Me he llevado una agradable sorpresa con esta película cuya visión estaba reteniendo porque me había hecho un juicio previo sobre los dos actores principales a quienes consideraba incapaces de hacerme creer su homosexualidad. Y no es de extrañar después del conjunto de interpretaciones que tienen a sus espaldas. Posiblemente el tener un guión muy bien estructurado hace que el espectador vaya asumiendo la historia en la que muchos momentos podrían clasificarse de increíbles, pero muy agradables de ver. La realización es correcta a su vez y a mi modo de ver Jim Carrey se le escapa al director y hace continuamente de las suyas, especialmente porque tiene un gran dominio de la expresión corporal. Sin embargo en los primeros planos y a la hora de expresar sentimientos con un matiz homosexual se anula y es Ewan McGregor el que realiza un gran trabajo para hacer creíble esa historia de amor, y esto es lo mejor y por lo que vale la pena ver la película. El último plano de Ewan McGregor es soberbio y es una pena que el director haya añadido un plano más para que Jim Carrey haga una de sus payasadas. La música es muy agradable de escuchar, con canciones que suenan, pero me hace pensar que la banda sonora está compuesta para poder venderla aparte. Una cosa no me gusta, ni en esta ni en la mayoría de películas que utilizan la voz en off para hacer progresar la historia o para recordar momentos pasados. La imagen es la que debe contarle todo al espectador, o al menos lo más importante.