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Mortdecai, el artista del engaño

Acción. Comedia Charlie Mortdecai (Johnny Depp) es un excéntrico marchante de arte que recorre el mundo en busca de una codiciada pintura que podría contener el código de una olvidada cuenta bancaria de los nazis. (FILMAFFINITY)
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
23 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
153/08(11/09/15) Fallido film de David Koepp, que vuelve a demostrar una vez más que es mucho mejor guionista (“Parque Jurásico”, “Atrapado por el pasado”, “Misión imposible” o “Snake Eyes”) que director, en esta además no se encarga del libreto. Esta es una cinta se las que se nota se lo han pasado mucho mejor los actores que los espectadores, un producto que aspira a ser una comedia de acción sofisticada con efluvios al estilo trepidante Guy Ritchie, y se queda en una nadería plúmbea, dejando claro desde su arranque sus intenciones huecas y sin gracia. Con un presupuesto de 60 millones $ construyen una elegante ambientación glamurosa pero sin un andamiaje que la vista con algo apreciable. Se basa en el primer volumen, "No me apuntes con eso", de la serie novelas cómicas escritas por el escritor británico Kyril Bonfiglioli, publicada en la década de 1970, seguían a un amoral y divertido marchante de arte británico, ayudado en sus aventuras por su criado y guardaespaldas ligón Jock Strapp. Es una película no consigue alguno de sus objetivos, siendo lo peor que llega a aburrir, con unos actores que sin control alguno, que van de lo sobreactuado a lo pésimo, el protagonista Depp abarca todo lo malo, insoportable, un histrión cargante, desde que hizo de Jack Sparrow parece poseído por el personaje y no hace otra cosa que el cansino y amanerado rol. Esta es la clásica cinta que el tráiler es mucho mejor que el film, y es que en el tráiler está lo medio salvable, y como el guión es un esperpento, su desarrollo hastía, resultando una esperpéntico mezcla de “la Pantera Rosa” junto con “El Gran Hotel Budapest”, esos í, extrayéndole lo bueno de estos films y dejando lo malo.

El protagonista es Charles Mortdecai (Johnny Depp), un comerciante de arte inglés al borde de la ruina, que encuentra en un encargo del inspector de policía Alistair Martland (Ewan McGregor), una salida a su maltrecha economía, debe encontrar una pintura robada de Francisco de Goya, obtendrá en 10% del dinero del seguro, para su misión contará con la ayuda de su fiel chófer Jock (Paul Bettany). Está casado con la bella Johanna (Gwyneth Paltrow), con la que tiene una relación tensa por haberse dejado él un singular bigotito que ella desea se afeite. También tienen importancia en el relato personajes como Emil Strago (Jonny Pasvolsky), principal sospechoso del robo, Spinoza (Paul Whitehouse), un traficante de arte, “El Duque” (Michael Byrne), un coleccionista de arte, Romanov (Ulrich Thonsen), un mafioso ruso, Krampf (Jeff Goldlum), coleccionista de arte americano, o Georgina (Olivia Munn), una bella ninfómana.

Koepp exhibe sus carencias como realizador, no sabiendo poner alma a un film más plano que el pecho de Keyra Knightley, junto a un puñado de buenos actores en una fiesta caótica sin pies ni cabeza, con una evolución de relato, embarullada, con personajes caricaturescos, compuesta a base de situaciones supuestamente divertidas y que en muchos casos roza la vergüenza ajena, hecha a mayor gracia de un Depp en sus más bajas horas de actor, supongo que inversamente a su cuenta bancaria. Cinta que trata ser comedia con el toque sofisticado y ácido inglés, navegando por el océano de la mediocridad, terminando por naufragar más que el Titanic. Repleta de clichés y tópicos, que paren gags que no llegan a proporcionar una mueca, lo peor es notar los intentos desesperados por hacer humor con recursos propios del hermano tonto de Forrest Gump. Discurre atropelladamente, alternando momentos sin humor con otros que causan estupor, donde la chispa y la frescura están perdidos que el cuadro, con diálogos que van de lo inane a lo estúpido. No tiene mordacidad, ni picardía, ni gracia, ni momentos destacables, te da igual lo que les pase a los personajes, te da igual la pintura, te da igual como acabe, bueno si acaso lo que quieres es que se acabe cuanto antes. La puntilla es oír al personaje Sir Graham (Michael Culkin) decir <El cuadro de Goya estará sucio y mal cuidado porque los españoles son sucios y mal cuidados>.

Johnny Depp mantiene con Gwyneth Paltrow una química nefasta, parecen dos polos opuestos que se repelen. Depp está...se pueden decir tanto malo de su “actuación”, pero no merece la pena machacarlo más, supongo que tiene derecho a poder pagar las letras de su pequeña mansión, su pequeño roll-royce o su pequeño yate. La Paltrow es un bonito florero, aunque seguro un florero hubiera aportado más personalidad. Ewan McGregor, resulta bochornoso en su rol. Destacar que aparece el otrora grande Jeff Goldlum, en un papel hecho con el piloto automático. Paul Bettany es el único que salvo del naufragio, loúnico potable y que intenta poner algo de carácter a su personaje, empático y con algo de vís cómica.

La puesta en escena es lo mejor del film, con un esmerado diseño de producción de James Merifield, rodándose en varios países y continentes, con fulgurante lujo en mansiones, decorados, vehículos y vestuario, esto de Ruth Meyers (“L.A. Confidential”), con una radiante fotografía de Florian Hoffmeister, de un cromatismo vibrante, con ágiles movimientos de cámara, esto apoyado en unos efectos especiales muy buenos en las transiciones para saltar de un país a otro, ayudando a este tono distendido está la música de Mark Ronson (debutante en cine) y Geoff Zanelli (“Disturbia”), con melodías de viento divertidas y ligeras.

La mejor definición es decir que es un chiste sin gracia alguna. Es una de esas pocas veces donde el fracaso de público es proporcional a la calidad ínfima del film. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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11 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña producción que, a pesar de su interesante elenco, su vistosa factura y de no andar escasa de medios, no termina en ningún momento de definirse y cristalizar en algo. Sus confusas intenciones, su estrafalario sentido del humor, el no saber si va en serio o en broma y si es una parodia o una crítica, hacen que su indiscutible calidad técnica sólo sea percibida en ciertos niveles de subconsciencia, detrás de una superficie de aburrida extravagancia. “Mortdecai” termina una película impredecible, mezcla inclasificable de géneros de la que resulta imposible anticipar si gustará o no a tal o cual perfil de espectador. Tan fácil de querer como de aborrecer.

Aunque de fondo haya una historia de robos y estafas en torno al mundo del arte, la película gira casi exclusivamente alrededor de sus protagonistas, Johnny Deep y Gwyneth Paltrow, una pareja de remilgados y snobs aristócratas venidos a menos, cuyas aventuras, desventuras y devaneos terminan siendo un fin en sí mismos, más allá de un medio para hacer evolucionar una trama totalmente subordinada a sus diálogos estirados y artificiosos galanteos. Su planteamiento me recuerda a una serie de los ochenta “Hart y Hart”, con Robert Wagner y Stefanie Powers, que interpretaban a una pareja de detectives superenamorados y empalagosos que resolvían crímenes entre caricias, piropos, besos y requiebros. Obviamente, aquello no tenía la más mínima credibilidad, pero era una época sin mucho donde elegir, así que se veía y punto. Que “Mortdecai” retome ese resbaladizo camino casi cuarenta años después, que, se antoja una frivolidad algo trasnochada.

“Mortdecai” se salva porque, a pesar de su simpleza y de ser una especie de Pantera Rosa en plan cachondeo total, está bien hecha y muchos de sus disparatados gags funcionan. Además, su reparto, su gran baza, funciona. Deep (con mucho maquillaje encima, como a él le gusta) y Paltrow (muy cómoda en su registro favorito) demuestran bastante compenetración y están reforzados por secundarios como Ewan MacGregor o un Paul Bettany cuyo papel de asistente servil hasta límites feudales es de los mayores aciertos de la película. Con todo, el resultado final no pasa del aprobado alto, consecuencia de no haber intentado algo más ambicioso, más coherente, con unos recursos disponibles con los que Guy Ritchie, por ejemplo, hubiese hecho algo un par de niveles por encima.
OsitoF
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11 de abril de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos llega a las carteleras sin hacer demasiado ruido esta “Mortdecay” con Johnny Depp como protagonista con un excéntrico personaje muy poco conocido por el gran público (aunque tenga 5 libros publicados con sus aventuras) y un reparto excepcional formado por Gwyneth Paltrow como la mujer de este, Ewan Mcgregor como investigador del MI6 y enamorado de la Gwyneth, Paul Betany como mayordomo y guardaespaldas de Mortdecay y en unos papeles mucho más secundarios la guapa Olivia Munn y un Jeff Goldblum al que hacía mucho tiempo no veíamos en el cine.

Con esta premisa yo tenía la esperanza de encontrar una película que me sorprendiera pero no ha sido así, si al principio esa forma de hablar que tiene los personajes con un marcado acento inglés puede resultar graciosa al poco tiempo de escucharlas se hacen pesadas y repetitivas si a esto le sumamos que la historia pueda parecer en algunos momentos ridícula y con un humor un tanto particular no ayuda a que nos encontremos una producción que más bien parece la copia de otras (Pantera rosa, Austin Powers, etc…) más que una producción con un estilo propio, tanto es así que a mi particularmente me ha interesado más la relación de Mortdecay con su mujer y Ewan Mcgregor que el propio hilo argumental de la película sobre el robo del Cuadro.

Y es que Johnny Depp aunque hace un buen trabajo con este Mortdecay ya resulta demasiado familiar en sus muecas y gestos y recuerda excesivamente a otros de sus personajes como el sombrerero de Alicia o Jack Sparrow algo que se está convirtiendo en demasiado habitual (ya no recuerdo un personaje suyo “normal”) esperemos que esto no le pase factura al igual como le ocurrió al estriónico Jin Carrey.

Aunque no todo es malo en la película ya que algunas localizaciones son muy vistosas y llamativas y las transiciones que se hacen al moverse de un país a otro son muy originales no levantan una producción bastante floja y que se hace larga y aburrida algo preocupante ya que estamos hablando de una comedia por lo que me da la impresión que este Mortdecay se ira de las carteleras como llego sin hacer mucho ruido una pena ya que el personaje y el reparto podrían haber dado más de sí.
Deividsan
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21 de noviembre de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película cómica dónde Mortdecai es un millonario, que debe una deuda a hacienda pública a la reina de Inglaterra, se dedica más bien a robar cuadros de arte, para conseguir dinero, dando el cambiazo.
Pero como hay un asesinato por medio y son amigos del inspector de policia. Le necesitan y tiene que ir a ver a unos ladrones de arte como él.
Entonces a raíz de eso se ve que "todos están a la que salta" con el dinero.
Y muchos que parecen amigos serán enemigos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
beadac231
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18 de mayo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso para navegantes: Mortdecai no está interpretado por Deep, sino que Mortdecai ES Deep. Una vez dicho esto, todos aquellos a los que no les guste demasiado el protagonista de “Piratas del Caribe”, es posible que “Mortdecai” les parezca una pérdida de tiempo. Y en cierto modo quizás lo sea.

La cantidad de muecas, posturas y movimientos de Deep son los verdaderos protagonistas de una película hecha para la estrella norteamericana, que disfruta con su personaje, pero que lo tiene tan memorizado que en muchas ocasiones el espectador tiene la sensación de que el que actúa tiene puesto el piloto automático. Para este papel no era necesario esta sobreactuación en un rol tan ingenuo y despistado, al que solamente salva de su propia estupidez el hecho de tener un sirviente muy eficiente y una esposa mucho más inteligente que él mismo.

La película parece tomar notas del patoso “Superagente 86” a la hora de afrontar la misión, esa que ni él mismo conoce. La necesidad de crear una historia coherente y con cierto sentido provoca que el guión busque en todo momento la complicidad del espectador a través de gags poco entretenidos que sirvan de hilo conductor. El macguffin del bigote no es más que un elemento de distracción que intenta ser gracioso, pero que en el fondo cansa casi desde el primer momento.

Quizás la película hubiera tenido una buena baza para explotar en la relación de la pareja protagonista, pero entre Deep y Paltrow puede haber cualquier cosa menos química. La relación entre ellos es inexistente y ni siquiera aprovecha los cuatro gags que tiene. La aparición de McGregor tampoco trae chispas, siendo al final todo muy mecánico.

Mucha expectación había generado “Mortdecai” para lo poco que ofrece finalmente, centrada en un argumento que no acierta a explotar por falta de ganas o de ambición, y que goza de un trío protagonista que no luce y al que se nota incómodo y desanimado. Demasiadas anclas para que el barco pueda navegar correctamente.
Moody
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