Las respuestas que el "terror" oriental necesitaba se encuentran en "Three... extremes".

Takashi Miike con un relato escabroso y desgarrador, que destila tensión e intriga por los cuatro costados.
Fruit Chan dando una muestra de cine sutil y elegante, trazando una perspicaz parábola que posee una angosta atmósfera a ratos.
Park Chan-Wook, creando un relato incómodo, repleto de incertidumbre y que, pese a sus licencias cómicas, tensa la cuerda en el momento cumbre como si nada.

Como no, de la mano de dos auténticos genios y un futurible con bastante potencial, esta combinación de cortometrajes resulta tan sugestiva como inteligente por aunar en lo más escabroso con lo más estilizado, haciendo que se puedan observar los extremos contrapuestos del cine de terror, siempre y cuando entendamos el terror actualmente como una serie de sensaciones cercanas al mismo, pero que nunca se podrán si quiera arrimar a la verdadera percepción de lo que antaño fue, por ese vicio de perderse entre lo truculento y abrupto antes que ninguna otra cosa, principalmente.

Pese a ello, tanto "Box" como "Dumplings" nos introducen con un estilismo bastante marcado en la cinta, haciendo de sus mayores virtudes historias que van siendo desgranadas con grandioso estilo, para concluir con esa pequeña gamberrada no exenta de inquietantes sensaciones con la que el genial Park Chan-Wook ofrece lo mejor de su cine, para dar cierre a lo mejor (también) de una cinta que, por desgracia, será más recordada por las expectativas con que fue tomada, que por lo que verdaderamente ofrece: Emociones de primera clase.