No es una comedia, no es un drama. Es más me atrevo a decir sin temor a equivocarme que para contar una historia tan desagradable en cuanto a las consecuencias que tuvo y hacerla por momentos divertida y por momentos dramática, se necesita de un gran cineasta y equipo, así como en este caso guionista. Steven Rusell era un mentiroso y un estafador, casi se podría decir que un Romeo contemporáneo donde las distintas modalidades de amar salieron a la luz y son tan válidas como las convencionales, pero cuando se enamoró de Phillip Morris usó sus métodos y estrategias pero para tener a su amado cerca siempre, hasta que la muerte real o falsa los separara. La escena en que los separan y Phillip corre detrás de él con "To love somebody", esa mítica balada romántica es conmovedora. No importa el sexo y dónde se estaba desarrollando la escena...eso es amor sin barreras. Es de destacar las actuaciones Jim Carrey, multifacético, pero no es difícil adivinar que su interpretación sería buena, pero Ewan Mc Gregor realmente me sorprendió. Muy acertada su actuación, las tomas y los planos. La música en muchos casos funcional a cada situación en una excelente composición de Nick Urata y DeVodka y ese final con el dueto de las Bodas de Figaro le dan a la película una solemnidad que sólo el amor de verdad puede exigir, ya que nada decente le quedaba a este hombre que hoy cumple prisión en reclusión perpetua. Un gran desafío en la obra de Jim Carrey