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España España · Premià de Mar
Voto de Martí:
7
Drama. Comedia A Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, le comunican por correo que ha ganado un premio. Cree que se ha hecho rico y obliga a su receloso hijo David a emprender un viaje para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante años por el alcoholismo de Woody, tomará un cariz distinto para sorpresa de la madre y del triunfador hermano de David. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, Alexander Payne nos sorprende con una deliciosa reflexión sobre estas cuestiones universales que, aunque modestas, rodean nuestro día a día y alimentan desde hace décadas los guiones del mejor cine. No es extraño, por lo tanto, que en dicha película encontremos referencias a determinadas películas de alto nivel, como por ejemplo Una historia verdadera (David Lynch, 1999). Pero Nebraska se distingue de ellas por la particular mirada desenfadada de su director, tan capaz de hacernos reír como de emocionarnos sin aparentar pretenderlo en ninguno de ambos casos. Una mirada hasta cierto punto distante (que no descuidada), en todo momento reticente a involucrarse en juicios morales u éticos, tan solo interesada en retratar lo mejor y lo peor de sus personajes; planteando preguntas más que ofreciendo respuestas y poniendo trabas al espectador en su intento de juzgar lo contemplado. El carácter de los personajes de Nebraska varía en función de a quien escuchemos: tenemos testigos que aseguran que Woody Grant no es más que un viejo egoísta interesado en vaciar los bolsillos a quien se le ponga delante, mientras que otros afirman que el bueno de Woody no es más que un blando cascarrabias incapaz de decir “no” a nadie.

Lo primero que llama la atención de Nebraska, último trabajo de un director impecable hasta la fecha, es su firme determinación en omitir las incontables posibilidades lacrimógenas que ofrecía un guión protagonizado por un anciano solitario y desprotegido. Este es, en cierto modo, uno de los aspectos que diferencian el trabajo de Alexander Payne del de David Lynch. No se me mal interprete: con ello no quiero decir en absoluto que Una historia verdadera pecara de sensiblería. Se trata, sencillamente, de que Nebraska nos muestra con más evidencia (y más tempranamente) ciertos defectos que sin duda los personajes de ambas películas comparten. Dicho en pocas palabras, si Lynch centraba su atención en el aspecto más conmovedor de la empresa de su protagonista, Payne utiliza dicha empresa para sacar a relucir virtudes y defectos de Woody Grant. Y como suele suceder en estos casos, los defectos se llevan la mayor parte del protagonismo. Una (savia) elección por parte del director que permite a la película analizar con elegancia y objetividad cómo Grant se relaciona con sus familiares, amigos y entorno. De ahí es de donde nace esta bella historia sobre la amistad, familia y también sobre la crueldad social que es Nebraska.

Es de agradecer, además, que una película tan cercana a las emociones humanas (a pesar de su “frialdad”) contenga importantes de humor. Un humor, como dijimos, nunca impuesto y nada prefabricado. Pues, en realidad, les secuencias que nos hacen reír responden a un tipo de situaciones que resultan graciosas por si solas; es decir, situaciones que contempladas en la vida real nos harían reír del mismo modo que lo hacen en la ficción. Como si Alexander Payne supiese que, a pesar de todo, la vida real contiene humor, y que para ofrecer un buen retrato de la misma no es posible pasar por alto este hecho. Estamos, pues, ante una película profundamente humana que, a pesar de no dejar títere con cabeza, tampoco condena irremediablemente a sus protagonistas, sino que los expone tal y como son sin miedo al rechazo ni a mostrar su lado más dulce. Una película más de un director al que nada se le puede reprochar, pues ha demostrado saber reinventar una y otra vez su propio estilo para mostrarnos interesantísimos aspectos sobre las personas; y que, para colmo, ha logrado con toda modestia hacerse un hueco en el sector comercial cinematográfico contemporáneo. Señoría, nada más que declarar.

http://cinemaspotting.net/2014/02/14/nebraska-alexander-payne/
Martí
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