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España España · sevilla
Voto de drelles:
6
Comedia Un famoso cantante, conocido por su reputación de conquistador empedernido (Dean Martin), llega con su lujoso coche a un tranquilo pueblecito llamado Clímax. Allí viven dos amigos: un fracasado profesor de piano, casado con una bella mujer, y el encargado de la gasolinera. Cuando reconocen al cantante, conciben la esperanza de que pueda ofrecerles una oportunidad para entrar en el mundo de la música. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sobrenombre de poeta de lo feo con el que se suele encuadrar a Wilder se cumple película tras película y en esta ocasión, pese a que el tema se prestaba a otros tratamientos, el autor se empeña en mostrarnos lo peor del asunto. La adaptación de la obra "La hora de la fantasía" de Ana Bonnacci esta hecha a su conveniencia: cambia el título por uno ciertamente horrendo, construye el guión añadiendo sal gorda en abundantes dosis y dirige a los actores de una forma grotesca y cruel.

El resultado es una película delirante en su primera parte, en la que la habilidad del vienés en mostrarnos el triste mundo de un pueblo perdido y la pobreza humana del músico obsesionado por los celos encuentra su premio en un buen puñado de escenas divertidas. Abundan los hallazgos visuales encomiables: el chaleco con el rostro de Beethoven, la gasolinera sin ventas, el lechero perseguido, etcétera. Wilde acosa con crueldad a estos personajes llenos de esperanzas incumplidas, adocenados en una vida inútil y miserable.

En la segunda parte el panorama cambia y el autor, a su pesar, se convierte en un moralista. El cinismo cede su lugar a la meditación y todos sabemos que este no es el estilo de Wilder. Por ello la obra se difumina perdiendo eficacia. Nos hace pensar en lo que otro autor menos apegado a la bajeza y ruindad humanas hubiera hecho con este material: por ejemplo un estilista de la imagen como Minnelli hubiera hecho encaje de bolillos con el juego que daba el enfrentamiento de dos mundos tan dispares como representan las dos protagonistas femeninas.

Película, por tanto, discontinua de la que queda el talento de Wilder y sus excelentes dotes para la comedia como digno sucesor del maestro Lubitsch.
drelles
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