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Interestelar

Ciencia ficción. Drama. Aventuras Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores dirigidos por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) emprende una misión que puede ser la más importante de la historia de la humanidad: viajar más allá de nuestra galaxia para descubrir algún planeta en otra que pueda garantizar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
Críticas 878
Críticas ordenadas por utilidad
14 de noviembre de 2014
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Es el Leitmotiv real e inconfesable de la película. En el mundo fantástico de Disney el viaje al futuro, a las estrellas etc... son temas tratados de forma blanca y en el film se lleva a cabo también un esfuerzo para plantear la versión más políticamente correcta a la respuesta de la pregunta que formulo.

La película se nos presenta dentro del envoltorio del género de ciencia ficción pero seamos un poco serios: desde 2001 y después de la evolución digital han pasado ya demasiadas cosas como para que el espectador medio se deje impresionar por esas nostalgias. Para ello están las películas y series originales, entrañables a estas alturas.

Sea como sea entender que el tiempo durante los viajes interestelares no corre en la misma medida que en la tierra y que esto, en las idas y venidas, puede traer consecuencias da miedito porque todos, por poco sentido común que tengamos nos entendemos perecederos. Es por lo que a mi parecer es perfectamente comprensible que según quien, viendo venir lo inquietante del tema y del planteamiento que se le viene encima, opte por buscar un entretenimiento más ligero y evasivo.

Entretenida, por lo controvertido del argumento, por el enfoque y por el despliegue técnico, pero lamento ser aguafiestas:adolece de fallos que la dejan no sostenible más que como inspiración para juegos de videoconsola (su auténtica vocación mucho me temo).

Muchos ven la intervención de Matt Damon completamente prescindible pero yo debo añadir que la película es larga en sí porque no hay otra forma de dejar constancia de los efectos del paso del tiempo. El personaje de Matt Damon a lo que contribuye es a refrescar al espectador sobre la auténtica naturaleza humana, indepedientemente del medio en que se halle. Es un recordatorio.
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m m
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24 de noviembre de 2014
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Da la impresión de que a Nolan le pesa demasiado la responsabilidad de ser él mismo, de que una de sus más íntimas convicciones como cineasta es la de epatarse, la de tratar de estar a la altura de la imagen que él se ha forjado de su trayectoria.

INTERSTELLAR es (o quiere ser) la respuesta ensayísticamente superior al arrojo mentalista sobre el que cabalgaba la laberíntica peripecia argumental del film protagonizado por Leonardo DiCaprio. Y, al mismo tiempo, escénicamente, es la consecuencia modestamente opositora a la grandilocuencia realizativa que desconcertaba la firmeza de muchas de las virtudes de aquel. De esta jugosa paradoja surgen los grandes aciertos del ejercicio, pero también los pasmantes desequilibrios. Nolan parece no soportar la inesperada sencillez escénica exigida por la atractiva (y muy bien explotada) singularidad de su propuesta (situar la demarcación temporal en un parámetro bien reconocible por el espectador contemporáneo, es decir, urdir la ilación de aconteceres en un futuro no muy lejano al actual) y, por eso, decide ampararla, trufarla de densidad especialista documentada en eméritos ajenos.

INTERSTELLAR se sumerge de lleno en el terreno de la ciencia ficción, pero sin tolerar los fuegos de artificios propios del género, sin que las licencias audiovisuales socaven, encorseten, atenúen su contenido, pues los intereses del realizador son los de situar el conflicto principal del film en un terreno dramático-filosófico, dentro del cual las dificultades sobrevienen en el terreno de los postulados teóricos emplazados para justificar la credibilidad científica del film. Este aderezo, este trabajo teórico previo, esta sesuda obsesión por exhibir el esfuerzo de preparación, por desgracia, enreda, complejiza molesta e infructuosamente una historia central, estructurante, medular que sólo puede ser calificada de portentosa.

El film, tras presentar a modo de prólogo introductorio los parlamentos a cámara de un grupo de ancianos que relata la precariedad ambiental de un tiempo pasado (que, por lo tanto, sirven como elemento introductor de un largo flashback sobre el que se articula todo el entramado narrativo principal), nos presenta un panorama planetario inseguro, perecedero, angustioso: el planeta Tierra agoniza, no soporta más la superpoblación humana que lo ha consumido. Nolan acredita esta degeneración mediante una serie de hallazgos soberbios: la lluvia constante de polvo, la preponderancia desértica que éste otorga, el cultivo masivo de maíz como fórmula superviviente, el retorno del hombre contemporáneo a la vida agropecuaria...

La primera hora del film es excelente: al mismo tiempo que se nos sitúa de pleno en ese intuido apocalipsis final, se concretan con fluidez, soltura y justeza dos subtramas que, poco a poco, irán revelándose como definitivas: primera, el conflicto familiar que le sobreviene al protagonista (Cooper, un granjero ex-astronauta, que será llamado a capitanear la misión espacial encargada de encontrar a la desesperada un nuevo ámbito en el que la vida humana pueda continuar), cuando deba abandonar a su familia; segunda, la constatación por parte de la hija de aquel de una serie de extrañas caídas de objetos de su estantería, a las que nadie hace especial caso, achacándolas al miedo de la niña a los fantasmas.

Secuencias tan sugerentes y bellas como la de la captura del dron dirimen ese distanciamiento escénico a la inversa (a la modesta, a la depurada, a la clásica) que Nolan privilegia para desmarcarse de la aparatosidad de ORIGEN. De la misma manera, el tacto, la sensibilidad, la efectividad emotiva con la que plantea el conflicto paterno-filial rebelan que el potencial dramático del guión gestado por los hermanos Nolan va a ser emplazado como elemento primordial desde el que alejar a la propuesta de los protocolos más estridentes del canon de la ciencia ficción cinematográfica.

El segundo tercio del film, por desgracia, se encarga de inocular el mal de la complejidad mal entendida, de la disertación a bocajarro, del exceso preliminar convertido en aprieto. La película se convierte en su propio prospecto, pues lo que debiere haberse limitado a evidenciarse como dialéctica indagadora se convierte en puntual e iterada verborrea. La entrada en escena del personaje interpretado por Michael Caine tolera un exceso de información científica muy especializada que, en lugar de definir con claridad el itinerario posterior, lo que provoca es la fatídica imposición de una embrollado nivel intelectual que dirime una molesta estridencia verbal en los diálogos.

Por fortuna, el talento realizador, los modos de gran cineasta que posee Nolan atenúan ese exceso malbaratador ejecutando secuencias tan grandiosas como las de la estancia en el planeta acuático y, sobre todo, enderezando el rumbo del relato mediante un último tercio sencillamente magistral, en el que se pone de manifiesto lo capacitado que está para lo difícil y, por lo tanto, lo negado que está para lo estricto. En este tramo, el film es capaz de sobrevolarse hasta el principio ejecutando un asombroso y osadísimo “tour de forcé” sólo apto para directores muy convencidos de sus facultades.

Conclusión y arranque se dan la mano de un modo tan hipnótica y arrojadamente lógico, que demuestra que Nolan parece desconocer uno de los principios más básicos de toda ciencia: la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. El día que aprenda a que no hay atajo peor que el del barullo presuntuoso y sobrado, quizás, vuelva a dar en la diana como hizo con EL CABALLERO OSCURO. Mientras llega ese día, aficionado como es a constatarse en sí mismo, no tiene más que caer en la cuenta de su propia filmografía y verificar como solucionó la continuación al soberbio atolladero de un film tan definitorio como MEMENTO: deparando una obra de la extraña sencillez como la que supo fraguar en INSOMNIA.
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Musiczine
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30 de noviembre de 2014
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Mola. Mola mucho, no lo vamos a negar. Pero adolece de la comercialidad estadounidense tan ampliamente criticada. Pierde el toque de Nolan cuando trasciende de una ida de olla particular y se torna en una carrera por salvar a una humanidad moral y físicamente condenada al fracaso.
benssan
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14 de diciembre de 2014
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Cuidada producción de ciencia ficción donde todo brilla con luz propia, como las estrellas.
Con un argumento que mezcla ficción, ciencia y teorías, Christopher Nolan intenta contar una historia que se puede perder y se pierde en sus propias reglas, pero las respeta y por ello resulta pertinente.
Además, se busca un ápice de originalidad cuando la ciencia-ficción es un género interesante, pero agotado donde solo se pueden reutilizar normas y todo parece haber sido visto en otras películas. Esta por lo menos se esfuerza, aunque haya momentos muy parecidos a 2001 o Contact.
La labor técnica es muy digna de mención y muy premiable, pero da la sensación de haber sido vista ya.
La duración es excesiva, pero no aburre, cosa muy muy muy admirable.
Por otro lado es interesante la filosofía y la reflexión del lugar y el momento que vivimos, muy inspiradora, si se profundiza.
Con todo ello, Interstellar no logra ser una película maravillosa, pero sí un bien llevado producto, interesante y bien realizado que se mete en un género donde no se puede sacar más y encuentra como mínimo una visión personal.
Gerardo
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17 de diciembre de 2014
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Hay que saber que la película que estas dispuesto a ver es del director Christopher Nolan,con películas anteriores como Memento,Origen y El truco final. Son peliculas que necesitan un nivel de razonamiento durante la película y posterior a ella, no son para entretenimiento sin esfuerzo.Pero esta película es la guinda de Nolan.

He visto estas películas del director,pero,esta película utiliza términos que el 50% del público no entiende y necesita pensar para pasar a otra cosa.


Aunque seas de ese 50% de personas no te lamentes,ya que la película esta muy bien presentada y en cuanto a efectos técnicos es bastante buena,con su muy buena banda sonora y efectos especiales.

Y si no eres de ese 50% esta va a ser tu película y la vas a disfrutar de principio a fin,a pesar de su larga duración.

En cuanto a interpretación,Matthew McConaughey hace una actuación soberbia,de sus mejores interpretaciones. Una cosa que no puedo decir de Anne Hathaway,que parece que esta incómoda realizando su papel.Michael Caine,Cassey Afleck y Jessica Chastain son papeles que hacen falta en la película pero no te acordarás de ellos por estos papeles.
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Braulio rivero esteban
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