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La favorita

Drama. Comedia Principios del siglo XVIII. Inglaterra está en guerra contra Francia. Una reina debilitada, Anne (Olivia Colman), ocupa el trono, mientras que su amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) gobierna en la práctica el país en su lugar, debido al precario estado de salud y al carácter inestable de la monarca. Cuando una nueva sirvienta, Abigail (Emma Stone), aparece en palacio, su encanto seduce a Sarah. Esta ayuda a Abigail, la cual ve una ... [+]
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Críticas 190
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un buen recibimiento por parte de la crítica internacional y uno más tibio por parte de algunos amigos críticos, hoy por fin he visto "La Favorita".

¿Merece la pena su visionado?
Definitivamente, sí. La fotografía y el vestuario destacan por encima de todo en una película donde la visión de la realeza no dejará indiferente a nadie. Los encuadres que se consiguen en la película son muy superiores a los que estamos acostumbrados, hay escenas donde prácticamente se ve una habitación entera con una sola toma y otras que parecen directamente un cuadro de época, por la cantidad de elementos que aparecen en pantalla y el gran detalle de los mismos. Todos estos grandes planos y enfoques vienen acompañados por tres actrices protagonistas que dan lo mejor de sí, desarrollando una trama dinámica donde el ritmo no decae en ningún momento.
Y cómo no hablar de la música. Desde el inicio hasta el final la película cuenta con una banda sonora muy acertada, que consigue introducir al espectador en el mundo de la realeza.
Considerando todo esto, pocos puntos negativos se pueden sacar de esta película. Quizás la trama es previsible en su tramo final, pero incluso en esa parte el director arriesga y consigue salirse de los cánones convencionales haciendo una película distinta a muchas otras.
En resumen, es una película de excelente factura y sobretodo diferente y divertida. Y auguro que puede ser sin problema la gran vencedora de la noche de los Oscars. El 24 de febrero saldremos de dudas.
javifar
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29 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que individuos tan repugnantes, ambiciosos, sádicos, mitómanos, degenerados y que no se privan de ningún trastorno obsesivo-compulsivo-criminal que les mantenga cerca del poder, hayan capitaneado, a lo largo de la historia, la nave de la civilización, no habla muy bien de nosotros, los lagomorfos, el resto de seres humanos que, como sucede en esta buena inmersión del director griego en la corte inglesa de hace trescientos años, somos bichitos casi invisibles y de irrisorio valor.

"La favorita" es un espejo en el que la deformidad y el absurdo (acentuados ambos por el uso del ojo de pez del director) son tan reales que engullen cualquier otra manifestación que tuviera que ver con la verdad, la sensatez y el sentido común. Cuanto sucede fuera de los muros de palacio, incluso la guerra, solo es un juego que da o quita puntos, y posiciones, dentro de esa ridícula monarquía parlamentaria que conforman la apolillada aristocracia y los terratenientes y banqueros. Seguramente, en esos días, también había gente sabia, honrada y capaz que se dedicaban a hacer cosas interesantes: escritores, pensadores, científicos, agricultores. mineros..., pero como en tantas otras ocasiones, son quienes se dedican a la vida contemplativa los que deciden e inciden en la vida de la comunidad; ¡qué desgracia!

Yorgos Lanthimos, menos críptico y surrealista que en otras ocasiones, continúa señalando con gran acierto los aspectos negativos de la cultura, la educación, las leyes...; que acaban desembocando en abusos de poder, corrupción y otras tropelías. Su expectativas en cuanto a la supuesta bondad de la condición humana, siguen en la inexistencia, bien sean atendiendo a la genética o al aprendizaje.

Las mujeres protagonistas disfrutan y brillan en la interpretación que, efectivamente, es una comedia negra en la que chapotean los personajes, pero un auténtico drama, antes y ahora, para los sufridores (conejillos) de estos esperpénticos líderes políticos.
Sinhué
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30 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yorgos Lanthimos se ha ganado a pulso pertenecer a ese grupo de directores ciertamente idiosincráticos que, con cámara y guión en mano, oprimen y perturban al mismo tiempo; ‘outsiders’ que nos obligan a mirar ciertas realidades surrealistas –si se me permite el oxímoron- que no parecen diferir tanto de nuestra naturaleza humana. ‘La Favorita’ constituye una pieza más en el particular cosmos de Lanthimos: uno en el que pocas veces se ve el mundo exterior pero que sirve de fábula de nuestras imperfecciones. También es un punto y aparte en su carrera.

Por primera vez el director griego sale de sus ya características distopías para realizar su primer drama de época. Una historia de lujos y brillos aristocráticos que, sorpresa, empieza con un miembro de la burguesía hundiéndose en un fango de heces. Poco sutil, pero francamente certero. Es este núcleo axiológico que trata de aunar poder y humillación, lujo y vejación, lo que se representa en la cadena de protagonistas interpretados por Stone, Colman y Weisz. Un uso de la colocación de estos personajes en pantalla que encarna las relaciones de dominio a lo largo de la película. Insertado todo en una corte real que parece funcionar más como retórica mordaz de nuestra estructura social meritocrática y aderezado con unas luchas palaciegas donde, como si de una parodia del despotismo ilustrado fuera, se hace todo por el poder sin el poder.

Las comparaciones, las más de las veces odiosas, acuden a la cabeza de cualquiera. Más allá de una clara inspiración narrativa en la famosa ‘Barry Lyndon’ o un combate hilarante con ecos de ‘Los Duelistas’, ‘La Favorita’ evoca cierto sabor a comedia satírica propia de ‘Tristam Shandy’. Más disenso debo anunciar contra las voces que creen haber presenciado la defunción de cierta ‘Identidad Lanthimos’. Ahí donde algunos ven extravío yo veo una evolución con valentía. Transformación que va desde la cámara y los objetivos –los planos cortos dan paso a grandes angulares- hasta unas actuaciones que parecen haberse liberado de ataduras de anteriores películas. Pasando por un guión que no es firmado por el habitual Efthymis Filippou y sus críticas a la moral e instituciones burguesas.

Bertolt Brecht escribió durante la Segunda Guerra Mundial que “nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad, no pudimos ser amables”. Lanthimos y su filmografía, como una suerte de profecía anunciada, parecen navegar por las tesis del poeta alemán. Una suerte de misantropía que en ‘La Favorita’ tiene una amarga conclusión: el poder no es disputado, es retenido y, en todo caso, transferido. Puede que al final seamos conejos, como ya escenificó Goya en ‘Duelo a garrotazos’, que luchan por un poco de zanahoria.
Sinzz3r
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30 de enero de 2019
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ser humano es un animal egoísta que, llegado el caso, hará lo que sea para sobrevivir.

Lanthimos retrata en esta adaptación del mundo real desde la visión de un ciudadano del mundo contemporáneo en un retrato caricaturizado pero preciso de la sociedad del siglo XVIII. Lo consigue estableciendo los problemas básicos del ser humano y nos caricaturiza de una forma dramática, que a veces hace gracia, pero otras, daño. Ha sabido generar un ambiente muy cómodo y realista para el espectador, tan solo la escenografía y en ocasiones los diálogos nos llevan a un marco más alejado en el tiempo, pero todo resulta normalmente auténtico. Lanthimos nos da una patada detrás de otra y nos ridiculiza con el objetivo de darnos un toque de atención.

A parte de todos esos guiños acerca del existencialismo y de las relaciones humanas, desde las sentimentales hasta las de conveniencia, pasando por las sexuales, el tema fundamental que se nos desarrolla en esta gran película es el del ansia de poder, centrándose en lo que es capaz una persona con tal de conseguir su propósito. Para ello se nos plantea un personaje débil pero tremendamente poderoso, del cual se van a intentar aprovechar diferentes personajes de carácter manipulador, a través de su inteligencia, con distintos intereses. En un primer momento pareces saber discernir a la perfección aquellos intereses positivos y negativos, pero, poco a poco, esto se irá nublando y te darás cuenta de que no existe lo bueno ni lo malo, si no los intereses personales o comunes, lo cual genera conflictos. Y de esos conflictos (sociales, políticos, emocionales, sexuales, mentales) es de lo que se sirve Lanthimos para advertirnos de los peligros que puede suponer llegar hasta las últimas consecuencias por conseguir lo anhelado a través de la manipulación.

Las tres actrices principales, con tres papeles muy complejos, están absolutamente espléndidas, y hasta el personaje más desagradable y complicado de desarrollar, que para mí es el de la reina, es llevado magistralmente por Olivia Colman. Rachel Weisz ejemplifica a la perfección el debacle de la manipulación, y Emma Stone, que demuestra que sí vale, y mucho, para esto de la interpretación, se marca un papel magistral llevando su personaje desde la nada hasta el poder absoluto, como contrapartida al de Weisz, pero también a base de esa malévola manipulación.

Otra película de sobresaliente de uno de los fenómenos actuales del cine que, trabajo tras trabajo, se empeña en imponer su mirada crítica y ácida para tratar de educar o advertir de lo que somos y de los problemas universales y eternos que seguimos padeciendo como animales racionales que somos.
Rubén Sánchez Díaz
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20 de enero de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La favorita sí es Lanthimos.
Esta mañana he ido a ver esta peli llena de expectativas (soy muy fan de Lanthimos, en especial Canino me parece una obra maestra), pero justo antes de entrar en el cine un amigo me dice que esta peli es un encargo y que ni siquiera el guión es de su tandem... momento choff.
Pero va y las dos horas de peli se me pasan en un segundo y sí reconozco a mi Yorgos Lanthimos <3
Y me ha pasado una cosa curiosa: me ha venido a la cabeza el universo Peter Greenaway y las tramas de Sarah Waters.

Vamos a reconocer a Lanthimos:
- Esas relaciones de amor retorcidas que rozan lo siniestro.
- Esas posiciones de cámara imposibles: picados en ángulo y bastantes escenas filmadas con lentes de ojo de pez que te hacen pensar que estas espiando, como mirando desde la mirilla.
- Una música minimalista, repetitiva y profundamente perturbadora.
- Unos bailes (danzas en este caso) que entre te ríes y te mueres de miedo.
- La omnipresente presencia de los animales, con un protagonismo que va más allá de su mera aparición en pantalla y que funcionan como alegoría: en este caso el pato (primer ministro) y los conejos (la reina).
- La lucha, lo escatológico, lo infinitamente ridículo.
- Una fotografía cuidada con una gama cromática y unas posiciones de cuadro impecables.

Emma Stone no me convence, claro, la tengo entre ceja y ceja desde Lalaland. Olivia Colman y Rachel Weiz (sobretodo) espectaculares.

No es drama de época, no es comedia de época, no es una peli cualquiera: es Lanthimos, un Lanthimos tal vez no tan salvaje, pero es él.
Imma Vllches
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