Muy buen trabajo de Ricky Gervais tratando un tema tan delicado como es, con permiso del COVID 19, la peste del SXXI; la depresión. Veo esta serie más que como un nuevo proyecto de Gervais, como un proyecto terapéutico para sí mismo. Ricky Gervais hace de Ricky Gervais pero esta vez sumido en una gran depresión por la muerte de su mujer. Es una serie tremendamente personal y extremadamente sincera. Sigue manteniendo los personajes excéntricos de sus anteriores trabajo y el humor políticamente incorrecto, pero en el fondo muy neutral y sin juzgar a nadie. Durante estas dos temporadas tampoco ocurre nada apoteósico, ni hay grandes giros; simplemente se deja fluir por la vida de una persona con depresión. Por lo visto tendrá una tercera temporada, pero si no la tiene tampoco pasa nada ya que el final de la segunda, aunque es muy simple, puede cumplir como final.

No es su mejor trabajo, pero si logras empatizar con el protagonista te puede gustar mucho.

* Tras ver lo que parece que será su última temporada (temporada 3) la he tenido que bajar un par de puntos, ya que en este caso ocurre algo que no suele ser propio de los productos de Ricky Gervais. Alarga más de la cuenta una historia que no da más de sí sin volverse repetitiva. Independiente de que el final pueda ser mejor o peor, a mí sí me ha gustado, la temporada final se hace cuesta arriba.