Llevar al cine uno de los mejores musicales de la historia, obviamente no iba a ser tarea fácil. Quince años después de ver el musical en Londres, debo reconocer que vi el film con más miedo que emoción. Tras todos estos años escuchando el libreto al completo, desconfiaba de la "magia" de Hollywood. Si hay algo que me pone muy nervioso es ver a actores de renombre en la cartelera de un musical.

La producción es sorprendente, y la puesta en escena magistral. El ambiente creado por los decorados y vestimenta nos sumerge en el musical y no salimos de él hasta los créditos. Hugh Jackman tiene un timbre de voz excelente, poniéndose prácticamente a la altura del gran Wilkinson. Anne Hathaway convierte una canción dramática en un gran momento cúspide de la obra, con una interpretación excelente. Desgraciadamente, la voz de Russell Crowe es lamentable, y su cara de perrito degollado no ayuda nada al gran personaje de Javert. Es más, lo hunde desde la primera nota a la última. Algunas de las canciones más importantes del libreto son prácticamente destruidas por una voz forzada y aburrida.

En general da gusto ver como los grandes musicales modernos siguen arrasando en taquilla como en los estrenos de Rodgers & Hammerstein. ¿Para cuándo Miss Saigon?