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Tacones lejanos

Drama. Intriga El marido de Rebeca (Victoria Abril) fue en otros tiempos el gran amor de su madre, la diva "Becky del Páramo" (Marisa Paredes). Cuando éste muere asesinado, madre e hija vuelven a encontrarse. El juez que lleva el caso (Miguel Bosé) es por la noche una drag-queen que imita a Becky. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
3 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que capta tu atención desde el principio, que resulta muy interesante a medida que se desarrolla la trama y que termina por decepcionarte. Es, a fin de cuentas, una película que sin ser mala te esperas mucho más de ella.

Las características almodovarianas están por todos lados, casi en cualquier fotograma de la película puedes ver ese rojo intenso que tanto gusta al director (incluso en los pasillos lo que más resalta son los estintores) y no son pocos los números musicales que nos ofrece. Constituyen estos las partes más memorables de una película que, aunque pueda no gustarte, te regala momentazos como el baile en la prisión.

Por otra parte, al igual que sucede en Hable con ella con Rosario Flores, Tacones lejanos sufre enormemente al contar con Miguel Bosé en uno de sus personajes principales. Es cierto que su actuación travestido no tiene desperdicio, nadie podría hacerlo mejor que él, pero de ahí a otorgarle un papel de tanto peso en la trama hay un gran trecho y un error inmenso.

Otras cuestiones como por qué el personaje de Victoria Abril no reconoce a Miguel Bosé, cómo es que estuvo nominada a un Goya Cristina Marcos o el repelús que da inmaginarse el lunar del glande de Letal es mejor no hacérselas.
DaniBalboa
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5 de enero de 2016
25 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Les pido a los Reyes Magos una peli de Almodóvar que nunca haya visto. Y van los hijoputas y me traen "Tacones lejanos", bodriazo almodovariano de categoría suprema donde los haya.

En la película hay un momento en el que Victoria Abril hace una mención a "Sonata de otoño", de Bergman. Me suena vagamente, fijo que la he visto. Y así es, la busco y encuentro la crítica que le hice en su día. Efectivamente la vi, y no me gustó nada, me pareció un tostonazo de la hostia. Peeeeero curiosamente, oh casualidad, el final de mi crítica es el siguiente:

"Cuando yo era hija puteé a mi madre hasta la saciedad, y la pobre no me pudo putear nunca a mí porque yo creo que le daba hasta miedo, de lo bicho que era. Ahora que soy madre es mi hija la que me putea a mí siempre que puede, aunque yo me defiendo bien y contraataco con mi armamento pesado. Si le hubiera contado a Bergman unas cuantas charletas duras y complicadillas entre nosotras fijo que le habría salido un guión bastante mejor; al menos más real, más reconocible, más humano y menos divino. Claro que igual entonces no parecería Bergman; sonaría mucho más a Almodóvar. Bueno, con cierto toquecillo Allen."

Mira tú por dónde Bergman me recordó a Almodóvar, qué cosas. Pues bien, me equivoqué. Craso error el mío. La madre y la hija de Almodóvar no son ni más reales ni más reconocibles ni más humanas ni menos divinas que las de Bergman. Si acaso un pelín más petardas.

Marisa Paredes, la madre, se pasa toda la película ojiplática perdida con las órbitas oculares al borde del colapso. Entre tanto Victoria Abril, la hija, se obstina en un constante titileo lacrimal que delata descaradamente el abuso descarado de colirios quemapestañas durante el rodaje de la película. O eso o muchas cebollas se debió de pelar Victoria por aquellos días.

Y luego tenemos a Miguel Bosé, bello entre los bellos pero horripilante actor entre los más horripilantes (de hecho creo que no lo han vuelto a llamar nunca más). Y para más inri el jefe lo pone a hacer un doble papel, juez y travelo, travelo y juez... tanto monta, monta tanto. Ni que decir tiene que de travelo lo borda, porque Miguel tiene ese punto Madonna que no puede remediar y que a las tías nos da un morbo que pa qué. Pero Miguel de juez... simple y llanamente es un imposible. Ni siquiera un juez almodovariano, por mucha imaginación que se le eche.

Si por lo menos el juez Bosé durante los interrogatorios hubiera llevado tacones, labios rojo pasión y el correspondiente pelucón a lo Marlene yo me lo habría creído, sinceramente. Lo prometo, palabrita. En mi cabeza cabe sin problemas un juez hermoso y glamouroso como la inquietante Letal. Pero diossssssss... esa barba postiza, esas horribles gafas de semisol, ese maletín casposo, esos andares a medio camino entre vedette de revista y asesor de Rajoy...

Nooooooooooooo! Miguel no puede andar asíiiiiiiii! Y no hace falta ser Boris Izaguirre para chillar horrorizada al verlo. Miguel es el tío que mejor sabe llevar un frac del mundo (a los escépticos los remito al vídeo oficial de "Olvídame tú" para que agachen la testuz y le rindan pleitesía); es un tío que le pongas lo que le pongas, diga lo que diga y haga lo que haga es puro estilo, clase, presencia, morrrrrrrbo. Ese hombre no se mueve; son las cosas las que se mueven a su alrededor. Almodóvar nunca debió convertirlo en esa cosa amorfa y contraerótica que se tira media película haciéndole ojitos a Victoria Abril para que le quiera un poco mientras ella está en su onda maternofilial y pasa de él como de la mierda.

Bosé es un macho alfa, le pese a quien le pese, y no sabe hacer de otra cosa que de macho alfa. Se mueve como un macho alfa, habla como un macho alfa... y un macho alfa en un momento dado puede ser transexual, asexual, homosexual o trisexual, puede ser incluso UNA macho alfa, pero nunca jamás puede ser un triste y grisáceo funcionario del Ministerio de Justicia. Y con barba postiza, diossssssss! Nunca le perdonaré a Almodóvar tan espeluznante visión. Aún estoy en estado de shock postraumático.

En fin, solo con este atentado al buen gusto y al decoro ya bastaría para condenar a la película a los avernos más avernícolas de la cinematografía patria. Pero si encima recordamos los delirantes diálogos entre Abril y Paredes, sus ojos desorbitados, sus lacrimales encharcados, sus gestos culebronescos... ya entramos directamente en el mundo del espanto y la aberración. Ni tacones ni lejanos; esto es pienso pa marranos.
Talía666
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27 de enero de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Almodóvar versiona Sonata de otoño de Bergman: la pianista de Ingrid Bergman se convierte en una Rocio Jurado-Isabel Pantoja interpretada por Marisa Paredes y la fragilidad dolorosa de Liv Ullmann se convierte en una interpretación cómica y llena de sorna de Victoria Abril.

Todo en el ambiente de crímenes vagamente hitchockianos y el humor iconoclasta (Bibi Andersen está graciosisima) se funde en un bolero para conquistar, sin que lo esperemos, el sentimiento. Almodóvar, tan dado a la elocuencia y el diálogo, se demuestra un magnífico escritor de diálogos: desde la confesión hasta los momentos eróticos del juez que encarna un Miguel Bosé destinado a este viaje, todo en esta película demuestra que la inspiración y el estilo son unos en este director genial.
Alvy Singer
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1 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta este Almodóvar, poniendo al límite a sus personajes ya tocados de por sí.

Marisa genial, Victoria genial, aquí sobra un poco Miguel Bosé, se nota que nada en aguas que no son suyas, lástima, porque con otro actor hubiera sido la bomba.

La banda sonora que decir, las dos mejores canciones de Luz Casal para esta película.

Esos colores, esa luz, esos planos, esa tragedia... fabuloso.

Como curiosidad, el traje de Marge Simpsom cuando se compra un traje channel, es uno clavadito que sale aquí, que lo lleva Victoria.
edugrn
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20 de octubre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bueno

Es increíble como Almodóvar logra hacer funcionar en cine guiones que en otras manos serían culebrones terribles, aquí la historia tiene muchos huecos argumentales pero esta tan bien contada y es tan entretenida que dejamos eso de lado.

Buenas actuaciones principales y una sorpresiva inclusión actoral de Miguel Bosé

Almodóvar siempre ha sabido como explotar lo que hay en escena, eso junto a una adecuada escogencia de la música nos da escenas muy bellas y para el recuerdo, por ejemplo la escena en el camerino. Erótica, sin llegar a lo pornográfico.

Lo Malo

La historia tiene sus bajos, y resulta muy encerrada en sus personajes, hay que forzarla para que calce, aún así si te dejas llevar, la disfrutarás montones.
CINELOCURA
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