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Sembrando ilusiones

Comedia Una extravagante millonaria que viaja por todo el mundo alquila todos los años en mayo una villa en lo alto de una colina de Roma. Su única pasión son las cartas, y su juego preferido es la "escoba científica". Peppino y Antonia, una pareja de un barrio pobre, esperan pacientemente la llegada de la anciana para jugar contra ella, ganar unos millones de liras y salir de la miseria. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
28 de marzo de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comedia italiana en los 70’ ya había alcanzado una madurez importante gracias al aluvión de películas memorables y divertidas que nos han concedido autores como Fellini, Monicelli, Risi o el mismo Comencini. “Sembrando ilusiones” (vaya con las traducciones de los títulos), cuenta con un reparto excepcional e internacional, incluso se comenta que Joseph Cotten tuvo problemas con el director italiano por su “secundaria presencia” en pantalla. Además, encontramos un planteamiento cuanto menos pintoresco, con una Bette Davis haciendo de excéntrica ricachona, obsesionada con apostar a las cartas frente a un desdichado matrimonio, genialmente representado por Alberto Sordi y Silvia Mangano. En la cinta salen a relucir no sólo dos formas de vida contrapuestas, cuya sátira resalta con el enfrentamiento entre el estrambótico comportamiento del cuarteto principal. Sino que también se acompaña gratamente con unos secundarios muy bien expuestos, como es el revoltoso grupo de niños que destaca entre la multitud del pueblo que aguarda entusiasmada el resultado de las partidas de cartas más disparatadas que se recuerdan.
hpbordon
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6 de mayo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué país puede competir contra un cine que tiene a Alberto Sordi? Cualquier cosa que toca, cualquier personaje que elige, cualquier guión lo adapta a su cara de buena persona y lo convierte en algo solemne, sencillo, discreto, honesto, creíble... los adjetivos se acaban y Sordi sigue, su figura llena cualquier recodo de la pantalla y devuelve al espectador la esperanza en que el hombre de la calle, un cualquiera, puede ser importante, alguien. Aquí se rodea de monstruos de la escena y sin embargo su carácter histriónico prevalece por encima de la maravilla de ojos de Bette Davis o del sereno nerviosismo de Silvana Mangano. ¿Y el guión? A estos transalpinos les das una partida de bolos y lo convierten en una obra de arte, más si buscan y rebuscan y vuelven a buscar y a encontrar. Me encanta su cine y me ha encantado este juego de la escoba adonde lo importante no es ganar, sino participar y divertirse... o no.
angel
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4 de diciembre de 2023
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318/20/27/11/23) Comedia negra italiana a reivindicar en su carga de profundidad por como expone la lucha de clases, desde el enfoque tragicómico que da su director Luigi Comencini, retrata a los perdedores de nuestra sociedad que intentan escapar a su sino con planes que no acostumbran a salir bien. El guion es de Rafael Sonego (“Detenido en espera de juicio” o “Una vida difícil”), considerada historia exponente de la commedia all'italiana, esa que da cancha con cariño al patetismo de unos seres desesperados.

Siendo muy atractivo aliciente su formidable cuarteto protagonista con los icónicos italianos Alberto Sordi y Silvana Mangano como el matrimonio pobre que en veladas de cartas la ilusión a salir de la pobreza, teniendo química sensacional (ganaron el David di Donatello por su actuación aquí). Sordi como Peppino, pusilánime chatarrero calzonazos, mangoneado por su esposa, apocado, proyecta pesimismo, con gran expresividad desde su estilo extrovertido. La Mangano como Antonia, tiene el hándicap que es complicado creérsela como pobre y no como una altiva burguesa, aunque ese toque altivo de aristócrata caída en desgracia le viene muy bien para sentirnos ante alguien que quiere recuperar lo perdido, o incluso dar marcha atrás a decisiones del pasado, dota de un fuerte carácter a su rol, haciendo verosímil como humilla una y otra vez a su marido, notable; En el otro lado del ring están dos intérpretes legendarios del cine clásico hollywoodienses, como la gran diva Bette Davis (doblada por Lia Zoppelli) con 64 años (aparenta muchos más), en un papel que le sienta de maravillo como pérfida ‘víbora’ con pose de anciana abuelita filantrópica, pero que esconde a una mujer tacaña y cruenta (como de muestra como trata a pareja de cartas), rol de mujer fatal que tanto bordó en su filmografía (“Jezabel”, “La carta”, “La loba”,…); Y está Joseph Cotten, el gran amigo de Orson Welles, y compañero suyo en el Mercury Theatre, así como coprotagonista de la mítica “Ciudadano Kane”. El actor aquí da vida a George, una especie de alter ego del Stroheim de la wilderiana “El crepúsculo de los Dioses”, criado amante de la ricachona, que soporta estoicamente las vejaciones de la mujer. Actuación comedida la suya como ‘pupas’. Fue su tercera colaboración con la Davis.

También tienen su importancia los secundarios. Como los hijos del matrimonio, que son el termómetro de la verdadera miseria, encabezados por la mayor, la tullida niña Cleopatra, la única que parece vivir en la realidad de lo que son y serán, no se deja nublar por las promesas de un mañana mejor. La actriz Antonella Di Maggio posee una expresividad muy intensa en la que fue su única actuación en cine; Mario Carotenuto como el profesor, es el ejemplo de la voz del pueblo, un gurú un tanto suigéneris; Rhigetto al que da vida Domenico Modugno (cantautor, guitarrista, actor y político italiano. Representó en varias ocasiones a Italia en el Festival de la Canción de Eurovisión. Fue también diputado y dirigente del Partido Radical italiano), papel de fatuo tahúr pomposo, antiguo pretendienta de Antonia, borda su interpretación con arrogancia natural; también bueno el profesor al que da vida Mario Carotenuto, especie de guía espiritual del barrio pobre, sentencia al principio: "El camino más corto para quitarle todo (el dinero a la anciana) sería su eliminación física. Pero como hemos aceptado este juego desde hace muchos años, debemos combatirlo científicamente y sin piedad"; Daniele Dublino como el sacerdote que refleja al Pepito Grillo que pone los pies en el suelo a los demás (al menos lo intenta) advirtiendo de que se la pueden pegar de tanto soñar, buena actuación.

Tiene mucho del neorrealismo transalpino en como radiografía a las clases humildes con crudeza. Es el lienzo agridulce de cómo los ricos se comportan de modo perverso con los pobres jugando con sus ilusiones de modo arrogante, en este caso es la excusa de como una ricachona anciana disfruta de modo obsesivo pasándoles por la cara millones de liras a la miserable pareja protagónica, ello mediante el McGuffing del juego de cartas de la escoba. Siendo los picos estas varias partidas nocturnas entre dos parejas y que se extienden incluso hasta el día. Esta desigualdad de clase es reflejada por el barrio marginal donde vive el matrimonio, donde hasta los niños trabajan (hacen coronas de flores para funerales) frente a ello la mansión en la que reside la mujer estadounidense, villa asistida por varios criados. Al parecer se ha querido ver una especie de alegoría sobre el Imperialismo USA, de como con su poder económico termina aplastando las esperanzas de muchos. Incluso en este sentido se ve a la figura del profesor como a un guía al suicidio de las ilusiones utópicas.

Una anciana americana rica viaja cada año a Roma con su chófer George para jugar en el juego de cartas scopone con el desvalido Peppino y su mujer Antonia. El escenario anual se mantiene inalterable: da las participaciones iniciales para que puedan jugar y, finalmente, gana el juego, rompiendo el sueño de la pareja de obtener una victoria y mejorar su suerte en la vida. Por último, su hija Cleopatra busca venganza en nombre de sus padres.

Tiene un desarrollo de especie cuento para niños, donde los protagonistas deben sacar el botín para su felicidad del ‘castillo’ regido por una bruja malévola, donde al principio la viejecita aparenta ser alguien bondadoso y caritativo, pero tras su fachada esconde la maldad de una bruja caprichosa y obsesiva con el dinero, que juega con los infortunados de forma grotesca, poniéndoles el ‘caramelo’ en la boca y luego quitándoselo una y otra vez.

Posee el film un humor turbadoramente malsano en como el matrimonio cual lechera hace cuentas con lo que van a ganar y luego rompen el cántaro. Se ponen una máscara de cariño para ella, cuando en realidad la odian, solo desean de ella sus millones, mientras la anciana los ve como un reto de pasatiempo nocturno con los que no tolera perder.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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