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Voto de ernesto:
6
6.1
14,612
Comedia. Drama. Romance
Cansado de fingir ser un modélico y convencional padre de familia, Steven Russell decide que su vida deje de ser una farsa y le cuenta la verdad a su mujer Debbie (Leslie Mann): es homosexual y lo sabe desde niño. Se entrega entonces a una vida disipada, pero, para poder cubrir sus gastos, comete una serie de fraudes que lo llevan a la cárcel. Allí mantiene una relación amorosa con su compañero de celda, Phillip Morris (Ewan McGregor). ... [+]
22 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un actor que durante los últimos veinte años ha despertado tantos odios como pasiones entre la crítica y el público, ese es Jim Carrey. Un comediante desquiciado y desquiciante, tan brillante como vulgar, y que desgraciadamente siempre ha preferido dejarse llevar por películas, normalmente mediocres, hechas para su lucimiento, en lugar de adaptar su talento a proyectos de mayor embergadura. Aun así su carrera tiene algunas perlas rebosantes de originalidad en las que él sale especialmente bien parado. El show de Truman, Olvídate de mi, y, sobre todo, su trabajo en Man on the moon son muestras de un talento notable que muchas otras veces ha desperdiciado en comedias olvidables como Mentiroso Compulsivo o Como Dios, o en dramas bochornosos como El número 23.
Con Phillip Morris ¡Te quiero!, Jim Carrey intenta sumar un nuevo personaje a su reducida galería de buenos personajes y se queda en el intento, pese a tratarse de una película apreciable. La película supone el debut en la dirección, a cuatro manos, de Glenn Ficarra y John Requa que hasta entonces habían tenido una muy discreta carrera como guionistas en la que solo destacaba la película de Terry Zwigoff Bad Santa.
Phillip Morris ¡Te quiero! está basada en la historia real de Steven Russell, un hombre con una vida aparentemente perfecta, pero que en realidad es una mentira. Lleva toda la vida ocultando que es gay, y cuando, accidentalmente, su verdadera condición sexual sale a la luz su vida cambia radicalmente. Intentando recuperar el tiempo perdido se mete en una vorágine de gastos que solo puede solventar con engaños y timos. Algo que acabará dando con sus huesos en la cárcel. Pero no hay mal que por bien no venga y allí conocerá a Phillip Morris, el que se convertirá en el amor de su vida. Cuando Phillip sale en libertad, Steven llevará la mentira a extremos casi disparatados, con tal de poder reunirse con su amor.
Hay que reconocer que la historia es perfecta para hacer con ella precisamente lo que han hecho, una comedia de trasfondo profundamente dramático que se escora, a veces peligrosamente, hacia la caricatura más sangrante. Es en ese equilibrio entre comedia, drama y caricatura donde se encuentra el punto más débil de la película.
La comedia funciona bien, alcanzando momentos de ingenio bastante brillantes. Es aquí donde los directores se muestran más cómodos y hábiles con una dirección original, atrevida, imaginativa, y a veces arrolladora, al servicio de una historia que, tal vez, de otra forma no hubiera funcionado.
(sigue sin spoiler)
Con Phillip Morris ¡Te quiero!, Jim Carrey intenta sumar un nuevo personaje a su reducida galería de buenos personajes y se queda en el intento, pese a tratarse de una película apreciable. La película supone el debut en la dirección, a cuatro manos, de Glenn Ficarra y John Requa que hasta entonces habían tenido una muy discreta carrera como guionistas en la que solo destacaba la película de Terry Zwigoff Bad Santa.
Phillip Morris ¡Te quiero! está basada en la historia real de Steven Russell, un hombre con una vida aparentemente perfecta, pero que en realidad es una mentira. Lleva toda la vida ocultando que es gay, y cuando, accidentalmente, su verdadera condición sexual sale a la luz su vida cambia radicalmente. Intentando recuperar el tiempo perdido se mete en una vorágine de gastos que solo puede solventar con engaños y timos. Algo que acabará dando con sus huesos en la cárcel. Pero no hay mal que por bien no venga y allí conocerá a Phillip Morris, el que se convertirá en el amor de su vida. Cuando Phillip sale en libertad, Steven llevará la mentira a extremos casi disparatados, con tal de poder reunirse con su amor.
Hay que reconocer que la historia es perfecta para hacer con ella precisamente lo que han hecho, una comedia de trasfondo profundamente dramático que se escora, a veces peligrosamente, hacia la caricatura más sangrante. Es en ese equilibrio entre comedia, drama y caricatura donde se encuentra el punto más débil de la película.
La comedia funciona bien, alcanzando momentos de ingenio bastante brillantes. Es aquí donde los directores se muestran más cómodos y hábiles con una dirección original, atrevida, imaginativa, y a veces arrolladora, al servicio de una historia que, tal vez, de otra forma no hubiera funcionado.
(sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los apuntes dramáticos son más un trasfondo que una evidencia. El personaje de Steven es lo suficientemente patético, entre otras muchas cosas, como para entender que el fondo del relato, que no su forma, esconde un drama bastante más serio. Esto sirve para que el relato siga manteniendo los pies en el suelo.
Con todo esto tendríamos una película más que decente. Pero claro, tenía que llegar Jim Carrey y su peculiar estilo para convertir todo esto en una caricatura de la que no se sabe muy bien que pensar. Su interpretación impide que veamos en Steven Russell a un personaje real, que se enamora y que sufre. Algo que en Man on the moon y, en menor medida, en El show de Truman funcionaba a la perfección, en este caso se convierte en un lastre que neutraliza otras muchas virtudes que podían haber hecho de Phillip Morris ¡Te quiero! una película mucho mejor. Su compañero de reparto, Ewan McGregor, entiende mejor que Carrey a su personaje y él si que sabe hacer un trabajo que equilibra el tono de la película.
Con todo esto tendríamos una película más que decente. Pero claro, tenía que llegar Jim Carrey y su peculiar estilo para convertir todo esto en una caricatura de la que no se sabe muy bien que pensar. Su interpretación impide que veamos en Steven Russell a un personaje real, que se enamora y que sufre. Algo que en Man on the moon y, en menor medida, en El show de Truman funcionaba a la perfección, en este caso se convierte en un lastre que neutraliza otras muchas virtudes que podían haber hecho de Phillip Morris ¡Te quiero! una película mucho mejor. Su compañero de reparto, Ewan McGregor, entiende mejor que Carrey a su personaje y él si que sabe hacer un trabajo que equilibra el tono de la película.