Agárrame ese fantasma

Posiblemente no sea uno de los dúos cómicos más trascendentales de la historia del cine, y más si tenemos en cuenta que cuando hablamos de Abbott y Costello, es bastante probable que alguien crea que nos referimos a unos dibujos animados de la factoría de Hanna-Barbera que se emitieron allá por los 60 y que alguna vez fueron repuestos por TVE.

Pero no, esta pareja, aunque no haya alcanzado la popularidad de Laurel & Hardy o los Hermanos Marx, al menos en España, protagonizaron una serie de comedias no exentas de calidad y de gran éxito en USA, entre las que destaca esta chispeante "Agárrame ese fantasma".

El argumento es simple: el azar quiere que reciban una herencia procedente de un gangster consistente en una mansión abandonada, lugar perfecto para fantasmas, apariciones y asesinatos. La película basa su fuerza en la conocida fórmula de que a un miembro de la pareja, el más asustadizo e infantil (Costello, cómo no), se le aparecen todos los fantasmas que el incrédulo y prepotente Abbott no ve, el cual además menosprecia a menudo a su compañero.

Llena de gags hilarantes(*) y bien construidos, hará pasar un buen rato al espectador. Y de hecho, dio pie a numerosas "secuelas" protagonizadas por la misma pareja, pero con otros personajes célebres como Drácula (con Bela Lugosi), el Hombre Invisible o el monstruo de Frankenstein.

Es que yo la vi a temprana edad, y me moría de risa. Me queda la duda si hoy en día, en la era de Harrys Potters, Jurassics Parks y Señores de los Anillos, si mi sobrino de seis años la viera, reiría como lo hice yo a su edad. Ahora me parece cruel que Abbott calmara los excesos de Costello a bofetones, pero correcciones políticas al margen, no me negarán el encanto de la escena de la sala de juegos cambiante o la candidez de los fantasmas de sábana blanca. Véanla con piedad, era el año 1941.

Vi esta película por primera vez hace treinta años. Si no recuerdo mal fue un 28 de Diciembre, en el programa de Chicho Ibañez Serrador "Mis terrores favoritos". Yo solía estar en la cama a esas horas, pero la película en cuestión debió parecer adecuada a mis padres y me permitieron hacer una excepción. Nunca me había reído como en aquella ocasión. Tanto es así que su recuerdo ha durado hasta hoy.
Es curioso cómo, aunque no había vuelto a saber nada de la cinta, la recordaba estupendamente. Muchos de los gags, los diálogos, las expresiones, habían quedado grabados a fuego y cuando esta noche, tanto tiempo después, he vuelto a verla, casi podía anticiparlos.
Desafortunadamente he descubierto una película de mucha peor calidad de lo que recordaba. Lou Costello está exageradísimo en el papel y el guión parece armado sólo para hilar las tontadas de éste señor y su partenaire Bud Abbott. Mis ojos de niño trataban de disfrutar, pero parece que hay cosas que el tiempo no perdona.

Toda una experiencia ver ahora esta película y contemplar en versión del año 41 los gags y roles cómicos que a algunos nos parecían nuevos en las comedias de los 80 y 90, y que sin duda alguien ya había inventado incluso antes de Abott y Costelo. Películas como 'Top Secret!' o cualquiera de la época cómica de Leslie Nielsen reprodujeron varias de estas ideas.

Tiene interés más por historia del cine que por la comedia en sí, aunque cuenta con algunos golpes que siguen funcionando. Entre ellos, varios momentos 'slapstick'. No se puede decir lo mismo de los chistes de diálogo, que escuchados hoy parecen bromas malas de patio de colegio.

Se basa además, para mi gusto, demasiado en la bis cómica de Costelo. Es una lástima que el guión no aproveche más, por ejemplo, el rol del médico amante de la ciencia e inocentón y su trama con la "guapa" de la historia. Aún así, ¡me he echado unas risas!

spoiler:
Mis momentos preferidos: el gag de Costelo en el coche con la pistola del gánster muerto, el baile en el que una de las protagonistas acaba arreándole a Costelo mamporros con los codos y la persecución de un fantasma a una de las chicas en la que éste intenta sincronizar sus pasos para no ser descubierto.

La primera vez que la vi fue en las emisiones matinales de "La Bola de Cristal" los sábados por la mañana, yo tendría unos 7/8 años y me pareció algo tan entretenido y divertido que siempre anduve deseando volver a verla. Ya de mayor, y con mis hijos pequeños, volví a revisionarla y experimenté de nuevo otra grata y amena sobremesa. Recientemente he vuelto a verla y sigo confirmando lo mismo.

Es, dentro de su humor "naif", ingenuo y pueril, una película emblema en la filmografía de Abbott y Costello: tan divertida y absurda que no hay por donde cogerla, con una serie de "gags" inolvidables y memorables, entre los que destacan la secuencia increíble de las velas; el perchero automático que acciona el mobiliario oculto de un casino y, el final con el dinero escondido en la cabeza...

Una maravilla tan entrañable y desternillante que merece mayor reconocimiento, al igual que su pareja de cómicos protagonistas.