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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Intriga En el Londres de la posguerra una joven pareja y su bebé encuentran un hogar en el número 10 de Rillington Place, una preciosa vivienda cuyo inquilino del piso inferior, John Reginald Christie, resulta de lo más inquietante. Lo que desconocen ambos es su violento historial de asesinatos en serie de mujeres mediante gas y sus posteriores actos necrófilos, impulsos criminales que Beryl acabará reavivando en su mente. (FILMAFFINITY)
27 de febrero de 2008
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo dos años después de El estrangulador de Boston, también basada en hechos reales, el mismo director hacer esta otra, según un suceso inglés con reparto británico de gran altura.

Mientras el caso norteamericano tenía suspense, pasión, y mucha carga emocional, y hasta gran espectáculo con un sistema de exhibir situaciones simultáneas, esta vez el material es mucho menos pasional, más frío, a veces exasperante... razón por la cual fue rechazada por el público.

Esta es una película muy distinta. Entre otros motivos por el asunto en sí: el terror que se esconde tras los gestos amables de un buen vecino, narrado con la misma escalofriante austeridad en que sucedieron los hechos. Todo se rueda en interiores más bien sucios, oscuros, de pocas palabras y gestos implacables.

Era algo poco transitado en el cine industrial de entonces, y RF era un tipo muy metido en la industria. Aquí se dice que el peligro puede estar en tu propia casa, y además —el verdadero asunto terrorífico de la película— el sistema no te protege si eres un pobre hombre con todas las apariencias en contra, víctima de crueles prejuicios sociales.

Es algo que sucede hoy en día. En 2003 en España el ministro Acebes del Interior dijo, para justificar la encarcelación de alguien que resultó inocente que "tenía un perfil delincuencial". Algo así de tremendo y absurdo y totalitario no se saldó en España con la pena de muerte porque ya no existía, pero sí en el terrible caso de Rillington Place, una historia tan dura que fue baluarte muchos años en Reino Unido de los enemigos de la pena de muerte... hasta que finalmente se eliminó si mal no recuerdo en 1963.

Attenborough está magistral. Igual que John Hurt, tan joven, en personaje tan difícil, tan desesperado y Judy Geeson: un puñado de actores que trabajan como en el teatro, sin red, expuestos a narrar una de crímenes que atraganta las palomitas.
horacio
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