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La favorita

Drama. Comedia Principios del siglo XVIII. Inglaterra está en guerra contra Francia. Una reina debilitada, Anne (Olivia Colman), ocupa el trono, mientras que su amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) gobierna en la práctica el país en su lugar, debido al precario estado de salud y al carácter inestable de la monarca. Cuando una nueva sirvienta, Abigail (Emma Stone), aparece en palacio, su encanto seduce a Sarah. Esta ayuda a Abigail, la cual ve una ... [+]
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Críticas 190
Críticas ordenadas por utilidad
14 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
07/07(09/01/19) Sugerente drama histórico (no sé dónde está la comedia que muchas han visto, incluso los delos Globos de Oro, que la nominaron en esta categoría), dirigido por el heleno Yorgos Lanthimos, cineasta valiente que gusta de realizar films malsanos, surrealistas, enmarcado en universos que rozan lo absurdo, donde lo estático marca la acción, aquí hace hasta la fecha su obra más fácil digerible con este relato, que aun así mantiene parte de los mantras del cine del griego, como los rituales de control y dominación (‘Canino’), sobre lo espurio y críptico del amor (‘Langosta’), los abusos del poder y su corrupción moral (“Langosta”), o los sacrificios por un bien mayor (‘El sacrificio de un ciervo sagrado’). Todo esto enmarcado en un sátira social que recuerda en su indefectiblemente a “Eva al desnudo” (1950), cruzado con una puesta en escena deudora claramente de la kubrickiana “Barry Lyndon” (1975) y “El resplandor” (1980), esto por el manejo singular de la cámara (grandes angulares, entes súper anchas, grandes profundidades de campo, y hasta ojos de pez). También del genial neoyorkino Stanley y esta referida cinta se pueden ver similitudes en las ansias arribistas de los protagonistas (como en su estructura por capítulos), y también paralelismos entre el cine kubrickiano y el de Lanthimos en el distanciamiento y frialdad con que trata a sus personajes, como también se pueden ver trazas malsanas de la película “El sirviente” (1963) de Joseph Losey sobre la novela de Robin Maugham. Por primera vez en la filmografía de Yorgos el guión es ajeno y tampoco participa su colaborador habitual Efthymis Filippou, el libreto es obra de Deborah Davis y Tony McNamara que se centra en la corte inglesa de la Reina Ana (1702-1714), donde dos mujeres se disputan el ser las favoritas de la monarca, entrelazando maquinaciones, traiciones, y juegos de poder, ello en un universo marcadamente de mujeres, el empoderamiento femenino en un mundo de hombres. La Reina Ana, último miembro de la Casa de Estuardo, definida durante siglos por las cosas más mordaces que Sarah había escrito sobre ella después de su muerte.Ha tenido cinco nominaciones a los Globos de Oro, incluyendo a película (Musical o Comedia), ganadora de Mejor actriz para Olivia Colman(Comedia o Musical).

El director coloca en el centro de su diana la hipocresía y culto a falsas apariencias de submundo sumido en superficialidad y culto a la personalidad, despliega juego de engaños y manipulaciones sobre el tapiz de la corte inglesa del XVIII, lugar cuasi-claustrofóbico, puede recordar la casa de “Canino”, aquí la sociedad mundana queda lejos, el hedonismo mezclado con el canibalismo se apodera de las ambiciones de los personajes, en un tablero-palacio donde en sus salas hay carreras de patos, o el dormitorio real tiene a 17 conejos de acompañantes de la Reina. Monarca solitaria, triste, caprichosa e insegura que alienta una competición por su persona, la de dos mujeres, mandataria acuciada por la indecisión sobre si es mejor continuar o no con una guerra, y que todos los que tiene alrededor intentan mangonear por sus intereses personales. Es este un universo decadente donde campan a sus anchjas personajes grises, la bondad es algo inexistente, todo es individualismo y darwinismo social, sálvese el que pueda, aunque para ello deban pisotear (o envenenar) a los demás. Un desarrollo donde Cual abanico se abre un catálogo de las miserias humanas, sus ansias desmedidas de supervivencia, sus anhelos de escalar (socialmente), las ganas de tener poder, donde la corrupción moral es primordial para poder moverse en esta ciénaga de codicia. Un juego de seducciones parasitarias donde el sexo es un arma más poderosa que una espada, donde la lealtad y traición es una senda afilada que corta, una guerra de sexos (con algunos elementos de screw-ball), rivalidades y amores de conveniencia son recursos de ataque y sugestión, el verdadero y desinteresado cariño es un ente invisible para una monarca voluble y patética.

Todo evolucionado mediante ritmo ágil, diálogos inteligentes, situaciones ingeniosas sugerentes, en in crescendo dramático incisivo, con recursos mordaces en el sentido de su anacronismo. Un mundo tan machista el del SXVIII donde son las mujeres las que lo manejan todo, donde es el amor lésbico motor de las reacciones del poder, donde todo un Imperio está pendiente de la decisión de una mujer, donde la gran consejera de la Reina es mujer, donde la persona que puede quitar este privilegiado puesto es otra mujer, donde los hombres son satélites que bailan al ritmo de estas mujeres, mujeres que manejan sus atributos como su artillería para medrar en este mundo supuestamente de hombres; Este elemento se suma a algunos anacronismos, ya desde sus diálogos claramente modernos, o con ese baile ultra-chic con una coreografía propia del SXX, con una banda sonora donde convive la música clásica (Bach, Vivaldi, …), con Elton John, otorgando un carácter cuasi-atemporal al relato.

Emma Stone (me tienen loco esos ojazos!) como egoísta advenediza Abigail cuyo padre vendió “su coño a un gordo alemán”, despliega desarrollo vibrante desde que aparece en palacio embadurnada en barro, mugrienta, empezando un ascenso inteligente donde las armas de mujer serán desplegadas para ir ascendiendo en la escala de la corte, desde “fregona” de cocina intentará acercarse lo más posible a la monarca, quiere ser “su favorita”, para ello deberá aplastar a su rival (Lady Sarah), donde la moralidad y nobleza serán un ente desaparecido. La actriz la encarna con picardía, con vigor, con entereza, manteniendo maravilloso tour de forcé femenino con Weisz y con Colman, juego de haber quién sabe manipular mejor; Rachel Weisz da vida a Lady Sarah, mujer de confianza de la reina Ana, tiene gran poder de sugestión sobre ella, cual Pepito Grillo le susurra lo que debe hacer, lo malo para ella es que tarda en darse cuenta del peligro supone para su status... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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19 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director contemporáneo que me ha sorprendido muy gratamente ese ha sido el cineasta griego Yorgos Lanthimos con sus excelentes "Dogtooth", "The Lobster" y "The Killing of a Sacred Deer", peliculas en las que me sumergo siempre que tengo un rato libre, así que era de esperar que estuviese esperando "The Favourite" desde su anuncio. Una vez que la he visto me he encontrado con una maravillosa película pero con una decepcionante película de Lanthimos.

La película nos presenta a Anne de Gran Bretaña (Olivia Colman) la última reina Estuardo, que debido a su fragil salud, su papel de dirigente del pais recae en su amiga, amante y confidente Lady Sarah (Rachel Weisz) que la manipula para lograr sus propios objetivos, pero todo cambia cuando llega a la corte Abigail Hill (Emma Stone), una criada que se hará amiga de la reina con el objetivo de escalar clases sociales, lo que provocará una rivalidad entre Sarah y Abigail.

Como película es una delicia, la ambientación es exquisita, el vestuario y peluquería es tan extravagante como el de esa época, la banda sonora es genial, las actuaciones del trío protagonista son exquisitas, sobre todo la de Colman y la dirección de Lanthimos es genial aunque no tan arriesgada como en sus obras anteriores, y eso que usa ojos de pez en un drama de época...

Como película de Lanthimos es un poco decepcionante, se nota mucho que la dupla Lanthimos-Filippou no ha participado en el guión y por tanto la hace más asequible para el gran público, no como sus pelis anteriores más experimentales y turbias. No hay muchos elementos que te recuerden a su peculiar estilo, de hecho, cualquier otro director la podría haber dirigido y el resultado seria muy similar.

Espero que la próxima película de este director recupere su estilo tan característico y peculiar y no empieze a tirar por el cine más "mainstream", porque si no ya no quedará nada de aquel hombre del que me enamore, eso sí, nadie le quita a "The Favourite" que sea un peliculón en toda regla.
Riesgo Doceñal
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19 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yorgos Lanthimos dirige su película más accesible, o lo que es lo mismo, su película menos rara. Utilizando un guion ajeno, filma echando mano de sorprendentes decisiones estéticas -el ojo de pez, los grandes angulares-, manifestando su gusto por los contrastes, y dejando patente en casi cada plano un humor insólito, negro, en ocasiones absurdo, que derrocha mala uva y que se ha convertido en su sello personal.

Las intrigas de palacio de este drama de época resultan singularmente entretenidas. La frivolidad de la corte, las ansias de medrar en la escala social, las traiciones, las conspiraciones, la ambición de poder, la utilización del sexo como arma, los azares que marcan el destino de un país son diseccionados desde la extrañeza y la ligereza, al modo de un juego infantil y banal cuyas caprichosas reglas permanecen sujetas al carácter voluble de una patética reina chiflada. Porque la cuestión, como siempre, como diría Humpty Dumpty, es saber quién manda.

El trío de actrices deslumbra. Olivia Colman quizá sea la más desconocida de las tres pero domina con soltura todos los variados registros de su personaje. Rachel Weisz muestra mucha clase y Emma Stone posee un increíble talento y tiene un gran futuro.

A los directores tan personales como Lanthimos les conviene, cada cierto tiempo, imponer límites a su creatividad. Es ahí cuando se vuelve indudable la validez de su mirada.
Jackie Daytona
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19 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, señores. Porque este extraordinario filme puede calificarse de gran ópera. Hace décadas que no veía una obra de época tan inmensa.

Es extraño, y centellean en las críticas, clamorosas ausencias de referencias a la música que, en películas como esta, juega un papel tan importante como el de las tres fabulosas artistas sobre las que recae todo el peso del argumento, la fotografía, o la puesta en escena.

Y digo esto porque la banda sonora de esta gran obra de arte es maravillosa. Cada escena, cada toma del, a saber, estado de ánimo de las protagonistas, de sus sentimientos y emociones, tiene un leitmotiv musical. Así desde ese obstinato martilleo en algunas de las primeras escenas en esa infinita galería de ventanales de palacio, hasta ese extraordinario quinteto de Rober Schumann (2º movimiento), que pese a su anacrónismo temporal respecto a la fecha de la acción, no deja de impregnar su magia y reforzar el matiz en la expresión de la reina Anna en los momentos mas tormentosos de su relación con su amante, Lady Marlborough. Me recordó mucho a ese diálogo a la luz de las velas entre aquel Mr. Barry y su mentor en el arte de estafar, acompañados de aquel trío nº2 de Schubert, (tambien 2º movimiento, relacionado con su ciclo de Lieds: "Vaje de Invierno") en la memorable película de Kubrick.

No importa el gran angular del objetivo empleado en la cámara para captar todo el espacio de los salones o jardines, que aisla aún mas ese introvertido carácter de los tres personajes. Todo es magnífico en esta grandísima ópera cinematográfica. Efectívamente, desde aquel “Barry Lyndon” de Kubrick no habia vuelto a ver un filme de semejantes escenas de belleza y emoción, combinando la música, la excelente escenografía, y el interesantísimo guión y dirección. Porque, como alguien ha dicho, se pueden apreciar ciertos paralelismos entre ambas películas. Aquella narrando las aventuras y problemas de un trepa, que en la película que nos ocupa aparece en versión femenina, que podria incluso recordar a aquella famosa Becky Sharp de "La Feria de las Vanidades", de William M. Thackeray.

Si bien, la psicología reflejada en los personajes del famoso filme de Kubrick dista del hieratismo British de estas tres protagonistas: la Reina Anna, Lady Sarah Marlborough, y Abigail Hill; cada una con ese frío e introspectivo carácter plagado de matices, el primor de esa combinación: guión e interpretación de estas tres actrices, escena, y la mas que expresiva música, empleada para resaltar el dramático significado de cada momento del filme, convierte a esta "Favorita" en dignísima pariente de aquella extraordinaria obra del maestro Kubrick.

No se la pierdan.
Norbert
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22 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La favorita (The Favourite)

El discutido y polémico director griego Yorgos Lanthimos, cuyas realizaciones tantas controversias levantan, ha filmado en esta ocasión una soberbia película que, en mi opinión, merece o debería merecer el reconocimiento unánime del mundo cinematográfico.
A principios del siglo XVIII, Inglaterra está en guerra con Francia y entre los interminables corredores, salones y recámaras del palacio de la reina Ana Estuardo, medran, conspiran, se arrastran y afilan sus garras todo tipo de intrigantes alimañas que se despedazan entre sí para conseguir los favores de la soberana. La reina Ana, cuyo vida es sumamente desgraciada -concibió 19 hijos de los cuales no sobrevivió ninguno-, padece una dolorosa enfermedad en las piernas que le impide moverse con normalidad, y es magistralmente interpretada por Olivia Colman en una actuación que roza la perfección. La reina sufre frecuentes cambios de estado de ánimo, es débil y depresiva, irritable, insegura y fía el timón de su gobierno a su favorita, Lady Sarah, condesa de Marlborough, cuyo papel corre a cargo de una sobresaliente y carismática Raquel Weizs. Pero pronto los privilegios y el poder casi absolutos de Lady Sarah se verán seriamente amenazados por la irrupción de la intrigante, bella y endiabladamente inteligente Abigail Masham, una plebeya descabalgada de la nobleza por azares del destino a la que la siempre competente y atractiva actriz estadounidense Emma Stone le da vida.
Durante dos horas, estas tres mujeres -la aparición del resto del elenco es casi testimonial-, tal es el poder de su magnetismo, secuestrarán nuestra voluntad y absorberán toda nuestra atención. Permaneceremos hipnóticamente atrapados entre la viscosa red de sus diabólicas maniobras;
huéspedes tan honorables como la amistad, dignidad, honestidad o
lealtad no han sido invitados a este festín de oscuras ambiciones.
“La favorita” es una película básicamente filmada en interiores. Vestuario, diálogos, fotografía, ambientación y música son sencillamente formidables. Lanthimos introduce una cámara ágil entre los vericuetos del palacio y recorre sótanos, cocinas, pasillos y aposentos, la sala del Parlamento; nada escapa a su ojo inquisitivo. Y en la noche, reproduce magistralmente esa atmósfera fantasmagórica, espectral y algo siniestra, que la tenue luz de las velas de miles de candelabros proyectan en el interior de la imponente masión de su majestad la reina Ana de Inglaterra.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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