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De amor también se muere

Drama. Romance Helen Wright (Joan Crawford) es una seductora mujer que siempre consigue lo que quiere: vestidos, hombres, joyas... Un día conoce a Paul Boray (John Garfield), un joven y brillante violinista, que no se deja manipular. Al contrario: en esta ocasión y, por primera vez, Helen es víctima de su amor por un hombre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
4 de octubre de 2005
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Jean Negulesco, fue nominada al Oscar a la mejor música (Franz Waxman). Fue rodada en NY y en los estudios de la Warner. Constituye una obra emblemática del cine destinado al público femenino ("Cine para mujeres") de los años 40. Se inspira en una novela de Fannie Hurst.

La acción tiene lugar en NY en los años 30. Relata, en flashback, la historia de un violinista, Paul Boray (John Garfield), de familia modesta, que logra el triunfo gracias a su tenacidad. Recibe el apoyo de una dama adinerada, Hellen Wright (Joan Crawford), que se enamora de él sin ser correspondida en la medida que ella desea. Paul vive volcado en la música, por la que lo sacrifica todo. Hellen es frívola, caprichosa, solitaria y atormentada, casada con Victor (Paul Cavanagh) por conveniencia, se entretiene con galanes jóvenes, hasta que concibe un amor obsesivo por el violinista, al que somete a una fuerte presión posesiva. La madre del protagonista, Esther (Ruth Nelson), de carácter intrusivo, le asedia y presiona para que olvide a Hellen, a la que considera malvada y perversa. Entre la música, Hellen y su madre, Paul vive un drama interior que le llevará al borde del desfallecimiento. La película exalta la dedicación al trabajo de Paul e incluso su tensa dedicación a la música. La obra mueve a compadecer a Helen: su maldad, su alcoholismo y la pasión exagerada por Paul responden a una personalidad enfermiza, que no le permite ser dueña de si misma. El asedio de la madre se presenta como una manifestación maternal erróneamente orientada a las exigencias y sanciones (el enfado), en lugar de tender al razonamiento y al consejo. Los momentos más destacados de la película son el encuadre de la actuación de Paul a través de la copa de brandy de Hellen, el absceso de lágrimas de Gina en el teatro y su salida al exterior, la iritación de Hellen cuando ve su rostro reflejado en los cristales.

La música prolonga el metraje unos 40 minutos. Se oyen fragmentos del concierto para piano nº 1, de Tchaikovsky; "Humoresque", de Dvorak (de ahí el título original de la obra); la adaptación de "Carmen", de Bizet, a cargo de Vaxman; la "Sinfonía española" de Edouard Laló; la "Romanza de amor", de Tristán e Isolda, de Wagner. La interpretación de Paul al violín está doblada por Isaac Stern. La fotografia, iluminada con moderación, muestra unas escenas nocturnas excelentes. La cámara, con numerosos primeros planos, se detiene en el rostro de los personajes para trasmitir sus sentimientos. El guión define acertadamente a los personajes y contiene unos diálogos vibrantes. La interpretación de Crawford llena la pantalla de belleza, sensualidad, misterio y dramatismo. La dirección realiza una magnífica puesta en escena.

Melodrama romántico de los años 40, que ofrece buena música y una interpretación excepcional de Crawford, una de las mejores de su carrera.
Miquel
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1 de octubre de 2007
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un merecidísimo Oscar a la ineptitud puede muy bien otorgarse a quien tradujo el título original de la película al castellano. Kaput el suspense. Y debió quedarse tan tranquilo el buen señor...

"Spain is diferent", ¡Ay Señor! ...Bueno, a lo que vamos.

Negulesco nos regala un magnífico cuadro de caracteres, especialmente los femeninos. Madre, novia y amante son tres personajes cuya fuerza trasciende desde la pantalla a la sensibilidad del espectador. La autoridad materna, evidente desde la compra del primer violín, la ilusoria debilidad de la novia que estalla en mil pedazos en pleno concierto y la aparente independencia de la amante, supeditada a la fuerza del amor.

Sentimientos en tres dimensiones en los que se sumerge el espectador y a los que se doblegan el elenco masculino del film, el padre, el amigo pianista, el marido aparentemente engañado e incluso el propio actor protagonista.

La interpretación de ellos y ellas es francamente buena. A destacar el trabajo de Joan Crawford

Como no podía ser menos en una película sobre un genio de la música clásica, la elección de las piezas musicales es un factor fundamental en el éxito ó fracaso de la obra. Y en este caso las partituras elegidas son de una calidad contrastada y lo que es más importante, se integran plenamente en el argumento y en el sentimiento de la película.

Tal vez fuesen películas pensadas para un público femenino pero les aseguro que pueden ser disfrutadas por cualquier persona con sensibilidad, independientemente de su género.

Un reparo: Esa "frialdad" del protagonista, fruto y consecuencia de su obsesión vital por la música. Pero esa es la historia que quiere contar Negulesco y la que figura en el guión. "C´est la vie."
FATHER CAPRIO
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10 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Boray y Helen Wright, son dos seres muy diferentes. Él, ama a su violín; y ella -que parecía amar sólo el dinero-, fascinada con sus interpretaciones, de repente, siente que está enamorada de él. Paul, quiere triunfar porque lleva la música en la sangre y, la sra. Wright, quiere ayudarle a alcanzar sus metas porque, su felicidad, es la suya propia. Helen, tiene a su lado a un marido que la ama sin exigir nada… y, Paul, sabe que es amado por Gina, la muy joven y bella chelista… y también lo ama su madre, quien quiere su éxito sin obstáculos y con transparencia. ¿Podrá haber entre, Paul y Helen, esa compatibilidad necesaria para formalizar una buena relación?

Un magnífico estudio de caracteres es el que ha logrado el director, Jean Negulesco, con este exquisito drama donde, diversas formas de amor se entremezclan para causar tantos conflictos como alegrías… y tantos logros como desventuras; y quizás, en lo que respecta a la pareja protagonista, cuente el que, cada uno, piensa más en lo que desea que en lo que puede dar.

Basada en, “Humoresque” (1919), la novela corta de esa inmensa escritora llamada, Fannie Hurst (1889-1968), la historia fue adaptada al cine por, Clifford Odets y Zachary Gold, lo cual aseguraba que el buen gusto permaneciese en el carácter de los personajes como en los diálogos; y, Negulesco, daría lo mejor de sí para asegurar una puesta en escena brillante y con efectivas metáforas (Boray enmarcado en la copa de Helen… Victor jugando a acertar al blanco y con la infidelidad de su esposa… el bullicio de la ciudad convertido en música…); logrando, además, unas soberbias interpretaciones tanto de, John Garfield (sus escenas con el violín fueron todo un reto de montaje y de trucaje), como de, Joan Crawford, a quien se cuidó con total esmero como la gran diva que era. Junto a ellos, J. Carroll Naish y Ruth Nelson, resultan magníficos como los padres que se sienten bendecidos con el triunfo de su hijo; Oscar Levant, en otro de sus divertidos roles como el virtuoso pianista que da la mano al artista de turno… y el pequeño Paul, estuvo a cargo de Robert Blake, el actor que haría historia cuando, años después, protagonizase, “In Cold Blood”, y “Tell them Willie Boy is Here”.

Como historia semi-musical, <<DE AMOR TAMBIÉN SE MUERE>>, cuenta con una selección de temas clásicos inolvidable (Humoresque de Antón Dvorák; Fantasía de “Carmen”, de Georges Bizet; Liebestod de “Tristán e Isolda” de Richard Wagner; el concierto para violín en E menor Opus 64 de Felix Mendelssohn…) y el uso que hace el director de cada fragmento es de un excelente gusto que consigue emocionarnos profundamente.

Mención especial para, Isaac Stern, el prodigioso intérprete del violín que oiremos a lo largo de la película.

Una frase para recordar: “No es lo que eres lo que te duele, sino lo que no has llegado a ser”
Luis Guillermo Cardona
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12 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Helen (Joan Crawford), casada con Victor Wright (Paul Cavanaugh), es una acomodada, adinerada y también alcohólica mujer que decide promover la carrera musical del violinista Paul Boray (John Garfield), con quien entabla una relación amorosa. Joan Crawford.

La reina del melodrama había conseguido reponerse a la primera decadencia sufrida al final de los años treinta, y hacerse con el trono una vez más. El año anterior a esta película logró su único Oscar. Su interpretación es magnífica como la esposa ignorada y que se da a la bebida, pero se enamora de John Garfield un virtuoso violinista más preocupado de su carrera que de todo lo demás, ya desde muy niño. Entre ellos la posesiva madre de Garfield que intenta apartarle de su amante y que propicia el desenlace final.

Negulesco consigue realizar un drama redondo, con música realmente inolvidable y ambiente cargado de emoción, sobre todo en las secuencias de los conciertos a cargo de un Garfield, que, como se dice en la propia película “tiene más apariencia de boxeador que de violinista”. La Crawford está especialmente bella y sensual en la escena del último concierto al que asiste, con la boca entreabierta de placer, ensimismada oyendo la música que envuelve al resto de los personajes de este drama.

En esta escena se resume toda la película solo con las miradas de la madre, la antigua novia, ignorada por el violinista, del padre, de sus hermanos, del promotor y de su amigo (Oscar Levant haciendo el mismo papel de siempre, de pianista). Un 7,5.
Mag61
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25 de octubre de 2023
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Elegante y sofisticado drama romantico/musical, realizado con soltura e inteligencia, como era costumbre en Jean Negulesco.
Tiene la remora de ser, en mi opinión, demasiado larga para lo que cuenta y, además carece de verdadera emoción. Esto sucede por mostrarse todos los sentimientos y pasiones de forma literaria. Demasiados diálogos.
Pero tiene innegables virtudes, como la fotografía en blanco y negro, la música y un excelente John Garfield, entusiasta y perfecto en las escenas en las que toca el violín.
Mejor cuando el protagonista es un niño y cuando intenta hacerse un hueco estable en el mundo de la música. Luego más rimbombante, algo académico, pero interesante por mor de un triste y doloroso romanticismo que Negulesco eleva hasta las últimas consecuencias.

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Baraka1958
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