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El arte de robar

Thriller Crunch Calhoun (Kurt Russell), un temerario acróbata motociclista de tercera y ladrón de arte ya retirado, acepta volver al mundo criminal y llevar a cabo un último y lucrativo golpe con su hermano Nicky (Matt Dillon). Crunch reúne a su viejo equipo e idea un plan para robar un libro histórico muy valioso, pero el éxito del robo los conduce a otro plan, mucho más arriesgado, ideado por Nicky. Lo que los hermanos no saben es que cada uno ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan este tipo de películas, de robos, de engaños y con giros en un guión retorcido. Hay muchas películas que empiezan con un argumento muy interesante, con mucha fuerza en la primera media hora, pero luego no saben concluir bien. A El arte de robarle pasa lo contrario, empieza siendo aburrida, con una narración tediosa, continua como una comedia un poco tonta, abusando de gags tontos. Pero al final mejora y saca partido al aceptable reparto de actores que tiene.

Russell es un poco mayor para el papel, pero se hace el tonto muy bien y Matt Dillon también hace un buen papel. El resto de secundarios resultan bastante acertados. El mas destacarle Terence Stamp.
Katheryn Winnick, esta mas guapa de rubia que de morena.
pikuet
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19 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La fortuna favorece a los audaces", audacia de tibia fortuna para un texto que se viste con excesivas capas que entorpecen, no ayudan, para llegar a su deseado corazón y sentir su esperada piel y movimiento suntuoso.
El arte de robar o el arte de volver loco a un espectador saturado de ilustraciones y apéndices informativos que van y vienen al gusto de un "Ocean´s eleven" de segunda división que no acaba de alcanzar su estilo pretendido ni saborea las mieles del éxito al que aspira.
Demasiados mareos y excesivas vueltas argumentales para un guión que sólo debe mostrar la sencillez e ingenio de la preparación de un fraude-hurto-estafa, su hábil y diestra ejecución y su avezado desenlace, abuso de rellenar los fotogramas y el tiempo con chismorreo, cuentos y una verborrea en la que sus propios personajes se pierden y eclipsan lo que debería haber sido el objetivo centro de la historia, planear-realizar-solucionar-divertirse, todo ello combinado con buena y potente acción, algunos gags irónicos, sutil comicidad espontánea, sabia combinación de los quehaceres repartidos y un toque distintivo en la picardía y gracia de cada uno de los papeles configurados, tan bien ejecutados en "The italian job" del que también se alimenta.
Un clásico grupo de ladrones de pinturas valiosas a quienes seduce el engaño y las trampas, donde encontramos al cabecilla, un añorado Kurt Rusell de fantásticos tiempos mejores al que le hacen dar demasiadas volteretas para ejercer su mando..., a la mente pensante de las ideas y estrategias, un Mat Dillon que aún conserva parte de su encanto y captación aunque excede en la venta de un glamour, gloria y elegancia que no necesitaba hipotecar ni alquilar, a un falsificador francés que aporta supuesta exquisitez y personalidad estilosa y al abuelo veterano de todo grupo que se precie, querido y estimado por su experiencia, aquí encarnado por un Terence Stamp que se ríe de si mismo como, más o menos, hacen todos sus miembros en una composición que gusta y entretiene, ameniza con ligereza válida pero a quien no le favorece esa referencia continua a éxitos previos de películas que si alcanzaron la huella e impronta que ésta deja a medio camino pues, su recuerdo no deja de ser anécdota curiosa, bonita y entrañable que no deja mayor poso ni peso profundo ni tiene más importancia que su visión cómoda y relajada.
No hay mucha sudoración nerviosa ni tensión electrizante ni pasión efervescente ni ambición estratégica ni gran locura de desmadre, un montaje de pollo más que lioso que suculento, que sitúa su acción entre Europa y Detroit para dar a entrever ese carisma internacional innecesario que se suicida el sólo ya que, el público busca la magnificecia de lo simple, la gran sencillez de lo siempre visto mil veces pero saboreado con gusto y placer a pesar de ello.
El guión necesita limpieza perceptiva de escenas sobrantes, de relleno de pavo que estorba, de locuciones torpes en su habilidad auditiva y de diálogos con fisuras que abren y plantean caminos cuya ruta atravesada no está del todo conseguida, una complicación voluntaria de la que sale medio airoso, más por tu cariño y estima hacia sus protagonistas y el intento de ambiente perseguido que por el mérito y acierto de un director que cumple y poco más.
Para complacer a la audiencia no hace falta tanto galimatías complicado ni tanto desbarajuste mental ni volteo direccional que hace más bien de tiovivo o noria descontrolada que otra cosa, la simplicidad-facilidad-claridad de saber lo que se quiere, a donde ir a por ello y como obtenerlo es gratitud apreciada y considerada con esmero, no por más rodeos, chistes y ocurrencias escénicas tienes más éxito.
Ser comedido es un valor que, en esta ocasión, no se aprecia y que se pierde, incluso, antes de tastarlo pues..., puedes probar muchos sabores, hacer combinaciones locas a gusto del ingenio del creador, dar mil giros con invenciones de todo tipo inspirador pero, aunque hay muchos tipos de refresco de cola que pueden valer para momentos alternos de distensión grata..., es indicutible que ¡Coca-cola sólo hay una!, sin apaños ni remiendos, la reina de las reinas; en la presente, estamos ante un logro aceptable de liga inferior.
Resultado gustoso y ameno aunque esquivo y desconcertante ante tanto giro de tuerca, el arte de robar el espíritu de muchos otros trabajos previos, de beber de su esencia más innata y audaz para no mejorarla ni superarla en la muestra compuesta.
La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, acá se les ha ido de las manos y han perdido de vista el punto, la línea y su perspectiva.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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23 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está mal! Como suele pasar, nada es lo que parece hasta el final y no se sabe quien gana o pierde. Me ha gustado el estilo gráfico de la película y la historieta sobre la mona lisa muy buena. Kurt Russell bien en su papel, a lo Danny Ocean y Terence Stamp muy cómico y ácido. Película recomendable si te quieres sorprender.
martinfdezcolsa
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27 de septiembre de 2020
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A veces me siento culpable porque películas como esta me gustan. No son un dechado de calidad excelente, pero el juego del gato y el ratón que aportan, el ahora te engaño yo y luego tú a mi con esa tramposa credibilidad y siempre con la satisfacción de que el plan sale bien.
Así es esta El Arte de Robar, una cinta capaz de robarte 90 minutos con engaños, comedia, mucha palabrería y una pizca de granujería. Jonathan Sobol (El Padre: La venganza Tiene un Precio) dirige una película entretenida llena de ladrones, algunos más listos que otros, con un buen enfoque de la situación y llevando bien a la pantalla un guión que él mismo escribe. Para plasmar la acción, recurre a la experiencia como protagonista de Kurt Russell (Tango y Cash) como un simple conductor que se dedica ayudar en los atracos como tal. Y, sinceramente, creo que ha acertado el director eligiendo a este señor para este papel. Le acompañan Jay Baruchel (Tropic Thunder) como buen contrapunto humorístico, Terence Stamp (Las Aventuras de Priscilla, Reina del Desierto) o un conceptual Matt Dillon (La Casa de Jack) como el tipo más listo del cotarro.
Con estos mimbres, Sobol crea una película convencional pero atractiva, lo justo para mostrarnos algunas obras de arte y las cloacas del mundo del latrocinio de museos, galerías de pinturas o incluso subastas. Porque el delinquir nunca duerme y estos tipos son de descansar poco.
Una película con sus fallas, pero con cierta gracia y solvencia a la hora de rematar la faena. Sencilla y fácil de digerir que hasta puede gustar a más de un despistado.
Siferval
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10 de diciembre de 2020
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La receta de esta película ya se ha visto antes, puede que no esté muy explotada todavía, pero ahí están Guy Ritchie, Tarantino, y diversos títulos como por ejemplo “Ases calientes” o “El caso Slevin”.
Se trata de juntar a un grupo de personajes peculiares, encarnados por buenos actores, en un plan delictivo, con algo de voz en off del protagonista para presentar a sus compinches, mucha música, enredos y humor negro.
En este “arte de robar” tan solo echo en falta una mayor genialidad en los diálogos.
Kurt Russell siempre está bien en estos papeles. Hace del típico ladrón harto de todo, con ganas de jubilarse pero obligado a llevar a cabo un último trabajo.
A “Lagertha” la tengo encasillada en “Vikingos” y no me la creo ni de morena ni de novia de Russell, el cual podría ser casi su padre. De todas formas su papel es menos importante de lo que parece al principio.
En cuanto al robo que se organiza, tiene muy buen ritmo y entretiene, con un “macguffin” algo original, pero tampoco inventan nada y le falta algo más de chispa en el montaje y en el argumento. El listón está muy alto por films como la trilogía de Danny Ocean. Pero no deja de tener sus giros y sorpresas, dejándose ver bastante bien para ser una película poco conocida, aunque tampoco es demasiado especial o memorable en ningún sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
i42poloj
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