Tras haber sido maravillado no hace mucho con "Mi dulce pueblecito" tambien de Jiri Menzel, dos años posterior a ésta, pensaba que aquí iba a encontrarme con otra joya costumbrista, si no tan disfrutable, al menos con los mínimos garantizados para pasar un buen rato con sano humor checo-castizo y pizcas de surrealismo, pero, oh decepción, lo que he hallado es una pieza deslabazada, que alterna momentos simpáticos e incluso hilarantes, con otros mucho más lerdos, ridículos y de bastante más pena que gloria. Los personajes, aunque provocan sonrisas en alguna de sus atolondradas acciones, en general resbalan por la cuerda floja de nuestro juicio, para ir a caer, finalmente, en la triste poza del tontismo, de la que, por desgracia, poco se salva. La idea de mostrar a individuos peculiares en un marco adjetivado por condicionantes rurales, con intención de presentar todo ello, desde una óptica cariñosa y especialmente atenta al disparate, no parecía ni mucho menos errónea y sin embargo no ha cuajado, quizás por el intento exacerbado de buscar el esperpento, que cuando no se dispone de la genialidad obligada para ello, generará un alto riesgo de fenecer en la tontería.

Se intuye que Menzel evolucionó como director en obras posteriores, como la que mencioné anteriormente, que sí es estupenda e incluso en su última hasta la fecha: "Yo serví al rey de Inglaterra" la cual merece tambien, sin duda, un visionado. A la espera me quedo de encontrar algún día otra obra suya dirigida en 1994 y titulada: "Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chomkin" en la que tengo puestas grandes esperanzas de volver a pasar, no como en ésta, otro par de horas entrañables.