Película recomendable, en especial para los amantes del que se puede considerar todo un género dentro del cine, el de la persecución de los judíos durante el nazismo; en este caso vista desde la perspectiva de un adolescente de religión que es testigo de algunos de los acontecimientos más destacables de la segunda guerra mundial, desde la noche de los cristales rotos hasta la toma de Berlín por los soviéticos. El protagonista le tocó vivir en zonas que unas veces estaban en territorio soviético y otras bajo control alemán, y se da cuenta muy tempranamente que la única manera de sobrevivir es desempeñar el papel que mejor se adapte a la ideología del correspondiente bando en conflicto. De esa forma, gracias a su astucia, y sobre todo a la suerte, consigue evitar ser víctima del holocausto.
El exterminio judío se nos muestra a los ojos del joven protagonista, que lo máximo que llega a ver es lo que permiten intuir los cristales tintados de un tranvía que atraviesa un guetto de Polonia, una de las mejores escenas de la película.