La versión Browning

Una de esas ejemplares películas inglesas, dónde se trasladan al celuloide prestigiosas obras teatrales partiendo del pilar básico de unos intérpretes sólidos que significan una vez más la inagotable cantera británica de actores sin que una puesta en escena algo afectada por ese origen teatral pueda romper la armonía, notable, de films globalmente siempre satisfactorios.
Se narra la historia de un ya casi jubilado profesor de latín en un colegio inglés (un gran Redgrave) quién está atravesando una importante crisis personal por todo tipo de motivos, lo cual no hace sino amargarlo más y avinagrar más su caracter, siendo dardo fácil de las críticas de los alumnos. Son motivos profesionales (una enfermedad lo jubila anticipadamente y no tiene derecho a pensión), sentimentales (su mujer le engaña con un colega joven), de mero aprecio o falta de éste por parte de sus alumnos. Una historia sólida, creíble y sentida. Una buena película.

Al empezar la crítica de esta película no puedo por más que referirme a una historia personal que me relaciona con ella.

Recuerdo que siendo yo muy jovencito, en los 80, daban películas en B/N después de comer, que yo de vez en cuando medio veía, ya que como sólo había dos canales tampoco había mucho donde elegir.

Apenas tengo recuerdos concretos, aunque si tengo destellos, como que por ejemplo que había un actor que salía en muchas de ellas y que no me sonaba de nada (era Ronald Colman), y eso sí, dos films que quedaron guardados en algún rincón de mi cerebro y que me llamaron mucho la atención. Unos años después descubrí tirando de recuerdos que uno era "La cicatriz" con Paul Henreid, y otro que no terminé de ver, pero que me conmovió, a pesar de mi juventud, en las pocas escenas que vi, que era "La versión Browning".

Pues bien, 30 años después, me encuentro con este título ya casi olvidado, y por supuesto me lanzo a verlo.

Y he hecho bien, el film es extraordinario, y reviví la emoción que me causó en el pasado. El ambiente escolar en el que se desarolla está descrito con ejemplaridad, con ese toque académico que solo el cine británico sabe dar, los actores impecables con un grandioso Michael Redgrave que personifica a alguien brillante en su campo de conocimiento, pero destruído en lo social, lo sentimental y lo profesional, y que ya tarde, muy tarde, empieza a darse cuenta de lo mal que ha vivido una vida.

Una historia de un ocaso si, pero también de una esperanza, y una disección de un matrimonio destruído y cruel. Todo ello desarrollado con brillantez y simplicidad, y con unos diálogos portentosos y llenos de ingenio y profundidad.

Sin duda un film único y excepcional.

Un profesor de clásicas se ve obligado a retirarse por problemas de salud. Amargado por este hecho que se une a su frustración por haber perdido el interés y la capacidad de enseñar, a sus problemas conyugales y a su incapacidad para imponerse cuando es necesario, le acompañamos en sus últimas horas de docencia.

Fantástica película que he conocido al descubrir en la televisión el igualmente fantástico remake de 1994.

De similar calidad, es interesante ver ambas versiones por sus pequeñas diferencias: mientras en el original la mujer es permanentemente odiosa y determinado incidente sólo eleva ligeramente su constante nivel de ninguneamiento marital, en el remake la mujer (cuya personalidad resulta menos perfilada) es igualmente patética y en general algo menos odiosa pero el punto de mezquindad alcanzado en aquél momento consigue despuntar. Podríamos decir que en la original el nivel de “odiosidad” medio es de 8 y se eleva puntualmente a 8´5 mientras que en el remake el nivel medio es de 7 pero alcanza el 9´5 en dicho momento.

También varían ligeramente las actitudes del alumno Pablow y el profesor recién llegado, y es un buen detalle la aparición de antiguos alumnos que aún tiemblan ante su viejo profesor pero también le aprecian.

La acabo de ver y ya van 5, y he de decir que tiene unos diálogos muy creíbles te metes por entero en la amargada vida del profesor muerto en vida llegas a sentir la amargura que siente por una vida totalmente desaprovechada tanto profesional como personalmente a veces llego a odiar a la esposa y luego los compadezco a los dos, pues creo que son dos almas totalmente opuestas y enfrentadas, la mente y el cuerpo, en definitiva para mi es una obra maestra.

Conmovedora película de Asquith, basada en la obra teatral de Terence Rattigan, que también se encargó de guionizar el film, nos cuentan la historia de un maestro de humanidades en un colegio de élite británico, que después de muchos años ejerciendo, tiene que retirarse por problemas de salud.
Con una portentosa actuación de Michael Redgrave, escenifica la figura del típico caballero inglés, flemático y educado, siempre al servicio del deber y la exactitud, descubriremos en los últimos días de su profesión, todo lo que esconde este hombre gris, al que sus alumnos, sus colegas y aún su mujer, creían muerto y carente de sentimientos.
Y será un alumno el que abra los resortes de humanidad enterrados en el viejo profesor.
Excelentes diálogos que promueven a la reflexión y estupendo retrato psicológico de un personaje que se irá transformando desde su amargura inicial, la cinta nos asegura una trama absorbente que nos va a remover todas las fibras de nuestro ser.
Que nadie espere acción. Es una película psicológica. Pero, Madre Mía, qué peliculón.