Cuando Dios dijo: "Hágase  la luz" no tuvo problemas. Dominaba el monopolio. Una vez mordida la manzana de la sabiduría el género humano descubrió sus variantes y posibilidades de poder y enriquecimiento envueltas en papel de progreso y como siempre, la liaron parda. A finales de la década de los 80 y principios de los 90 del siglo XIX en los incipientes USA estalló una guerra comercial a tal efecto que la prensa título "Guerra de las corrientes" por aquello del predominio entre la CC  y la CA (continua y alterna). Las pobres corrientes no tenían culpa de nada sino aquellos que querían dominarlas y explotarlas como Edison o Westinghouse. O aquellos que ponían la pasta para ello como el banquero J.P. Morgan. Momento histórico apasionante con personajes fuertes que venían arrollando con el futuro como un tren a toda pastilla sin los frenos de Westinghouse.

Ahora no consigo recordar en qué otra película ya había sido tratado el tema y los personajes principales de forma más que interesante. En cualquier caso el asunto da para una gran película o en los tiempos que corren una extensa serie (Gómez-Rejón está curtido en la tv). La propuesta que nos llega con notable retraso de su director vió la luz en el 2017 lastrada de inicio por los recortes en la edición del productor "Harvey manos tijeras" que indirectamente acabó por darle la puntilla cuando se desató el escándalo de abusos del propio Harvey que acabó con su imperio fílmico dando lugar al movimiento me too. La película fue vendida y revendida dando tumbos hasta que llega "maltrecha y dolorida" a las pantallas.

Es innegable que cuenta con un gran reparto que se aplican con sus roles y acaba funcionando como una visión somera, simplista y didáctica de hechos y personajes suficientemente interesante para su visionado. Históricamente deja en el tintero muchos otros hechos y personajes que también estuvieron involucrados en dicha "guerra". De los precedentes europeos que sentaron las bases científicas de la distribución eléctrica de los que Edison y Westinghouse se aprovecharon nada se dice, ni de la multitud de compañías estadounidense que también jugaron sus bazas como la Thomson-Houston en la contienda. Todo queda relegado a dos oponentes con Tesla enmedio.

Tras un comienzo vertiginoso y algo caótico el asunto se asienta y ralentiza peligrosamente en un tono clásico, con gusto por los detalles y una notable puesta en escena. "La guerra de las corrientes" en un buen aperitivo para hacer boca en espera de que estos fascinantes sucesos sean tratados con el rigor y la libertad creativa que se merecen.

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