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Cielo amarillo

Western Una banda de ladrones de bancos recorre el desierto y llega a un poblado fantasma donde sólo vive una joven con su abuelo... El guión de Lamar Trotti se basa en una historia de WR Burnett y en "La Tempestad" de William Shakespeare. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
16 de junio de 2007
73 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por William A. Wellman ("Beau Geste", 1939), se basa en la novela "Yellow Sky", de William Riley Burnett (autor de "The Asphalt Jungle", 1949), inspirada en "La tempestad", de William Shakespeare. Se rueda en B/N, en Alabama Hills, Parque Nacional del Valle de la Muerte y Owens Lake (CA). Obtiene un premio WGA (guión de western). Producida por Lamar Trotti, se estrena en diciembre de 1948 (EEUU).

La acción tiene lugar en 1867, poco después de la Guerra Civil, en una localidad fronteriza indefinida de Arizona y en el pueblo abandonado de buscadores de oro llamado Yellow Sky. Narra la historia de un grupo de 7 forajidos, antiguos militares unionistas, desarraigados tras la guerra, liderados por James "Stretch" Dawson (Gregory Peck).

La película se enmarca en un paisaje desértico, abandonado y áspero, que acompaña el desbordamiento de pasiones salvajes de codicia, egoismo, celos, venganza, afán de poder. El relato desarrolla un potente arco dramático, rico en suspense, que culmina en enfrentamientos de gran violencia, inusuales en su momento. Pese a ser un western singular y atípico contiene los principales elementos del género: indios amenazadores, tiroteos, peleas a golpes, "saloon", forajidos y duelos. Es destacable la figura de la muchacha Constance Mae "Mike" (Anne Baxter), desenvuelta, que viste ropa de hombre, es diestra en el manejo de las armas y no rehuye las peleas. Desborda naturalidad, erotismo, sensualidad y feminidad. La atmósfera del film está construida en ambientes de oscuridad densa, con escenas nocturnas, espacios cerrados, proyección de sombras y claroscuros opresivos. Incluye una larga sucesión de crímenes, asesinatos entre forajidos, intentos de violación y un estremecedor duelo fuera de campo, que es la escena más destacada del film.

La música, de Alfred Newman, aporta gratas variaciones sobre un tema central de aires épicos, al que añade una canción tradicional. La fotogrfía, de Joseph MacDonald ("Pasión de los fuertes", 1946), es rica en recursos y hace uso de claroscuros tenebristas de gran fuerza. Sirvió de base a "The Jackals" (1967), de Robert Webb. Las interpretaciones de Baxter, Peck y Widmark son convincentes. La película es entretenida, vibrante, intensa y absorbente.
Miquel
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1 de junio de 2009
57 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Wellman me gustó la estupenda "The Ox-Bow Incident", que comienza de forma idéntica a "Cielo amarillo". Sin embargo las historias son diametralmente distintas...y en cierto modo desconcertantes. El factor "previsible" no se encuentra aquí ni por asomo.

Para demostración de cómo se las gasta Wellman sólo mencionaré una escena de "Cielo amarillo": aquella en la que los bandidos protagonistas y sus caballos, exhaustos y sedientos tras salir del desierto salino, acuden a beber en un manantial. La imagen se detiene en Gregory Peck y su caballo al borde del agua, ambos igualmente ansiosos: pero el caballo estira el cuello y con toda elegancia, posa el morro en el agua, mientras que Peck mete la mitad de la cabeza y empieza a beber con los modales de un gorrino. El largo camino empieza con un protagonista menos humano que su animal de montura.

Wellman trabaja en una sucesión de perfectas miniaturas de género, demostrando una flexibilidad que se le puede pedir a muy pocos y cuida hasta el mínimo detalle la ambientación, la tensión dramática, los personajes y, sobre todo, la fotografía que es un elemento esencial para lograr cierta atmósfera. Escenas como la larga travesía por el desierto de sal, el prodigioso tiroteo entre las rocas o la primera aparición de Anne Baxter están encuadradas en un sentimiento lejano a la realidad, como si al llegar al pueblecito abandonado en el que residen el abuelo y la nieta, se hubiese abierto una ventana a un fabuloso reino exiliado. Algo a lo que sin duda contribuye de manera determinante interpretaciones como la de Anne Baxter. Lo de esta actriz parece cosa de brujería: ella entra con esa carita anodina, sin decir ni hacer nada especial y a los diez minutos se merienda la película. Una intérprete de una clase muy difícil de encontrar y que trataré de explicar con un ejemplo: imaginad a un actor delgado interpretando a un personaje gordo, sin efectos ni prótesis. Imaginaos que a mitad de película y a pesar de la evidencia de lo que ven vuestros ojos, el actor os está pareciendo el colmo de lo obeso. ¿Magia?. Baxter no era bella, ni carismática ni intensa pero si su personaje lo era, entonces ella se las arreglaba para convencerte de que era la mujer más bella, carismática e intensa del mundo. Muy rara clase de actriz. Y muy buena.

Para finalizar, sólo quisiera indicar que "Cielo amarillo" es una película que difícilmente dejará indiferente. Como una caja china, no deja de abrirse en múltiples e inesperados compartimentos y de desmarca de una manera tan radical de todo el género al que supuestamente pertenece, que a pesar de ser cine clásico, resulta sorprendentemente...nueva.
Neathara
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2 de enero de 2011
43 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de forajidos se adentra en el desierto huyendo tras atracar un banco en una ciudad fronteriza. Cuando todo parece perdido, llegan a una fantasmagórica ciudad abandonada, donde encuentran a un viejo buscador de oro y a su joven y atractiva hija… y un montón de oro. Estamos apañados.

Dinero y mujeres. Las dos cosas que un hombre renegado, sumido en la miseria, desea con todo su ser.

Pero no olvidemos que una mujer con un buen par, que ha crecido sola y, sabiendo que no es nada fácil tumbarla -aunque Gregory Peck ya lo hubiera conseguido-, también desea a los hombres.

Y William A. Wellman lo vuelve a hacer. Otro western de viaje moral de unos personajes de vuelta de todo. Es difícil hacer un western atípico que contiene todos los elementos arquetípicos del género: forajidos, tiroteos, peleas a puñetazo limpio, duelos, indios y mucho whisky. Que cuando estás perdido en el desierto, no sirve de nada. Pasiones salvajes: codicia, venganza, afán de poder, odio, deseo. La ciudad fantasma, opresiva y asfixiante, no es más que el reflejo de los propios personajes, que acaban fundidos en la (auto)destrucción de sí mismos, enredados en una cruenta lucha fratricida. Sin idealismo ninguno. Sin retorno alguno.

El cuidado de cada detalle, la sutilidad en las reacciones de los personajes, la genialidad de cada encuadre, cada diálogo, es una constante en Cielo amarillo: la secuencia del comienzo en el bar, tan similar a la Incidente en Ox Bow, con los vasos pasando mientras todos mantienen fija la mirada en la muchacha del cuadro. El amago de violación, intensísimo. La pelea en el riachuelo, repleta de tensión. Y el primer beso de verdad, una maravilla de claroscuros. Y es que la fotografía de Joe MacDonald es sencillamente extraordinaria.

Y Anne Baxter. Destila sensualidad por los cuatro costados, rodeada de tanto hombre sudoroso y acuciante, para bien y para mal. Imposible ser un marimacho con ese rostro.

Cielo Amarillo es una ciudad seca, como los forajidos. Regada por un manantial de agua, como Mike.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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27 de marzo de 2008
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quienes amamos y devoramos el cine, especialmente el llamado clásico, es difícil, por no decir imposible, encontrar algo original. Muchas películas resultaron innovadoras en su tiempo pero, con el paso de los años, hubieron otras, remakes ó no, que se cortaron con los mismos patrones y es por ello, que al volver a ver aquel primer cine de siempre, puede parecernos una simple repetición de esquemas ya conocidos.

De este modo es frecuente cometer la injusticia de desmerecer obras que, en su tiempo significaron pasos nuevos y firmes en la historia de la cinematografía. Por eso, quiero con esta crítica rendir un pequeño homenaje a aquellos pioneros que como Wellman aportaron ideas frescas a este maravilloso mundo de los Hermanos Lumière.

Porque Cielo amarillo es, incluso hoy en día que se ha visto de casi todo, una película distinta. ¿Género?: El western. La historia de América. La quimera del oro. Los apaches en las reservas ó fugándose de ellas. La guerra civil en el pasado reciente. Los soldados volviendo a la normalidad ó al ¡Sálvese quien pueda!. El Valle de la Muerte. El desierto de sal. Los caballos resbalan. El agua escasea. La ciudad fantasma. La tempestad de Shakespeare.

Se ha dicho además que es un western con rasgos de cine negro. Pero a mi parecer, no tiene las características identificadoras del film noir. Aquí no hay vamps, ni buenos tipos a los que un cúmulo de circunstancias han metido en apuros, ni hampones propiamente dichos, ni detectives ni policías. Lo más negro (y blanco) que encontramos es una fotografía excepcional. Presten atención a las tomas en medio del desierto, jinetes sedientos junto a caballos en una cadena humano-equina. El desierto no es más que un espacio y un espacio puede cruzarse. Fíjense en la magnífica aparición de la ciudad fantasma de Yellow Sky. El ángel Anne Baxter: El agua al final de la calle, junto a las grandes rocas.

Western distinto, los malos (algunos) no tan malos, el sexo débil no tan débil, los indios no tan salvajes. Se pueden hacer Westerns de otra manera. Wellman nos lo demuestra. Con el tiempo hubieron otras visiones de lo que fue el salvaje oeste, el Wild West, visiones donde no ganarían los de siempre, visiones distintas y absolutamente necesarias. Este film de Wellman dibuja un Oeste humanizado, lo cual no quiere decir necesariamente bueno. Al contrario, la avaricia, como en aquella gran película Greed, los conduce a despellejarse vivos, todo por la Gold Fever, la fiebre del oro.

Bien Richard Widmark, de los mejores actores de la segunda fila. Bien, en su estilo acartonadillo de siempre, Gregory Peck, y excepcional Anne Baxter en un papel que hubiese podido ser interpretado por cualquier actriz novel con resultados correctos. Pero Anne Baxter lo borda, con realce, recamado y todo eso.
FATHER CAPRIO
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4 de mayo de 2009
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué director tan cojonudo que era Wellman y qué poco se le tiene en cuenta! Sus películas se caracterizan por dos cosas: la excelente dirección de actores, que hace que sus personajes sean carismáticos (Tom Powers, Beau Geste, Gil Powers o Mike); y la calidad de los guionistas que trabajan con él (fabuloso WR Burnett), que saben combinar sabiamente comercialidad y calidad.

¡Y cómo nos gustan los personajes femeninos con carácter! Vienna (Johnny Guitar), Jill (Hasta que llegó su hora) o Mike llenan la pantalla con su talento y esa feminidad que sólo las grandes actrices poseen. Junto a la inmensa Anne Baxter están los siempre solventes Peck y Widmark, acompañados por el resto de secundarios brillando también a gran altura.

A destacar asímismo la música de Newman, otro de los clásicos compositores de la época dorada de Hollywood.
Y finalmente, la calidad en la dirección de Wellman, en uno de sus mejores trabajos: Magnífico el paso de la salina, el uso de la luz y las sombras en el encuentro nocturno entre Stretch y Mike y sobretodo, el plano de medio rostro de Dude en su desafío con Stretch en el establo. Impresionante cómo plasma el director el reto entre los dos.

Poco más que añadir. Un western de artesano excelente y muy recomendable.
tantra
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