Lo que queda del día

Lo que queda del día de James Ivory, es un drama basado en un mayordomo y sus vivencias en los años 30 y 50. Dirigida con un ritmo lento y pausado, es particular y propia en su modo de plasmar la trama, y lo hace de modo admirable y competente, llegando con naturalidad al espectador por su definición idónea e intachable que gusta y conforta ver.
La fotografía está llena de matices evocadores y está bien elaborada sobre todo en interiores, ya que estéticamente es decorativa y tiene imágenes maravillosas y espléndidas que te transportan al lugar. Y la música, es una hábil mezcla de intriga y nostalgia que estimula e inquieta sutilmente al público en su acompañamiento de la trama sin querer hacerse notar.
Las actuaciones son convincentes, remarcables y sobresalientes. Con Anthony Hopkins hilando un gran papel con firmeza e integridad y Emma Thompson realizado una interpretación encantadora y expresiva. Siendo notables también las interpretaciones de Christopher Reeve, Hugh Grant, James Fox, Peter Vaughan, Michael Consdale y Ben Chaplin. Los cuales están caracterizados con unos vestuarios elegantes, distinguidos y bien trabajados en una notable dirección artística a juego con unos decorados lujosos y ostentosos.
El guion, es interesante, sencillo y agradable, además de bastante realista y acertado, argumentado de modo algo desesperanzador pero creando una atmósfera verosímil y absorbente que gusta ver por su simpleza. Y es llevado a cabo con una narrativa explicativa con voz en off común y cordial, que es amena y directa en sus explicaciones por parte de los protagonistas que son quienes las narran, siendo el resto bastante equilibrado, académico y desde luego impecable.
Para concluir, cabe destacar los movimientos de cámara y planos detalles, acercamiento, travellings y seguimiento en un sobrio y oportuno trabajo técnico que saca lo mejor de la historia en sí, y un montaje que usa el flash-back muy apropiado y narrativo para ponernos en situación de lo ocurrido en esos 20 años.
Por lo que en definitiva, considero que es una obra agradable y confortante de ver, con 8 nominaciones al oscar, aunque no ganó ninguno por ser un difícil y competitivo año en el que La lista de Schindler arrasó en la entrega de premios. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, vestuarios y decorados, música, montaje y narrativa que hacen de Lo que queda del día una cinta merecedora de ser vista y disfrutada.

Es una de mis películas favoritas, no voy a decir nada que no se haya dicho ya así que voy a lanzarme a una crítica en clave de humor (en la que quizá exista algún spoiler), bastante difícil teniendo en cuenta el tipo de película.

La personalidad de Stevens es reprimida y tremandamente introvertida.
Es una persona rígida, como sí estuviera permanentemente en tensión y no supiera comportarse en situaciones que escapan de su rutina habitual y aunque pueda parecer un personaje aburrido no lo es. Es complejo, profundo y disciplinado.
Hopkins realiza uno de los mejores trabajos de su carrera dando vida al mayordomo Stevens. Sín ninguna duda él debería haber ganado el oscar de ese año en lugar de Tom Hanks.
Su interpretación es colosal . Su mirada expresa todo lo que no es capaz de decir y lo hace de tal forma que emociona sín hacer uso de parrafadas que provocan la lágrima fácil.
Pero no todo en la película es Anthony Hopkins, aunque casi.
Absolutamente todos los actores hacen interpretaciones inolvidables. La época en la que se situa así como su trama es tremendamente interesante.
El guión, la fotografía , la música,... Y esa tremenda tristeza en los ojos de Stevens,...Sín palabras.

Si tuviera que definir esta película con una palabra diría que es, ante todo, elegante. Y es que esta película rebosa elegancia por los cuatro costados, y no por el mero hecho de que la historia se desarrolle en un entorno de lujo y sofisticación, si no por la forma de contarla, por el desarrollo de la trama, por la ambientación, por el vestuario, por la banda sonora, por Emma Thompson y, sobre todo, por ese titán de la actuación llamado Anthony Hopkins.

Tras ver Lo que queda del día puedes quedar satisfecho o decepcionado con la película, te pudo haber parecido apasionante o aburrida, entretenida o excesivamente larga, te pudo haber interesado la historia o tal vez no te haya resultado atractiva en ningún momento, pero lo que es indudable, lo que es incuestionable, es que el protagonista realiza una actuación portentosa. Siempre me ha parecido que Hopkins no tiene todo el reconocimiento que se merece siendo, como lo es, uno de los mejores actores de toda la historia. Su voz, su mirada, sus silencios, sus gestos, su expresión corporal… sus actuaciones son (en su mayoría) para admirar y quitarse el sombrero. No hay más que verlo unos segundos para darse cuenta de que transmite más con una mirada o con una sonrisa que muchos otros actores con todo un discurso.

De Lo que queda del día me llevo, en resumidas cuentas, una cuidada ambientación, una historia interesante y el recuerdo de un perfecto mayordomo que resultaba ser una compleja y reprimida persona.

Uno de los mayores logros de James Ivory es sin duda Lo que queda del día. Para mi gusto es su mejor trabajo. La crítica la encumbró como debía aunque en la noche de los oscars se fue de vacío y el público tampoco respondió muy bien en taquilla.

Cuenta la historia de un entregado mayordomo que trabaja para un distinguido lord inglés cuyas simpatías hacia la Alemania de los años treinta en plena ascensión del nazismo suponen su perdición. Aunque indirectamente es testigo de los importantes acontecimientos que vive en la mansión a la que asisten importantes hombres de negocios y políticos de alto nivel, la devoción que siente hacia su amo le ciega por completo sus principios y los sentimientos incluido el amoroso. A pesar de sentirse atraído por una joven y eficiente ama de llaves, se muestra incapaz de confesarle sus sentimientos por no faltar a su obligación y a su señor.