona sobre su vida, rememorando sus amores, sus matrimonios, pero sobre todo su relación con Annie. Al final, llega a la conclusión de que son sus manías y obsesiones las que siempre acaban arruinando su relación con las mujeres. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el día 15 de febrero, y hasta el 3 de marzo hay en Movistar + un nuevo canal pop-up, dedicado por entero a Woody Allen. Es una ocasión perfecta para repasar toda su filmografía, que nunca viene mal. De paso, podremos ver en estreno su último filme, Un golpe de suerte. En fin, que anoche vi de nuevo Annie Hall, que ya vi el año pasado dos veces: el 22 de julio, y luego el 17 de septiembre, en Clásicos por M + (aquí, durante todo el día, desde las 10 horas, la programación estuvo dedicada al cineasta neoyorquino). En fin, que era hora de repasarla, porque es una de mis pelis favoritas (junto a Manhattan y Hannah y sus hermanas), de su extensa filmografía. No sé por qué, me salió directamente en versión doblada (aunque lo tengo configurado para verlas todas en VOSE), a lo mejor es que no hay versión en inglés… El doblaje es tan bueno, y uno está tan acostumbrado a las voces españolas, que verla en el original sería un poco raro. En fin, que volví a disfrutar de la historia, de sus constantes gags, de esa historia de amor central, que es una de las mejores que aparecen en su cine. A pesar de todo, no pude evitar quedarme dormido, en el tramo final. Pero no me importa, porque me sé la peli de memoria, de todas las veces anteriores. En lo que no puedo estar de acuerdo es en eso que dicen algunos, que es la mejor comedia de la historia del cine. Este honor iría, en todo caso, para pelis como: Con faldas y a lo loco; Aterriza como puedas; o bien, esa comedia de Herbert Ross, hecha unos años antes que ésta (1972), y que tiene, curiosamente, a los mismos actores protagonistas (Woody Allen, Diane Keaton y Tony Roberts): Sueños de un seductor.

Tenemos aquí al segundo Allen, digamos, tras su primera etapa en la que hizo muchas pelis desternillantes, llenas de ese humor judío suyo, tan irónico e incisivo. Aquí se empieza a poner más serio, aunque no mucho. Porque, como ya queda dicho, la cinta (escrita entre él y Marshall Brickman) está llena de diálogos inteligentes, y sobre todo, de monólogos ya históricos, es decir, de reflexiones, o más bien paridas, del genio neoyorquino. Como siempre antes de hacer esta reseña, leí muchas otras, aquí en FA, y me hacen gracia las negativas, porque son de gente a la que, precisamente, les revienta este humor judío. Pues nada, chavales (y chavalas), ved las pelis de Torrente, que ese humor hispano, más directo y cutre, es el que os va, seguro… Sobre todo, la cinta se sostiene por el personaje al que la cinta está dedicada, desde su mismo título. Esa Annie Hall que no es otra que Diane Keaton, su anterior musa en la vida real, con la que vivió, tal vez, los mejores años de su vida. Y eso se nota en la pantalla, que brilla cada vez que ella aparece, que es casi siempre. Keaton, en su mejor momento artístico y físico, porque no veas lo guapa que luce aquí, con sus modelitos andróginos de Ralph Lauren, que han pasado a la Historia.

Hay momentos sencillamente geniales, como ése que arranca en las instalaciones de tenis, que sigue con el paseo delirante en coche (en el escarabajo de ella, qué bueno) y que continúa en el apartamento de Annie, en una de las secuencias más brillantes del cine de Allen, sin duda. Toda esta parte, es mi favorita, siempre que veo la peli. Unos diálogos frescos, naturales (que en Alvy son siempre artificiosos, porque no puede negar su cultura judía, no puede evitar soltar todo lo que sabe, y más lo que teme o desconoce). Esa secuencia, en la terraza, con las preciosas jardineras de fondo, los edificios del fondo, una copa de vino, un vaso, la charla intrascendente, los rótulos en amarillo, de lo que cada uno piensa realmente, así trabaja el inconsciente…. ¡Es que así es cuando uno se enamora! Cualquiera que se haya enamorado alguna vez, cualquiera que se haya visto en ese trance, seguro que se sentirá identificado, aquí, o en muchas otras secuencias. Ella canta fatal (aunque él la anime), fuma hierba antes de hacer el amor (algo horrible, que él le recrimina), dice que es para relajarse, cree en las chorradas de la new age (entonces tan en boga), y todo eso me hace pensar en Inma, aquella chica que conocí en mis veintitantos, un poco como Annie Hall, un poco bohemia, progre, de familia bien, guapísima en su simplicidad, que con una simple camiseta ya estaba de lo más deseable, y que con una simple mirada te hacía derretirte. Porque Annie Hall no es sólo una película, una película genial, con todo el equipo técnico en estado de gracia, y con el mejor guión posible. Annie Hall habla del tiempo ido, que ya no volverá, que existe sólo en nuestra memoria; habla de las mujeres hermosas, de las posibilidades perdidas, de los momentos de felicidad. Todo lo que empieza tiene un final; sabemos que después de Annie, empezará una nueva vida, tal vez peor. Pero ella siempre estará ahí, con su risa, con sus tonterías, con su voz ni fú ni fá. Ella, y nada más que ella.
Lukas
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