Con la incursión de varios directores a nivel mundial dentro del género gore, en México se han animado también a realizar las primeras películas características por su alto contenido sanguinario y de tortura, y aunque esta película no se encuentra del todo enmarcada en dicha corriente, su eje de campaña sí lo es, gracias a los elementos utilizados tan característicos del llamado gore y fortalecido con el lema: “Hay cosas que deberían permanecer enterradas”. Con esta película se comienza por explorar nuevos géneros en el cine mexicano, así como el análisis de su aceptación por parte del público que gusta por estas historias.

“Bajo la Sal” irrumpe en la escena cuando la situación en Ciudad Juárez y los homicidios perpetrados en contra de sus mujeres es un problema a flor de piel, que indigna y alarma al país completo e ignorado por quienes tienen a cargo el orden público; y aunque dentro del mismo filme se relaciona y coarta su historia con esta terrible realidad, por momentos no se puede exentar esa similitud con mujeres jóvenes laceradas, violadas y asesinadas brutalmente en la ciudad fronteriza.

Acertadamente el guión de Mario Muñoz da un giro inesperado y retoma un rumbo mucho más ficticio, llevándonos por el suspenso, con personajes de actitud extraña que desvía de las posibles conclusiones y por momentos extravía al asesino. Además el policía a cargo de la investigación trae consigo una historia propia que lo impulsa pero también le obstaculiza en su trabajo, el cual debe concluir antes de que se suscite un nuevo homicidio.

Película bien realizada a nivel técnico, pero de interpretación escasa. (¿Razones? en el spoiler)