Europa, Europa

La historia que cuenta es buena por lo especial y única que es estando basada en hechos reales. Pero no soy capaz de meterme en una película que recae en la sobreactuación.

En muchas ocasiones, que menciono en los "spoilers", las escenas o determinados personajes son histriónicos y están sobreactuados, además de que el uso de la ironía o las metáforas rozan la cutrez.

En conclusión, aunque cuente una historia que puede enganchar y resultar interesante, me he quedado muy lejos de poder disfrutar de esa supuesta joya que muchos ven aquí.

Europa puede atribuirse el mérito de ser la autora de las dos ideologías -fascismo y comunismo- que han derivado en el siglo más sangriento de los habidos en la Humanidad. Nuestro siglo XX puede ser calificado sin exageración de catastrófico. Quizá el acontecimiento más intenso lo constituyó la Segunda Guerra Mundial con la devastación que suponen 60 millones de muertos en seis años, pero tampoco se quedan muy atrás los horrores del gulag, los de las purgas maoístas o la proliferación de guerras civiles y gobiernos despóticos arropados en la legitimidad de las ideologías antedichas.

Siguiendo la rocambolesca vida de un pobre chico en un tiempo intempestivo podemos hacernos a la idea de la desinrazón de los regímenes autoritarios. Imperando el odio generalizado y forzado a un imprescindible disimulo, nuestro protagonista sobrevive de forma milagrosa a la guerra. El punto de vista que se adopta es claramente oiginal. Nos acercamos a la maldad intríseca del comunismo y del nazismo no desde los elevados discursos o como producto de las obras de los grandes hombres, sino a partir de la cotidineidad del marginado, del refugiado, del huérfano, del escolar.

Aunque se deslizan algunas licencias artísticas en la narración de los hechos históricos, el marco histórico es sólido. Igualmente es meritorio el trabajo de ambientación y las actuaciones son aceptables.

Nos hallamos ante una historia de valores basada en el contraste con los antivalores que se exhiben, con una trama interesante que enmascara perfectamente el amargo sabor de la medicina. En lo pequeño también puede instalarse el horror, esta sería una acertada formulación de la moraleja de esta película.

Estamos ante una auténtico peliculón con una gran historia donde se mezclan elementos muy interesantes: la cobardía, las ganas de vivir, la soledad, la tristeza del recuerdo, el tener que ocultar quién eres... Salomón sufre una auténtica lucha interior al no poder ser quien realmente es, primero en el orfanato soviético, donde debe renegar de la religión y de Dios, o sea, del eje de su cultura y su forma de vivir. Después con los nazis es aún peor, tiene que ser totalmente distinto a como era antes y tiene que ocultarlo por su bien, lo que le mata por dentro. Pero eso no es todo, todo esto influye en las relaciones que establece con los demás personajes, sobre todo con los nazis, que ante todo se muestran como personas a las que simplemente se les ha comido el coco con una ideología absurda y que consideran a los judíos como algo inferior a ellos, y los que descubren que Salomón es judío se dan cuenta de que su ideología está equivocada y que los judíos son tan personas como ellos. Además, la película "ridiculiza" a los nazis haciendo que un soldado alemán, ario y nazi sea homosexual (los nazis están en contra de la homosexualidad, para quien lo no sepa), y sobre todo cuando se le toman las medidas de la nariz, la cabeza y demás a Salomón, lo que es una auténtica burla hacia los nazis (que la mayoría son marionetas en manos de cuatro chalados) y sus teorías. Otro aspecto interesante es el adoctrinamiento que usan los nazis y los stalinistas (sobre todo los primeros, porque los stalinistas al menos explicaban más o menos las cosas) con los jóvenes. Todo esto reflejando el curso de la guerra magníficamente, y es genial como influyen algunos acontecimientos de la guerra en la vida de Salomón, estando ambas historias perfectamente interrelacionadas. También está muy bien realizada la película, siendo un buen ejemplo el plano de la piscina con la esvástica nazi en el fondo y los chavales alemanes de la escuela haciendo el "concurso de natación". Otra de las cosas que hacen grande a este film son las grandes interpretaciones, de Marco Hofschneider y de Julie Delpy, que aunque aparezca poco en pantalla, cuando lo hace deslumbra. Una película completísima, una gran historia dentro del conflicto armado más importante de todos los tiempos, muy completa y, lo más importante: basada en hechos reales.

La directora, escritora y productora polaca Agnieszk Holland parte de la aclamada novela de Solomon Perel para contar una de las historias más increíbles de la segunda guerra mundial, y remarcamos el "increíble" para recordar una de las posibles definiciones de esta palabra (difícil de creer, que parece imposible) y es que es así, es una historia que como bien decía el hermano del protagonista nadie creería jamás. En ocasiones la realidad supera a la ficción, y este es uno de los casos que mejor ejemplifica este dicho. Sin embargo contar la increíble historia de supervivencia de este joven puede llegar a resultar lo de menos. La oportunidad de situar a un joven judío en medio del núcleo más duro del nazismo como ideología es su principal característica, regalándonos momentos en los que los dogmas del mismo cae por su propio y absurdo peso.
El mensaje de la cinta es de los más claros y originales que jamás he tenido la oportunidad de ver en una cinta de este género. Acostumbrados a la consabida crítica al nazismo por los crímenes que cometieron, en esta cinta nos encontramos una elegante, suspicaz e irónica crítica a lo absurdo de su ideología y las motivaciones para odiar a los judíos. La escena donde el profesor mide la cabeza del protagonista, o la propia relación que tiene con una joven Julie Delpy (co-producción con Francia, ahí la razón) radicalizada y enamorada de un judío sin saberlo son algunos ejemplos.
La película contó con una gran acogida internacional, gustando especialmente en Estados Unidos, donde recabó numerosos premios de la crítica especializada. Curiosamente, fue en Alemania donde gustó menos y las críticas fueron más tibias. La polémica llegó cuando el país germano decidió no nominar a la cinta a pesar de los premios recibidos, entre ellos el Globo de Oro. Alemania fue acusada de anti-semita por dicha razón y de seguir siendo incapaz de aceptar su pasado (razones en mi opinión absurdas). La Academia la rescató con una nominación a Mejor Guión Adaptado.

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Película recomendable, en especial para los amantes del que se puede considerar todo un género dentro del cine, el de la persecución de los judíos durante el nazismo; en este caso vista desde la perspectiva de un adolescente de religión que es testigo de algunos de los acontecimientos más destacables de la segunda guerra mundial, desde la noche de los cristales rotos hasta la toma de Berlín por los soviéticos. El protagonista le tocó vivir en zonas que unas veces estaban en territorio soviético y otras bajo control alemán, y se da cuenta muy tempranamente que la única manera de sobrevivir es desempeñar el papel que mejor se adapte a la ideología del correspondiente bando en conflicto. De esa forma, gracias a su astucia, y sobre todo a la suerte, consigue evitar ser víctima del holocausto.
El exterminio judío se nos muestra a los ojos del joven protagonista, que lo máximo que llega a ver es lo que permiten intuir los cristales tintados de un tranvía que atraviesa un guetto de Polonia, una de las mejores escenas de la película.